Medellín, julio 15 de 2017

«Nombrar el exterminio mancha la lengua, por eso se le buscan falsas metáforas de salvación. Pero la guerra no puede disfrazarse, es demasiado impresentable, y casi siempre, el argumento final del que carece de argumentos».

Los poetas y artistas invitados al 27º Festival Internacional de Poesía de Medellín hemos puesto nuestros ojos sobre el pasado reciente de Colombia, y lo que hemos visto casi sobrepasa nuestra capacidad de comprensión y reta, sin vencerlo, nuestro amor por la vida.

La cifras, que suelen ser frías, no lo son aquí: son el doloroso testimonio que han dejado décadas de injusticia y despojo, las hijas de un odio que debe ser extirpado del cuerpo de Colombia. Sólo en vidas que fueron segadas, nos han dicho que son 220.000; las víctimas, 8.425.398; Las desapariciones forzadas, 85.000. Las cifras, nos han dicho, son oficiales. No puede ser cierto, nos decimos. Y nos replican de nuevo: “son las cifras oficiales”. Entonces todo ese horror ha sido cierto, no se trataba de hipérboles: un pueblo instalado, durante más de medio siglo, en el dominio de la muerte.

Ya nuestra capacidad de comprender y de aceptar la realidad había sido puesta a prueba cuando, en un plebiscito precedido de mentiras y de una perversa manipulación de los legítimos sentimientos del pueblo colombiano, gana un No que aún resuena en nuestras conciencias. Resuelto ese duro impase, pensamos que lo peor ya había pasado, y confiamos en que así será, pero debemos estar atentos para que los discursos del odio y de la venganza no expandan más su veneno insidioso. Y vemos con alegría que las partes enfrentadas durante esas décadas de horror están no sólo atentas, sino que han dado pruebas irrefutables de que desean sinceramente y de corazón honrar la palabra escrita y firmada.

Aunque ya parezca un lugar común, volvemos a decir hoy aquí que la paz es un derecho irrenunciable de los pueblos y una obligación sin atenuantes de los gobiernos. Y como la esperanza del pueblo colombiano, renacida y fortalecida con la firma del Acuerdo Final, no puede ser otra vez traicionada, invitamos y pedimos al Presidente Juan Manuel Santos, al Poder Judicial y al Congreso de la República, a acelerar el cumplimiento de lo pactado, y muy particularmente, a no dilatar ni un día más la liberación de los insurgentes que aún permanecen en las cárceles mediante la amnistía, incluyendo la pronta gestión de la libertad de Simón Trinidad y a luchar de manera decidida y franca por el desmonte de las estructuras paramilitares, que son hoy el mayor riesgo de instalar de nuevo al pueblo colombiano en los dominios de la muerte y del odio; y a las FARC-EP, a no permitir que, pese a las dificultades, peligros y amenazas que acechan en el largo camino de la construcción de paz, a no permitir que decaiga la voluntad de paz de la que ya han dado pruebas inocultables.

Hasta hoy, vemos que el pueblo colombiano no ha sido el esencial protagonista de la historia, sino el que la ha padecido. De nuevo, basta mirar las cifras oficiales: los 177.000 civiles muertos por asesinatos selectivos y la ominosa cantidad de víctimas, casi 9 millones de personas, son pruebas flagrantes. Los poetas y artistas participantes de este 27 Festival Internacional de Poesía de Medellín estamos convencidos de que en la implementación del Acuerdo Final será esencial la presencia vigilante de la sociedad civil, e invitamos al pueblo de Colombia a blindar con su compañía lo pactado. El no cumplimiento de los pactos será la puerta de entrada, otra vez, al infierno de la guerra.

