Fuente: ALAI

En el día de hoy se conocieron las declaraciones de Donald Trump en relación con la guerra en Afganistán.

Recientemente habíamos comentado que una de las formas de atemperar la crisis en que se encuentra su administración, era involucrando a Estados Unidos en una guerra. El conflicto bélico siempre reduce las críticas al presidente y por un problema nacional muchas de las diferencias se trasladan a un segundo plano.

Las opciones de guerra para Trump eran unas cuantas y aunque ya realizó declaraciones en relación con Afganistán no podemos pensar que las otras posibilidades han sido olvidadas o desechadas por completo.

La guerra contra Corea del Norte es altamente peligrosa, para Estados Unidos y sus aliados asiáticos. El peligro nuclear no admite juegos ni equivocaciones. Sin dejar a un lado las amenazas, posiblemente los estrategas del Pentágono consideraron no era el mejor momento para iniciarla.

La guerra contra Venezuela también tiene sus peligros, además de enfrentarse a las fuerzas armadas, sería necesario también enfrentarse a la mayoría del pueblo, un pueblo aguerrido, que defenderá las conquistas alcanzadas. La oposición creada por Estados Unidos es conocida por las fuerzas del orden y en caso de una invasión u otro tipo de conflicto, en pocas horas estarían todos en la cárcel. Un problema en los campos petroleros venezolanos repercutiría fuertemente en la economía de Estados Unidos, es algo que debe pensarse un poco más y esperar para ver si el gobierno de Maduro se debilita.

Dentro de los otros conflictos bélicos en que Estados Unidos está involucrado, al parecer resulta el de Afganistán donde se considera pudiera obtenerse una victoria fácil y rápida.

En el campo de batalla ya están ubicados 8,400 efectivos, aunque en su discurso Trump no señaló cuantos serían los efectivos adicionales, en un momento se habló de 15,000 de los que la OTAN cubriría 5,000, sería necesario tomar en consideración si los planes han cambiado, pues ahora se habla de “ganar la guerra” y eso pudiera requerir un número mayor de combatientes.

Antes de que Trump realizara este anuncio, desde junio de este año, se había decidido enviar 4,000 efectivos adicionales a dicho país, pero la decisión se dilató en espera de conformar una estrategia nueva para aplicar en la contienda.

La situación de las operaciones es bastante complicada, los Talibanes controlan 48 de los 407 distritos del país, el gobierno controla un poco más de 100, el resto de los distritos cambia de mano de la noche a la mañana, los combates diarios determinan quien está en posesión de estos y precisamente lo que Estados Unidos aspira es a terminar esta situación y que el control gubernamental se incremente.

El discurso de Trump estuvo bien claro, en el mismo anunció que se levantaban todas las restricciones a las operaciones militares que se habían establecido durante las administraciones de Bush y Obama, dándoles luz verde a los militares para utilizar la fuerza en la medida que ellos lo estimen conveniente. Esto quiere decir que nuevamente conoceremos de crímenes horrendos, de drones bombardeando grupos de civiles, destruyendo hospitales, escuelas y pueblos completos donde “presumiblemente” se esconden los Talibanes.

Afganistán nunca ha sido un país fácil de conquistar. La experiencia de los soviéticos fue dolorosa. La propia experiencia de los Estados Unidos ha estado llena de muerte y destrucción, no solo para los afganos, sino también para los estadounidenses que vieron llegar a su país los ataúdes cubiertos con la bandera. Jóvenes muertos en una guerra sin sentido, que no ha modificado sus objetivos.

Quizás muy pocos recuerden que el pretexto para la invasión a la tierras afganas era la persecución y eliminación de los Talibanes, que según las autoridades estadounidenses, fueron los ejecutores de los sucesos del 11 de septiembre. En los 16 años transcurridos de aquel suceso, se ha conocido mucho sobre la operación que se realizó y además de las dudas sobre sus ejecutores, han surgido otras que pudieran recomendar el analizar, desde otro punto de vista, la política hacia Afganistán.

Dentro de los errores de la administración Trump, considero que este es uno de los más graves.

22 de agosto del 2017

Por REDH-Cuba

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