Indudablemente los seres humanos de la actualidad –e inclusive (como dijera Walter Benjamin1) los de la historia humana pasada y los posibles por venir–, no podemos ni podremos dormir tranquilamente por las noches, bajo la onceava bestia capitalista2 llamada Trump y el trumpismo: ¿o no gerente general Tillerson?


Fuente: Rebelión

Trump y el arsenal estadunidense trumpista

Donald Trump, furibundo presidente de los EUA, se vanaglorió hace unos días de que su primera orden como presidente fue “renovar y modernizar el arsenal nuclear”, aunque se ha planteado que para llevar a cabo realmente esto, no es cuestión de días o meses sino de años y décadas y que también se requiere que el congreso de los EUA lo apruebe anualmente, lo importante aquí no es en qué tiempo se va a renovar y modernizar, pues sabemos que el presidente Obama echó a andar ya ese plan y en ese sentido es que con su ufana declaración Trump exalta ese mandato como su primer orden presidencial. Y también enseguida ratifica esa orden advirtiendo que bajo su mando el arsenal nuclear “es mucho más fuerte y poderoso que nunca

Esto es, la abyecta amenaza pre apocalíptica que profiere al mundo entero es que él tiene todo el poder para usar contra los que considera sus enemigos ese inmenso arsenal que es sin duda el más poderoso y terrorífico, y aquí no hay tratados internacionales de reducción que valgan – vigentes o no vigentes– con las demás potencias nucleares especialmente con Rusia. Pues, en efecto, según el director ejecutivo de la Asociación de control de armas Daryl G. Kimball (que publica el diario “Post”): el arsenal estadunidense consiste en alrededor de mil 75 ojivas nucleares estratégicas colocadas en misiles balísticos intercontinentales, misiles balísticos lanzados desde submarinos y bombarderos estratégicos, además de 180 armas nucleares tácticas en bases europeas.

Pero no sólo es la declaración sobre su arsenal atómico sino que también ha propagandizado vehementemente su macroarmamento y la exigencia de aumentar el presupuesto militar de los Estados Unidos, así el 22 de julio inauguró el onceavo portaviones de la flota estadunidense y primero de una nueva generación de propulsión nuclear con costo de 12 mil 900 millones de dólares y bautizado como USS Gerald Ford. En una parte de su discurso patriota-belicista dijo: “Acero estadunidense y manos estadunidenses fabricaron un mensaje de 100 mil toneladas al resto del mundo: el poder de Estados Unidos no tiene rival…Cualesquiera que sean los horizontes por los que se abra camino este buque, descansarán tranquilos nuestros amigos y nuestros enemigos temblarán de miedo”. Inmediatamente pidió al Congreso aumento del presupuesto para que se puedan fabricar los “mejores pertrechos”.

Es del todo conocido que Donald Trump se rodeó de un gabinete y de asesores ultraderechistas y halcones sedientos de ganancias, recursos, territorios y sangre humana. Así Sabastian Gorka un asesor de la Casa Blanca en el mismo tono de su jefe (al que asesora), advirtió: “No pongan a prueba a esta Casa Blanca o a Donald Trump… (porque)… fuimos una superpotencia, ahora somos el hiperpoder”.

Amenazas y manifestaciones guerreristas extremas

El presidente guerrerista, Donald Trump, se descaró totalmente en sus pretensiones invasoras para apoderarse directamente de los recursos fósiles y mineros de la Venezuela aún chavista, pues amenazó el jueves 10 de agosto con una intervención militar a este país bolivariano de sudamérica: «La gente está sufriendo y está muriendo. Tenemos muchas opciones en Venezuela, incluyendo una posible operación militar en caso de ser necesario», dijo Trump a periodistas. El viernes 11 indicó que como Venezuela es vecino de su país y que como hegemón militar avasallante tiene tropas por todos los lugares del mundo, incluidos los que están más lejos, entonces sugiere que el territorio venezolano entra en su órbita inmediata de control y subordinación. El Pentágono, a pesar de todavía no haber recibido órdenes del habitante de la Casa Blanca, pero siguiendo esta enloquecida lógica guerrera del imperialismo trumpista declaró inmediatamente el mismo viernes estar “preparado para ayudar al Gobierno para proteger nuestros intereses nacionales y nuestros ciudadanos”, o sea para atender la petición del energúmeno de Trump de intervención militar en ese país caribeño de nuestramérica que se encuentra bajo el mandato de la recién instaurada Asamblea Nacional Constituyente madurista.

