Se violentó el respeto por los damnificados, se violentó la paz pública, se violentó el respeto por la verdad -y por los hechos- y se violentó, en suma, la integridad emocional del pueblo que creyó con esperanza y con sinceridad en una mentira preparada a propósito por comerciantes de noticias.


Inventaron una niña “sobreviviente” que, bajo los escombros, sirvió para mentir melodramáticamente y le inventaron un nombre: “Frida Sofía”[1]. Si alguien conservaba dudas sobre los alcances de la “Pos-verdad” y la “Plus-mentira”, con la operación mediática armada entre el Gobierno Mexicano y TELEVISA (durante las tareas de rescate por el sismo del 19-09-17 ) se consolida un ejemplo acabado y escandaloso sobre lo que son capaces de inventar los genios de la comunicación mercantil, discípulos herederos de las “armas de destrucción masiva”.

No se trata de una “novedad” ni se trata de un “record” especial, se trata de la reiteración impúdica de una lógica perversa que con la impunidad del “poder de los medios”, se atreve a manosear cualquier cosa a cambio de un poquito de “rating” cargado con credibilidad de ocasión rentable. ¿Para qué, por qué, quién dio la orden, quién se benefició, quienes son los responsables? Tan pronto se desnudó la mentira TELEVISA se lavó las manos y responsabilizó al Gobierno (Secretaría de Marina) y ambos echaron la culpa sobre los “rescatistas”. No obstante, locutores y políticos, usaron la tecnología y el espectro radioeléctrico concesionado por el Estado, para operar un plan que debe ser explicado a todas luces para deslindar responsabilidades, fueren las que fueren.

Mentir en público, usando escenarios de tragedia, usando voces oficiales que juran y perjuran (durante horas) que los dichos y los hechos son verdad, pura verdad y nada más que verdad, debería merecer sanciones muy severas y no sólo de tipo administrativo, ético o moral, porque se trata de un delito de lesa humanidad. No es un chiste ni un “reality show”. A la impudicia de la falsedad en publico se suma la impunidad consuetudinaria. ¡Ya basta!

Y ahora, de los creadores de “Frida-Sofía” tendremos en cartelera el viejo-nuevo espectáculo del “yo no fui…” Drama mediático en varios actos para que todos pasen, como Pilatos, a lavarse las manos. No sería de sorprender que ahora TELEVISA organizara un TELETON para, aprovechando el terremoto, reunir dinero y financiar a sus empresas constructoras y sus negocios  inmobiliarios. Y a sus cuates, claro. Aun con la evidencia dolorosa e irritante del plan “Frida-Sofía” hay personas que siguen creyendo (acaso lo prefieran) todas las mentiras que se difunden sin descanso contra, por ejemplo, Venezuela.

Si la operación “Frida-Sofía” tuvo por intención desmoralizar y desmovilizar al pueblo de México, con una moraleja anti-política, (todo es mentira, todo es corrupción, la “política” es un asco…) los hechos muestran que “al pueblo sólo lo salva el pueblo” y eso está a la vista en las calles donde se auto-organizan brigadas de salvación, apoyo y critica contra toda la parafernalia gubernamental y empresaria empeñadas en adueñarse de los escombros, los muertos y los predios para un plan inmobiliario perverso. Ya hay empresarios, de todo el mundo, en su papel de buitres, hablando de “inversiones”, créditos y planes de “desarrollo urbano”.

Pero la falacia del plan “Frida-Sofía” tiene aristas semióticas muy complejas de las que puede (y debe) obtenerse el “retrato” claro y actualizado de una lógica de la manipulación que se ha convertido en “cultura” mediática donde todo se perdona a cambio de seducir audiencias, si logra emocionarlas y convencerlas de que los “protagonistas” son gente “buena” trabajando por el bien de todos. En un país con los niveles de “popularidad política” más bajos de la historia reciente; donde los propios medios cruzan una crisis de credibilidad -ganada a pulso-; donde todo lo que suena a “política” es considerado denigrante, corrupto y represivo… en un país donde reina el fraude, el crimen organizado, la impunidad de los ricos y el cinismo de los funcionarios, un episodio como el de “Frida-Sofía”, mueve y conmueve fibras semánticas en las que los pueblos quedan en franca vulnerabilidad. Y así fueron a golpearlo.

Ahí se manipuló la solidaridad con el más débil, la impotencia, la desesperación y el miedo. Se pusieron en juego los valores y los sentimientos, los dolores y los resentimientos, la necesidad de justicia y la necesidad de credibilidad. Con todo eso jugaron, el Gobierno Mexicano y la empresa TELEVISA. No importa quién culpe a quién ni qué responsabilidades compartan ni con qué porcentajes. Ambos jugaron con la credibilidad de millones de personas esperanzadas en ver un acto de fortuna que fuese capaz de salvar a una niña que, sepultada bajo toneladas de escombros, clamaba por ayuda y por su vida. Todo mentira.

No es un caso menor ni una anécdota olvidable. Tenemos saturada a memoria con estos esperpentos mediáticos. Desde los marcianos de Orson Wells, hasta las Armas de Destrucción Masiva, pasando por el retrato de Hugo Chávez en un quirófano; el caso Zapata contra Evo Morales; las falacias contra Cristina Fernández y los ataques contra Nicolás Maduro. En Irak, en Siria y en Cuba. En Ecuador en Chile o en Columbine. Se instaló globalmente el desparpajo de los mercaderes mediáticos que miden su “genialidad” por la cantidad de canalladas y falacias cometidas contra los pueblos.

“Frida-Sofía” fue posible en un espacio de comunicación, concesionado por el Estado, a empresas privadas para que sirvan al pueblo, le ofrezcan la información de mayor veracidad y de calidad para entender y atender de la mejor manera cada uno de los desafíos diarios de la vida en sociedad. Fue violada toda ética, fue violentada toda lógica del respeto humano, fue violentado la norma del Gobierno como servidor social y la norma de las empresas como beneficiarias obligadas a respetar el Derecho a la Información y el Derecho a la Comunicación. Se violentó el respeto por los damnificados, se violentó la paz pública, se violentó el respeto por la verdad -y por los hechos- y se violentó, en suma, la integridad emocional del pueblo que creyó con esperanza y con sinceridad en una mentira preparada a propósito por comerciantes de noticias. Esos que deben ser indagados por los delitos que surgieran agravados por la premeditación, la alevosía y la ventaja. ¿Habrá Justica comunicacional alguna vez, en algún lugar? Hoy es urgente luchar por eso.

[1] http://www.cubadebatecu/noticias/2017/09/22/el-reality-de-frida-sofia-o-la-desmesura-mediatica-de-televisa/#.Wck2BdMjE0o

Por REDH-Cuba

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