El líder del MST y del Frente Brasil Popular, João Pedro Stédile, cree que la salida de la crisis que atraviesa en estos momentos Brasil -la más grave después de las vividas en 1930, 1960 y 1980-, depende de que las fuerzas sociales logren una amplia articulación; unidas -sostiene-, ayudarían a trazar un nuevo proyecto para el país.

El Frente Brasil Popular, una especie de frente amplio compuesto por 88 movimientos populares y corrientes partidistas que tienen el deber moral de realizar un constante análisis de la coyuntura del país y trazar los posibles escenarios que solucionen la situación.

En su opinión, el ex presidente Luiz Inacio Lula da Silva debe registrar su candidatura el 15 de agosto, como ya anunció el PT e, incluso preso, concurrir a las elecciones. Aunque no cree que Lula vaya a ser arrestado, si así lo fuese, es favorable a la desobediencia civil: “la idea de que todo un pueblo puede rebelarse contra las leyes o los gobiernos que no expresen la voluntad de la mayoría o que aplican procedimientos claramente injustos e inhumanos, no es ninguna novedad política”, argumenta.

El líder del MST ve, sin embargo, muy difícil que eso ocurra en Brasil: “la inmensa mayoría del pueblo todavía está desorganizado, por lo que necesitamos unir dos esfuerzos: explicarle al pueblo quienes son los culpables, sus verdaderos enemigos de clase y las injusticias del poder judicial y, al mismo tiempo, organizarlo para la rebeldía“.

Stédile habla con la autoridad de quien lidera un movimiento presente en 24 estados de las cinco regiones de Brasil compuesto por cerca de 350 mil familias que, aparte de conquistar la tierra donde trabajan por medio de la lucha y de la organización de los trabajadores rurales, en los dos últimos años trata de utilizar las tierras ocupadas -en general latifundios improductivos- para producir alimentos saludables, cultivados según las tradiciones y costumbres del pueblo, realizando un uso racional del agua; el resultado de ese compromiso ya se puede encontrar en los mercados y en los lineales de los supermercados, donde exhiben el sello de productos orgánicos.

Denise Assis.– En el momento actual la indefinición política es muy grande. Al mismo tiempo, los movimientos sociales, tanto el MST como el MTST, parecen, a los ojos de la sociedad, bastante fuertes y organizados. ¿A qué se debe esto?

João Pedro Stédile.- Brasil atraviesa una grave crisis económica, que provocó una crisis social que supuso el aumento de la desigualdad social, del desempleo y de la desesperanza. Esa situación, por otra parte, derivó en crisis política, ya que la burguesía brasileña dio un golpe mediático-jurídico-parlamentario para tener el control absoluto de los cuatro poderes y así hacer recaer todo el peso de la crisis económica sobre la clase trabajadora.

El país ya vivió otras crisis igualmente graves con anterioridad: en 1930, 1960 y 1980, que nos enseñaron que la salida es a largo plazo y depende de una amplia articulación de fuerzas sociales, capaces de aglutinarse en torno a un proyecto nuevo. En esos períodos de crisis, los sectores menos organizados, las masas, quedan desorientadas. Las organizaciones políticas que no hagan la lectura correcta de la coyuntura, también pierden relevancia. Hay están todas esas figuras públicas y partidos que no tienen nada que decir o sólo dicen tonterías que nadie tiene en cuenta.

El MST resistió frente a muchas dificultades, derivadas del hecho de que la reforma agraria está parada hace cuatro o cinco años, durante los cuales no se produjeron conquistas reales. Esa es una de las razonas por las que hemos puesto mucha energía en la construcción del FRENTE BRASIL POPULAR, entendido como un frente amplio, compuesta por 88 movimientos populares y corrientes partidistas, que nos unimos para realizar un análisis de la coyuntura actual de Brasil y decidir juntos qué hacer. Eso es lo que hemos hecho en los últimos dos años.

La salida de esta crisis histórica dependerá, además, de que se concrete un FRENTE mayor, que integre a la mayor parte de las fuerzas populares, sobre todo las desorganizadas, que por ahora no están actuando, aúnque ya identificaron a Lula como su símbolo de cambio. Asimismo, necesitamos atraer a este proyecto de nación a todas aquellas fuerzas sociales que todavía están aisladas.