Donald Trump y su gobierno durante estos 7 meses de su mandato ha mostrado como nunca antes en la historia de los gobiernos imperialistas que inician sus periodos presidenciales, sus garras castrenses y directamente ha exhibido su emporio de bombas de todo tipo (incluidas bombas madres, Tomahawk y, claro, las nucleares) ejecutándolo y ahora empuñando las armas atómicas como si fueran juguetes para sobajar países que no obedecen sus dictados pues le resisten y que considera peligrosos para sus ambiciones de apoderamiento de recursos o de zonas geoestratégicas. Noam Chomsky, intelectual estadunidense crítico del imperialismo yanqui y atento a los bestiales arrebatos del Trump declaró recientemente a principios de Julio que “hoy el peligro de algún tipo de catástrofe es más grande que durante ‘la guerra fría’, y la mayor parte de la gente…no está consciente del peligro…deberíamos estar todos aterrorizados…por la persona que tiene su dedo en el botón y sus socios surrealistas”

En efecto, el castrense Trump sabedor de su poderío y de que tiene los hilos balísticos en sus manos ahora “juega” a las guerras en múltiples frentes: Siria, Afganistán, Yemen, y abre ya los de Corea del Norte y Venezuela.

Sobre Corea del Norte ya lleva 7 meses profiriendo advertencias y realizando en constantes maniobras militaristas. Pero especialmente en los primeros días de agosto ha intercambiado amenazas con Kim Jong-un y su equipo, pero sin duda Trump es el que ha alarmado a amigos y enemigos, a sus propios ciudadanos y a la humanidad entera. Los gobiernos de China, Rusia, los propios integrantes de la OTAN, el secretario general de la ONU, Antonio Guterres e incluso miembros del gabinete de Trump, han manifestado su preocupación por la retórica de confrontación y llaman a las partes a la negociación y a la diplomacia.

Así, mientras Pongyang ha hecho ensayos nucleares con nuevos misiles trasatlánticos declarando que sus armas atómicas pueden alcanzar territorios estadunidenses (incluso se especula que ha logrado la miniaturización de armas nucleares y producido ojivas), además de que amenaza con atacar o “estudiar cuidadosamente” el ataque a la isla de Guam en el sur del Océano Pacífico (a 3,500 kilómetros de su país), ya que allí se encuentra estratégicamente ubicado un destacamento militar de EEUU, se trata del escuadrón de submarinos nucleares nº 15 y un grupo especializado en desplegar las tropas tras las líneas enemigas; y también es utilizada de base de reabastecimiento de sus bombarderos B-1 y B-2 que por estos días ya llegaron en racimos para reforzar su capacidad de defensa y respuesta. Por su lado Washington con total y deliberada actitud provocadora hace continuados ejercicios militaristas conjuntos con Corea del sur, incluso ensayos de lanzamiento de bombarderos de misiles y de ojivas nucleares, movilizando sus flotas marítimas, submarinas y aéreas.

Trump ha lanzado con furia verbal su promesa pre-apocalíptica: “Más vale que Corea del Norte no lance otra amenaza a Estados Unidos…Enfrentarán fuego e ira como el mundo nunca ha visto”. Mientras que, por un lado, el pastor Robert Jeffries, de Texas, uno de los asesores evangélicos oficiales del presidente, afirmó con contundencia religiosista que “Dios ha otorgado a Trump la autoridad para eliminar a Kim-Jong-un”. Por el otro lado, otros actores de los círculos cercanos a la Casa Blanca pretenden aminorar los impactos alarmistas mundiales (incluso entre la ciudadanía estadunidense) que ha causado la verborrea amenzadora de Trump contra Corea del Norte. Por ejemplo respecto a que el arsenal nuclear estadunidense es “más fuerte y poderoso que nunca”, varios analistas aseguran que ello es una exageración y una mentira, pues Estados Unidos cuenta con el mismo arsenal que el que se tenía en la presidencia de Obama; pero por nuestra parte creemos que no, que puede ser que sea el mismo cuantitativamente pero cualitativamente no, porque Trump y el trumpismo encarnan el potencial apocalipsis que se cierne sobra la humanidad y el planeta Tierra. Por otro lado, el secretario de Defensa de USA, James Mattis indicó que el “Departamento de Estado hace todo un esfuerzo por resolver esta amenaza global por la vía diplomática pero… debe destacarse que las fuerzas armadas aliadas combinadas ahora poseen las capacidades defensivas y ofensivas más precisas, ensayadas y robustas en la tierra”. Y Rex Tillerson, el secretario de Estado ha tenido que salir a tratar de calmar los mensajes extremos de su jefe Trump, diciéndole a sus propios conciudadanos estadunidenses que “deberían dormir bien de noche”.

