Ser mujer es vivir constantemente en un periodo de guerra. Las guerras se hacen sobre las tierras, los espacios que habitamos y sobre los cuerpos de las mujeres. Estas afirmaciones nos dan una idea de las terribles consecuencias que tiene la violencia para la vida de millones de mujeres en el mundo y en el continente.

Desde hace ya más de dos años las mujeres de NuestraAmérica vienen alzando su voz en manifestaciones históricas en el marco de #NiUnaMenos; en cada uno de nuestros países, han protagonizado las más grandes movilizaciones por el Derecho a una Vida Libre de Violencias; por no ser asesinadas en el privado espacio de su hogar como consecuencia de una cultura machista que las convierte en objetos de los varones a quienes aman, por no ser violadas y muertas en el obscuro tramo de una calle por la forma en la que salieron vestidas, por negarse a ser botín de guerras o mercancía para el tráfico global con el fin de satisfacer los más bajos instintos y las perversiones de aquellos que intentan someternos, por no ser desaparecidas por organizaciones paramilitares o ejércitos al servicio de las oligarquías nacionales o transnacionales cuando se ponen al frente de la lucha por el agua, el territorio o la biodiversidad de las tierras ancestrales que ocupan sus pueblos. Por estas razones y otras muchas salen a la calle a gritar por su derecho a estar vivas, por su derecho a estar sanas, por su derecho a su integridad física y sicológica.

Más sin embargo, siguen siendo estigmatizadas y odiadas por levantar las banderas de sus luchas históricas, tachándolas de brujas histéricas que son incapaces de amar. Y esto es un oprobio no sólo hacia las mujeres sino hacia las luchas de nuestros pueblos, no es posible vivir en sociedades basadas en la solidaridad, la igualdad y la libertad si la mitad de la población nace ya bajo estado de amenaza.
Las mujeres han estado históricamente al cuidado de la vida, no sólo de la vida humana (niñas y niños, ancianas y ancianos, personas discapacitadas) sino que han garantizado la sobrevivencia de nuestros saberes ancestrales y de nuestra madre tierra, en actos de resistencia cotidiana contra el empuje acelerado de los enemigos de los pueblos.

Hoy, la derecha internacional, sus gobiernos, sus oligarquías y sus grandes capitales arrecian con enormes maquinarias mediáticas y de guerra tratando de apropiarse de nuestros recursos ambientales y económicos, Las mujeres se han puesto al frente de las luchas de las y los invisibilizados históricos, con sus fuertes manos y potentes voces agudas han acogido en su seno, sin miedo a perder la vida las necesidades del vivir bien de los pueblos de los que hacen parte.

Es por todas estas razones que desde Alba Movimientos nos unimos hombres y mujeres en la lucha que hoy lideran las valientes heroínas contemporáneas de nuestramerica, a sabiendas que la amenaza que se cierne contra ellas no es sólo contra la mitad de la población, es contra toda la población, y sus banderas son las de los pueblos del mundo.

Movilizándonos este 3 de junio, asumimos la lucha por el feminismo y contra el patriarcado y el capitalismo que son dos cabezas de un mismo cuerpo, como parte de nuestro horizonte estratégico, en el entendido de que no habrá paz, ni justicia mientras las mujeres no sean libres de toda violencia.
En cada uno de nuestros países, seguimos los pasos en el camino que marcan hacia la esperanza y la victoria las mujeres del continente,

#NiUnaMenos
#VivasLasQueremos

Coordinación Política
ALBA Movimientos
29 Mayo, 2017

Por REDH-Cuba

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