Esperamos que en los próximos meses las masas se pongan en movimiento, por indignación y por voluntad política de construir un nuevo proyecto de país. Sucedió en otros períodos de nuestra historia y estoy seguro de que volverá a suceder pronto en Brasil.

Denise Assis.– En sus discursos de Porto Alegre y de São Paulo, la presidenta del PT, Gleisi Hoffmann, y el senador Lindberg Faria, animaron a la desobediencia civil y al enfrentamiento, que consideraban que son acciones adecuadas para el contexto actual. ¿Cuál es su opinión al respecto, de qué forma se llevaría a cabo?

João Pedro Stédile.- El término desobediencia civil procede de la doctrina de la iglesia y defiende la idea de que los pueblos pueden rebelarse contra las leyes o los gobiernos que no expresen la voluntad de la mayoría o que aplican procedimientos claramente injustos e inhumanos, así pues, no se trata de ninguna novedad política.

Pero la mayor dificultad para que esto suceda en Brasil, es que la inmensa mayoría del pueblo todavía está desorganizada. Entonces, necesitamos unir dos esfuerzos: explicar al pueblo quienes son los culpables, sus verdaderos enemigos de clase, las injusticias del poder judicial, y al mismo tiempo organizarlo, para la rebeldía. Y la rebeldía social no viene de nuestra voluntad política, de nuestros discursos, ella depende de factores psicosociales que regulan el comportamiento de las masas. Pero una hora de ellas, se va a levantar.

Denise Assis.– Después de la condena en segunda instancia, la candidatura del ex presidente Lula está seriamente amenazada. Hay poco margen para que sean interpuestos recursos que la hagan viable. ¿Cuál es su análisis sobre esta cuestión y de qué forma, en su opinión, podría ser garantizada?

João Pedro Stédile.- La candidatura de Lula está asegurada por la ley vigente en el país. Él tiene todo el derecho a registrar su candidatura el 15 de agosto, como ya anunció el PT. Él puede ser candidato incluso preso. Lo que espero, no suceda. Ya tenemos jurisprudencia de candidatos que disputaron elecciones estando en la cárcel y ganaron.

Pero la política, el poder, depende de la correlación de fuerzas. La burguesía y sus perritos falderos usan el poder judicial, como un poder discrecional, monárquico, sobre el cual la sociedad no tiene ningún control. Son ellos quienes violan la Constitución para poder alcanzar sus objetivos. La clase trabajadora sólo tiene un espacio para ejercer su poder político: la movilización de calle. Yo creo que de aquí a las elecciones las movilizaciones populares aumentarán y exigirán la candidatura de Lula. Además, la legalidad de la candidatura de Lula se dirimirá, a fin de cuentas, en función del número de votos que logre. Si tan sólo contase con el 10% de intención de voto, ya estaría olvidado y abandonado por los partidos. Sin embago, lo que sucede es que las clases más desfavorecidas, a través de una vía indirecta, como son las encuestas de opinión, están diciendo que él sería la única salvación para reconstruir un proyecto de país. Ahora, tan sólo resta que esas clases desfavorecidas se echen a las calles.

Desde el punto de vista jurídico, bastaría con que los señores jueces -los hipócritas que se están haciendo ricos gracias a sus altos salarios, ayudas a la viviendas y argucias de todo tipo que les permiten burlar el techo máximo de salario del servidor público e incluso defraudar en el impuesto de la renta, como ya fue calculado (de hecho, los jueces defraudaron más de 300 millones de reales)–, cumpliesen la Constitución.

Denise Assis.– ¿En su opinión existen alternativas?

João Pedro Stédile.- Considero que ciertemente hay muchas opciones, incluso se podría considerar la posibilidad de que el Congreso aprobase un decreto legislativo que ‘pusiese orden en la casa’… Impedir que Lula cocurra a las elecciones, supondría llevar al país a una crisis aún más grave durante otros cuatro años. Hasta las piedras lo saben.

Denise Assis.– Un poco antes del impeachment a la presidenta Dilma Rousseff usted dijo en una entrevista que en caso de un desenlace desfavorable, el MST podría convertirse en un ejército que bloquearía las carreteras federales, paralizando el país. Esto no sucedió. ¿Qué les hizo cambiar de idea? El mismo día de la votación del impeachment en la Cámara, un contingente de más de cinco mil sin tierra se encontraba acampado en la capital. Se esperaba que, terminada la votación, con un resultado desfavorable a la línea del movimiento y del ala a la izquierda y progresistas, saliesen en marcha por la ciudad, para demostrar su rechazo a la destitución de la presidenta. ¿Qué fue lo que les impidió echarse a la calle?