La locura militarista y nuclear y el primitivismo climático de Donald Trump como amenazas pre-apocalípticas: ¿dormir tranquil@s?

El ministro venezolano de Defensa, Vladimir Padrino López, tildó de locura la advertencia hecha por el jefe mayor de las fuerzas armadas de los EEUU, y alarmado declaró: “Yo digo que esto es un acto de locura, de supremo extremismo; hay una elite extremista del gobierno de los Estados Unidos con la que realmente no sé qué está pasando, qué va a pasar en el mundo, sí es que se va a acabar con la humanidad, con el planeta Tierra y todos sus recursos”.

En este mismo tenor el presidente indígena de Bolivia Evo Morales aseguró que tanto el secretario general de la ONU, Luis Almagro como Trump están locos por querer derrocar el gobierno legítimo y legal de Nicolás Maduro. Y particularmente declaró que el presidente imperialista Donald Trump quiere dominar el mundo mediante las guerras y que las potencias capitalistas como Estados Unidos utilizan esos instrumentos de muerte para tratar de solucionar la crisis del capitalismo.

Por su parte el astrofísico y medioambientalista franco-canadiense Hubert Reeves calificó en una entrevista hace un par de días a Donald Trump de la siguiente manera: “Es un ser un poco primitivo que aplica la noción del beneficio inmediato a los empleos del petróleo”, esto en referencia a que Trump niega y ataca el cambio climático, los acuerdos de París y aprueba seguir aumentando la producción a toda costa de carbón y petróleo, para no poner en riesgo su planta productiva. Así Reeves denuncia a Trump como un ser obcecado y que no entiende la importancia de virar a las energías renovables.

En efecto, en los tiempos actuales como nunca en la historia de la humanidad, se han visto fenómenos climáticos y destructivos de tal envergadura totalmente proto-apocalíptica para la humanidad y el planeta entero.

A nivel del caos climático y para no ir más lejos en los recientes meses de abril a julio, están algunos terribles ejemplos: a) Incendios en los bosques de Portugal. b) Desprendimiento de icebergs en el Ártico y el Antártico, particularmente el gigantesco de 5 mil 800 kilómetros que se desprendió de la barrera de hielo Larsen C al oeste de la Antártida, c) Temperaturas de más de 50 grados en países europeos. d) Cambios drásticos en las corrientes marítimas del Atlántico. e) Tormentas en Filipinas con vientos de 300 mil kilómetros por hora. f) Incendios en las tundras de Groenlandia, el Ártico y Siberia, así como fugas de metano en las capas de hielo que se derriten en esas zonas.

A nivel del uso militar masivo de las armas tenemos ya los ensayos mortíferos ejecutados de las bombas trumpistas en Siria y Afganistán, y respecto a las nucleares, como vimos, tenemos las bestiales y damocleanas amenazas que penden sobre las cabezas de la humanidad entera y no sólo la de los habitantes de los países nuclearistas involucrados en la demente carrera armamentista y en las escaramuzas atómicas que pueden convertirse pronto en reales. O sea materializarse hecatómbicamente en la primera y última guerra nuclear global.

Indudablemente los seres humanos de la actualidad –e inclusive (como dijera Walter Benjamin1) los de la historia humana pasada y los posibles por venir–, no podemos ni podremos dormir tranquilamente por las noches, bajo la onceava bestia capitalista2 llamada Trump y el trumpismo: ¿o no gerente general Tillerson?

Notas: 

1 Véase Miguel Ángel Adame Cerón “La historicidad crítica de Walter Benjamin para los tiempos pre-apocalípticos actuales”, en: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=230159, 12-08-2017.

2 Véase Miguel Ángel Adame Cerón: “Trumpismo y los otros 10 jinetes del Apocalipsis de la Bestia (K)” en http://www.rebelion.org/noticia.php?id=225618, 21-04-17.

Por REDH-Cuba

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