Los resultados de las elecciones celebradas este domingo en Cuba dieron otro contundente triunfo al invicto líder histórico Fidel Castro, a la Revolución que aún conduce con su legado, al presidente Raúl Castro, y al digno pueblo de la mayor de las Antillas.


Ilusos y enfermizos quienes imaginaron alguna vez que tras la partida física del Comandante en Jefe, como le siguen llamando con respeto y admiración sus compatriotas, la nación caribeña podría tambalearse y variar su rumbo, una vieja pretensión convertida en pesadilla que ha enloquecido a sucesivos regímenes de Estados Unidos, y a mafiosos, terroristas y mercenarios financiados por Washington.

Los habitantes del decano archipiélago antillano son primero que todo Fidelistas, y por ello en lealtad y homenaje a su guía, y en defensa de las conquistas logradas durante más de 55 años de Revolución, inundaron los colegios este 26 de noviembre para elegir a sus delegados (Concejales) a las Asambleas Municipales del Poder Popular.

Según datos preliminares ofrecidos este lunes por la Comisión Electoral Nacional (CEN), siete millones 608 mil 404 cubanos (54 mil 882 más que en el último proceso) participaron en estos comicios, lo que representa el 85, 94 por ciento de los más de ocho millones de ciudadanos convocados a ejercer ese derecho voluntario al sufragio.

La presidenta de la CEN, Alina Balseiro, informó en conferencia de prensa que del total de boletas depositadas, resultaron válidas el 91,79 por ciento (superior en 1,27 por ciento a la cifra de las elecciones efectuadas en 2015).

Por cierto, una vez más las urnas fueron custodiadas por niños y niñas de la Organización de Pioneros José Martí, como ha sido en todas las consultas populares celebradas en Cuba porque así lo propuso Fidel, mientras miles de jóvenes fueron protagonistas principales de la preparación y desarrollo de lo que fue otra gran fiesta democrática.

Ni un solo militar, y mucho menos con armas largas, se vio a lo largo y ancho de la Isla durante la jornada electoral, a diferencia de lo que sucede en muchos países en los que las fuerzas castrenses toman las calles en previsión de enfrentamientos, disturbios y hasta robo de urnas.

Un día después del primer aniversario de la desaparición física del Comandante en Jefe, conmemorada este 25 de noviembre, los cubanos, con su masiva asistencia a las urnas, demostraron una vez más al mundo que su líder histórico es un eterno invicto, al igual que su Revolución, y los millones de agradecidos que en la nación caribeña lo acompañan.

Recuerdo a un colega latinoamericano que en reiteradas ocasiones me refirió hace algunos años que cuando Fidel no estuviera físicamente entre nosotros se convertiría en un peligro mayor para sus enemigos porque se multiplicaría en millones en todo nuestro planeta.

Tal previsión de ese amigo es hoy una realidad. Ahora Fideles son millones en la tierra, y por supuesto en la Cuba digna, antiimperialista, solidaria, soberana e independiente que el Comandante en Jefe fraguó para el bien de todos, y hacer realidad su sueño de que un mundo mejor es posible.

Por REDH-Cuba

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