Secretos bancarios  y corporativos ofrecidos por estos paraísos facilitan las actividades criminales de dictadores y políticos en general.


Fuente: Prensa Latina

Los paraísos fiscales son reductos legales para acoger fortunas ilícitas; en ellos el crimen queda inmune e impune. Los EE.UU. pierden cada año más de US$ 100 mil millones de impuestos debido a depósitos bancarios offshore no declarados, o sea por ocultamiento y evasión fiscal de de empresas transnacionales.

Noruega, con cinco millones de habitantes, estima que sus contribuyentes poseen más de US$ 35 mil millones en depósitos no declarados en paraísos fiscales. Secreto y evasión fiscal offshore están generalizados y enraizados en el sistema financiero mundial.

Ejemplos son los bancos suizos UBS y Wegelin. En 2009 el UBS pagó una multa de US$ 780 millones por defraudar a la Receta Federal de los EE.UU. El UBS envió funcionarios a aquel país a fin de convencer a los contribuyentes  de que abrieran cuentas bancarias secretas, consciente de que los ayudaban a cometer ocultación fiscal.

En 2013  el banco Wegelin admitió su culpa al ser acusado en Nueva York de ayudar a clientes ricos a ocultar impuestos y  esconder más de US$ 1,2 mil millones en cuentas secretas. El banco hizo una campaña para que los clientes que dejaban el UBS transfirieran sus cuentas secretas al Wegelin, donde continuarían siendo secretas y libres de impuestos. El Wegelin pagó US$ 74 millones en multas, reembolsos y fondos perdidos, lo que ocasionó el cierre del banco.

La legislación de los paraísos fiscales prohíbe a  las empresas controladas por extranjeros tener actividades productivas en el mismo paraíso fiscal. Por eso los inversores utilizan empresas fantasmas (shell companies) como vehículos para transacciones comerciales.  Dichas empresas no tienen ningún activo u operaciones; son apenas una personería jurídica, de ahí el término empresa fantasma. Sin identificación de sus propietarios, se ajustan perfectamente a actividades criminales.

En las Islas Vírgenes Británicas había 830 mil empresas en el 2012. La población local es de 31 mil habitantes aproximadamente. Secretos bancarios  y corporativos ofrecidos por estos paraísos facilitan las actividades criminales de dictadores y políticos en general.

Mobutu Sese Seko ejerció el poder en la República Democrática del Congo (ex Zaire) de 1965 a 1997. Su posición política facilitaba que robase a la sociedad, y los paraísos fiscales permitían que escondiese lo robado. Las consecuencias fueron devastadoras: la receta per cápita de la población en 1992 fue la mitad de lo que era cuando su independencia en 1960.

Sani Abacha gobernó Nigeria entre 1993 y 1998. Desvió de US$ 3 a 5 mil millones de las reservas monetarias del país, escondiendo el dinero en Jersey, Liechtenstein, Suiza y Reino Unido. Con la ayuda del abogado británico Tim Daniels, Nigeria consiguió repatriar casi US$ 3 mil millones.

El presidente de Pakistán, Asif Ali Zardari, casado anteriormente con Benazir Bhutto, fue procesado y condenado por corrupción en Pakistán, en Suiza y en la isla de Man. Tin Daniels da a conocer la lista de 14 casos de presidentes y políticos que robaron dinero de sus países. Los crímenes fueron facilitados por el uso de paraísos fiscales. Y en el Brasil… Como dice Ancelmo Gois, dejémoslo para otra ocasión.

Por REDH-Cuba

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