Todavía no ha desaparecido el amable sahumerio que dejó el papa Francisco en nuestro país y ya vivimos la amenaza de una presencia nefasta en nuestro medio: Rex Tillerson, secretario de estado, quien, a manera de los viejos visitadores del coloniaje español, llega a Lima como enviado por la administración nada santa que preside Donald Trump.

Y Tillerson está de gira por nuestra América, cumpliendo un vil encargo: jalarle las orejas a los presidentes afines a sus intereses y afinar un discurso contra Venezuela a las puertas de la próxima Cumbre que se realizará en Lima en el sentido de que Nicolás Maduro no debería participar en dicho evento internacional.

Otra tarea que viene a cumplir el visitador Tillerson es que nuestros países impongan nuevas medidas económicas contra la revolución bolivariana de Venezuela, de manera especial con el petróleo así como también imponer el criterio de que nuestros países no asistan ni reconozcan el proceso electoral presidencial que se dará a lugar en el transcurso de este año en la patria del  Hugo Chávez.

La historia contemporánea  de nuestra América señala que hace 60 años el imperialismo norteamericano trató de imponer, OEA de por medio, que nuestro continente condenara las propuestas justicieras de la  Revolución Cubana, imponiendo el criminal bloqueo contra la patria de Martí. Y Cuba supo resistir heroicamente, como lo hará el pueblo venezolano enarbolando las banderas de la libertad, la dignidad y soberanía que les legara el comandante Hugo Chávez.

Mister Tillerson debería recordar cómo Lima recibió la visita de Nixon, hace algunas décadas. La bienvenida será más contundente.//

 

Por REDH-Cuba

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