Hace exactamente dos años, en el marco de la realización de la II Cumbre Mundial de Poesía por la Paz de Colombia, los poetas invitados al Festival Internacional de Poesía de Medellín redactaron y firmaron un documento que decía, entre muchas otras cosas, ésta:

“La poesía y el arte pueden transformar el dolor y la tragedia, vividas en memoria y fuerza para afirmar la vida y derrotar las argucias de la muerte. Disponernos a trasformar las hondas heridas que han producido en Colombia la injusticia y su despliegue bélico, nos compromete a todos a una reflexión sobre este malestar, pero también a reconocer lo que fuimos antes de contraerlo y de lo que, ya superado, podemos llegar a ser. Si afirmamos sin titubeos que la poesía es un imposible realizado, la paz debería ser un imposible realizable. Ese imposible realizable volverá a poner en nuestros ojos el país que no han dejado ser.”

Nosotros hoy hacemos nuestras esas palabras y repetimos también las que nos dejara el poeta Dylan Thomas: “Y la muerte no tendrá señorío”. (“And death shall have no dominion”)

Firman:

Timo Berger (Alemania)
Tom Schulz (Alemania)
Odile Kennel (Alemania)
Graciela Maturo, (Argentina)
Samuel Bossini (Argentina)
Hugo Francisco Rivella (Argentina)
Maria Takolander (Australia)
Tina Elorriaga (Argentina)
Diana Araujo (Brasil)
Stefan Hertmans (Bélgica)
Marcia Mogro (Bolivia)
Jorge Torres (Colombia)
José Luis Díaz-Granados (Colombia)
Alejandra Lerma (Colombia)
Maria Tabares (Colombia)
Marco Fidel Cardona (Colombia)
Camila Charry (Colombia)
Lucía Parias (Colombia)
Gustavo Valdes (Colombia)
Carlos Ciro (Colombia)
Sore Snid Berrío (Colombia)
Maria Isabel Garcia Mayorca (Colombia)
Pedro Arturo Estrada (Colombia)
Orietta Lozano (Colombia)
Felipe Posada (Colombia)
Felipe López (Colombia)
Camilo Restrepo (Colombia)
Carlos Andrés Jaramillo (Colombia)
Kelly Jiménez (Colombia)
Daniel Acevedo (Colombia)
Lina Trujillo (Colombia)
Andrés Alvarez (Colombia)
Ronald Cano (Colombia)
Lorena Zapata (Colombia)
Gunnara Jamioy Izquierdo (Naciones Iku-Kamëntsá, Colombia)
Pedro Ortiz (Nación Inga, Colombia)
Eduard Encina (Cuba)
Elvira Hernández (Chile)
Jesus Sepulveda (Chile)
Gary Geddes (Canadá)
Peter Laugesen (Dinamarca)
Luis Carlos Mussó (Ecuador)
Luis Carlos Mussó (Ecuador)
Gerry Loose (Escocia)
Inger Mari Aikio (Nación Sami, Finlandia)
Marc Perrin (Francia)
Anne Kawala (Francia)
Stepháne Chaumet (Francia)
Peter Waugh (Gran Bretaña)
Nikolaos Vlahakis (Grecia)
Sabino Esteban (Guatemala)
Fabricio Estrada (Honduras)
Abhay K. (India)
Caterina Davinio (Italia)
Ann-Margaret Lim (Jamaica)
Hanane Aad (Líbano)
Khalid Raissouni (Marruecos)
Margarito Cuéllar (México)
Balam Rodrigo (México)
Natalio Hernández (Nación Náhuatl, México)
Fakhri Ratrout (Palestina-Jordania)
Najwan Darwish (Palestina)
Shirley Villalba (Paraguay)
Denisse Vega (Perú)
Zingonia Zingone (Reino Unido)
Mina Gligoric (Serbia)
Firas Sulaiman (Siria)
Svenja Herrmann (Suiza)
Haydar Ergülen (Turquía)
Savina Yannatou (Grecia)
Martín Cruz ((Colombia)
Spyros Manesis (Grecia)
Chinoy (Chile)
Polito Ibañez (Cuba)
Mauruicio Castillo –Chinoy-(Chile)
Saidash Begzy Oglu Mongush (Tuva-Rusia)
Baatarkhuu Tumendembere (Mongolia)

Por REDH-Cuba

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