João Pedro Stédile.- A pesar de que esa sea nuestra voluntad política, las cosas no siempre suceden por el hecho de desearlas: todo depende de la correlación de fuerzas. En el caso del impeachment, mi lectura personal es que las clases más desfavorecidas no se movilizaron, no quisieron defender a la presidenta. En primer lugar, porque creyeron que era sólo un problema entre políticos que le quedaba muy lejos, allá en Brasilia; en segundo lugar, porque la política económica del gobierno de Dilma estaba equivocada, penalizaba a los trabajadores, siendo esa la princiopal razón por la cual los trabajadores no sintieron la necesidad de defenderla; y, en tercer lugar, porque se puso en marcha una agresiva campaña mediática del grupo Globo y de la pequeña burguesía verde-amarilla, que tomó las calles, que asustó a las clases más desfavorecidas.

Por eso no se movilizaron, quedando sólo nosotros, los sectores más conscientes, a la vanguardia del movimiento. Afortunadamente, en estos momentos las clases más desfavorecidas están empezando a darse cuenta de que el golpe no fue contra Dilma, si no que fue un golpe diseñado por la burguesía para hacer caer todo el peso de la crisis económica sobre las espaldas de la clase trabajadora, que es quien está pagando la factura con el desempleo y los bajos salarios, la precarización del trabajo, la falta de recursos para educación, guardería, profesores y salud y el aumento de la gasolina y del gas. De ahí su reacción, como dije, en favor de Lula.

Denise Assis.– El MST se desplazó prácticamente en masa a Porto Alegre, para asistir a la manifestación de apoyo al ex presidente Lula. ¿Cuáles serán las próximas orientaciones al movimiento, que siempre lo apoyó?

João Pedro Stédile.- Primero defendemos el derecho de Lula a ser candidato. Nos movilizaremos para denunciar su eventual arresto, como quieren el poder judicial y sectores de la burguesía brasileña. Aunque sea contra la Constitución. La Constitución es clara. Ningún ciudadano puede ser arrestado, a no ser en fragmento delito, si no es juzgado hasta la última instancia, para que pruebe su inocencia. El STF se enredó del derecho de legislar, y dijo que él puede ser arrestado en la segunda instancia, pero el Supremo no es la Constitución. Él no tiene poder alguno. La Constitución dice: todo poder emana del pueblo. ¿Qué juez fue elegido por el pueblo?

¿Y a quién recurrir, si esos jueces no obedecen a la Constitución? Espero que los ministros del STF revisen urgentemente ese equívoco. Y la situación es tan ridícula y anticonstitucional, que algunos de ellos han dicho en las entrelíneas, en la prensa burguesa, que cambiarían la libertad de Lula, desde que él no compita. Francamente … ¡Diría nuestro querido Brizola!

Ahora, en relación a las movilizaciones, el MST actúa siempre en conjunto con la FRENTE BRASIL POPULAR. En la plenaria de la FBP sacamos varias actividades, como la jornada nacional contra la reforma de la previsión. Espero, seamos victoriosos. La movilización nacional en torno al 8 de marzo. La movilización en defensa de que el Lula sea candidato como una cuestión democrática. En marzo, tendremos el Foro Mundial alternativo de las aguas, que provocará muchas movilizaciones en todo el país en defensa del agua para el pueblo brasileño, y contra la desnacionalización y apropiación por Vale, Nestlé, Coca-Cola y empresas mineras.

Y también sacamos un calendario de pedagogía de masas, que llamamos el CONGRESO DEL PUEBLO. En los meses de abril a julio, vamos a realizar asambleas de todo el pueblo, en el mayor número posible de municipios. Para escucharle sobre cuáles son sus problemas, quién es el culpable y qué salidas? Se tomarán sugerencias y propuestas de un programa de cambios. En junio, haríamos congreso del pueblo en cada estado y, finalmente, en julio haremos un congreso nacional del pueblo, en pleno Maracanã, con cien mil delegados de todo el país, para construir ese programa unitario de propuestas de cambios.

Denise Assis.– Se habla de la participación del señor en las negociaciones con varios segmentos de la sociedad, para encontrar una salida que viabilice la candidatura de Luiz Inacio Lula da Silva. ¿Cómo están estos encuentros, y cómo usted ha sido recibido en sectores más conservadores, por ejemplo, el de las Fuerzas Armadas?

