América Latina, el perro echado en la alfombra

Apenas proclamado ganador de las elecciones últimas Kuczynski viajó a EEUU a saludar a Donald Trump. En humillante y memorable dialogo PPK le dice a Trump, América Latina, salvo Venezuela,  es como un perro echado en la alfombra. Expresión anglosajona que significa estado de docilidad y ornamento. Y se comprometió a hacer lo necesario para que esto siga así. No se atrevió a decirlo públicamente, pero viene actuando en esta orientación.

Las malas lenguas (que para estos menesteres son las mejores) dicen que en este viaje PPK no solo va a rendir pleitesía al magnate gringo sino principalmente a agradecerle por el invalorable apoyo prestado en su triunfo electoral. Según esta versión, el Departamento de Estado USA y la DEA jugaron un rol decisivo al torcer la votación del VRAEM a su favor. Este voto, masivo por la ninja naranja, no habría ingresado al cómputo general. Keiko y el fujimorismo siguen con sangre en el ojo porque de contar con estos votos, habrían ganado las elecciones del 2016. Eso de que los naranjas ganaron las elecciones, no es entonces, una alucinada necedad sino la versión 2016 de lo que sufrió Lourdes Flores el 2006, cuando en la primera vuelta le sustrajeron votos para que sea Alan el que enfrente a Ollanta y pueda frenar su inminente triunfo, como finalmente sucedió.

De entonces a la fecha, PPK actúa como un cancerbero fiero y leal de los intereses USA en la región. No pierde oportunidad para demostrar a la administración Trump lo útil y leficaz que es. No hay gobierno en América Latina más agresivo y hostil contra el chavismo que el de PPK. Condena sistemáticamente los actos del gobierno de Maduro, y ahora, recién producida la Asamblea Constituyente en Venezuela, convoca de urgencia a una reunión de cancilleres de la región para promover su rechazo.

Si PPK se ocupara de nuestro país tanto como de Venezuela, otro gallo cantaría

En los últimos 50 años, el Perú no ha tenido un gobierno tan abierta y groseramente pro yanqui como el actual. Sus denodados esfuerzos por cumplir el papel de perro guardián de los intereses USA en América Latina, son ya repelentes.

Es el rol que históricamente jugó Chile y que en la actualidad, Michelle Bachelet, por una cuestión de dignidad, ha evitado seguir cumpliendo. Ausente Uribe de la conducción de Colombia, no hay un Presidente que quiera jugar un rol tan servil y vergonzoso, salvo PPK.

Si tuviese estos reflejos rápidos y enérgicos para enfrentar a la fuerza naranja ó a la montaña de problemas que aqueja al Perú, otra sería la situación del país y de su gobierno. Ahora con un magro 30% de aprobación ciudadana, mientras su desaprobación bordea el 60%, debería ocuparse más de nuestro país y no de Venezuela o de servir a Trump.

Pro yanqui, ayer, hoy y… siempre

Cobra vigencia la leyenda urbana que habla de un joven PPK, año 1968, que siendo Director del BCR, violando directiva expresa del gobierno de Velasco, emite una orden de pago millonaria a la IPC. Por esta acción mereció el reconocimiento y trato amable de la banca americana que lo acogió mimosamente durante 40 años, y la condena y persecución del gobierno militar. De raza le viene al galgo!

Su vocación pro yanqui no es reciente. No solo ha vivido casi toda su vida en USA sino que su pensamiento, forma de hablar y su corazón están llenos de estrellas. El águila americana es su divisa.

Más allá de las controversias y dudas que se puedan tener sobre el actual gobierno de Venezuela y la Asamblea Constituyente realizada, la soberanía de este país tiene que respetarse al igual que su derecho a la autodeterminación.

La angustiada preocupación de varios gobiernos de América latina por lo que sucede en Venezuela, sería digna de encomio e imitación, si igual condenaran las graves violaciones de EE.UU al derecho internacional, la injerencia e invasión a diversos países, los golpes de estado blandos en Honduras y Paraguay, las torturas en Guantánamo y el bloqueo a Cuba (que toda la ONU condena) Si estos execrables hechos fuesen condenados enérgicamente, como hacen con Venezuela, podríamos reconocer que estamos frente a una actitud digna y democrática de estos gobiernos. Pero tal como se dan en estos momentos, de manera interesada y servil, para favorecer los deseos y urgencias hegemónicas del imperio que se tambalea, solo nos merecen rechazo y condena.

Respetar el derecho de los pueblos a su autodeterminación, no a la injerencia e intervención extranjera en Venezuela ni en ningún país.

 

 

Por REDH-Cuba

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