João Pedro Stédile.- Como miembro del frente Brasil Popular me envolví en muchas articulaciones con diversos sectores de la sociedad brasileña. Tanto por el derecho de Lula ser candidato, de tener elecciones democráticas, como por la necesidad de construir un proyecto para Brasil. Y con el fin de construir un frente amplio por los cambios que Brasil necesita. No ha sido fácil, pero estamos avanzando. Tenemos dos grandes dificultades: como dije antes, el povão que es amplia mayoría de nuestra población, no tiene representaciones formales, con quienes podamos construir puentes. Repito: el pueblo transfirió sólo a Lula la representación simbólica de la política.

La segunda dificultad son los empresarios. Desgraciadamente el capitalismo globalizado controlado por las empresas transnacionales y el capital financiero, destruyó también lo que teníamos todavía de empresariado nacional. Ahora es difícil encontrar interlocutores de ellos. Es difícil encontrar entre ellos, pensadores, que estén comprometidos con proyectos de desarrollo de la Nación. La amplia mayoría de las empresas, aún cuando son brasileñas, son gestionadas por CEOs, contratados, que no tienen ninguna visión de país. Sólo piensan en ganancias y en el porcentaje que se añadirá a sus polvos sueldos. Está ahí nuestro querido Bresser Pereira, andando por Brasil, predicando la necesidad de un proyecto de Nación, sin encontrar interlocución entre los empresarios. Cada vez más desnacionalizados, rentistas, prefieren vivir de royalties y de intereses, que pensar el futuro. Triste. ¡Muy triste!

Denise Assis.– ¿Qué noticias tiene usted de sector militar, frente al cuadro actual?

João Pedro Stédile.- No soy un experto en las Fuerzas Armadas, pero he intentado entender, estudiar y tengo allí mis interlocutores, aunque discretos. Creo que las Fuerzas Armadas brasileñas en la activa reproducen la complejidad de la sociedad brasileña. Es decir, no tienen una unidad programática, no discuten proyecto para el país. Se rigen por una disciplina de guerra, en la que todos obedecen a los superiores y los superiores no pueden expresar posiciones políticas. En el comando mayor tenemos al ministro del Ejército, que a pesar del sacrificio de su salud, se ha mantenido coherente, buscando respetar la Constitución y comprendiendo la gravedad de la crisis nacional. Un ejemplo, cuando dijo que la sociedad brasileña parecía un barco hundiéndose y sin mando … (escribió eso en el valor económico!). Pero nadie reaccionó.

Creo que ellos tienen conciencia de que los golpistas son corruptos y que la burguesía rentista no quiere saber de proyecto de Nación y del papel histórico de las Fuerzas Armadas. Esta clase dominante es colonizada, vende patria, y sueña sólo en moverse con la venta de nuestras riquezas naturales, entregando el petróleo, los minerales, el agua, la biodiversidad, nuestras tierras. Y para las Fuerzas Armadas destinan sólo la misión rebajada de ser capitanes del matorral, Policía, cuidando de pobre y bandido en las periferias. Necesitamos a las Fuerzas Armadas altivas, que piensen la seguridad nacional, a partir de un proyecto de país, en defensa del pueblo brasileño y no del lucro de las empresas transnacionales.

Creo que la mayoría de las Fuerzas Armadas en actividad están contra las ideas del derechista Bolsonaro. Ellos saben que el mejor gobierno para el proyecto de país y para las Fuerzas Armadas fue el gobierno de Lula. Aunque sean muy influenciados por la Globo y los medios, ellos tienen juicio y ven la realidad del país.

Denise Assis.– ¿Usted cree en la celebración de elecciones en octubre?

João Pedro Stédile.- Por supuesto, las elecciones se celebrarán en octubre. El sueño de la burguesía es tener elecciones sin Lula, pero impedir la realización de las elecciones o adoptar fórmulas esdrújulas como el Parlamentarismo, sería jugar al país en la ilegalidad total. ¡En el caos!

Denise Assis.– La candidatura de Lula ha recibido apoyos importantes fuera del país. ¿Qué valor le daría a esos apoyos, desde el punto de vista de nuestro escenario interno?

João Pedro Stédile.- Creo que la solidaridad internacional y también las reacciones de la propia prensa burguesa internacional, ayudan a revelar las “maracatas” y la insensatez del Poder Judicial brasileño. Esto es muy importante, pero en definitiva lo que altera el rumbo de la historia, es la correlación de fuerzas interna, y para ello el povão necesita entrar en el campo.

Denise Assis.– ¿Usted cree posible la unión de todas las izquierdas en torno a la candidatura de Lula?

João Pedro Stédile.- Izquierda es un término genérico. Son todas las personas que quieren cambios para construir una sociedad justa e igualitaria, donde todos tengan los mismos derechos y oportunidades. Por lo tanto, izquierda no se resume a los partidos, dichos de izquierda. Los partidos siguen sus ritos electorales, y sus intereses de acumular fuerzas para los miembros de la sigla, en las instituciones. Y eso es legítimo, sin embargo, no siempre representan la acumulación de fuerzas para cambiar la sociedad. Creo que la izquierda partidista tiene todo el derecho, y tendrá, de tener sus candidatos a presidenta. La izquierda como povão que quiere cambios ya, está unificada en torno al Lula, que probablemente ganará las elecciones en la primera vuelta.

Denise Assis.– El ex ministro Ciro Gomes no quiso firmar el manifiesto en apoyo al Lula, aunque se pronunció en su defensa. ¿Es posible traerlo a una alianza en favor de la candidatura Lula? ¿Cómo su nombre sería visto por la militancia petista y de izquierda, después de ese episodio?

João Pedro Stédile.- Ciro debe ser candidato por el PDT. Hace bien para la democracia y para el debate de proyecto para el país. Él es un hombre inteligente, sabe debatir ideas, y es importante para la democracia que se candidata a la presidenta. No será eso lo que impedirá la unidad de quien quiere cambios en la sociedad. “Creo que será un buen ministro de las Comunicaciones del Lula, para enfrentar con coraje a la red Globo, siguiendo la tradición dejada por el saudoso Leonel Brizola.

Denise Assis.– ¿Usted cree que Ciro Gomes puede ser apoyado por la derecha, como una opción “más al centro”?

João Pedro Stédile.- De ninguna manera. Las ideas del Ciro son de cambios. La derecha quiere tener un candidato que aparezca como centro, siendo de derecha, pero afortunadamente no está consiguiendo, porque todos los nombres que presentaron: Alkmin, Hulk, Meirelles, Bolsonaro, no consiguieron engañar al pueblo. La derecha continuará buscando un nombre que pueda unirlos, pero será difícil. Como analizó el comentarista asumidamente de derecha, Reinaldo Azevedo, ellos son sólo los tiriricas de la burguesía. El problema de ellos es que el gobierno golpista que ellos crearon no consiguió engañar al pueblo.

En toda la historia republicana ese fue el gobierno más rechazado. Sólo tiene un 5% de apoyo popular. Y, por otro lado, ellos se hilvan en la GLOBO, y Globo ya no logra controlar los corazones y las mentes. Hasta porque, Globo no es sólo la reproductora ideológica de la burguesía. Se ha convertido en una de las mayores empresas y actúa en torno a los beneficios para usted.

Dos ejemplos para los dos casos. En el primero, la mayor fiesta popular de Brasil, el carnaval, que siempre fue influenciado por la Globo. En este año tuvimos cientos de bloques con temas críticos a la burguesía, y el desfile maravilloso de la valiente Tuiuti, desnudando a la propia Globo, como manipuladora de los bate-ollas. En el segundo caso, Globo es la mayor presionadora para aprobar la reforma de la Previdencia, porque ella es socia de un banco en un fondo privado de Previdencia, que defiende la reforma para atraer a los trabajadores de mayor salario a la Previsión privada. Es decir, actúa sólo en provecho propio.

Denise Assis.– En 1984, los trabajadores rurales que protagonizaban las luchas por la democracia de la tierra y de la sociedad, en el 1 ° Encuentro Nacional, en Cascavel, en el Paraná, decidieron fundar el MST, para luchar por la reforma agraria y por cambios sociales. Desde entonces, ustedes vienen cumpliendo esos propósitos a la raya, realizando ocupaciones, pero perdiendo muchos cuadros importantes. ¿Cómo evitar tantas pérdidas?

João Pedro Stédile.- Los conflictos sociales son el resultado de una sociedad extremadamente desigual. Brasil es la sociedad más injusta y desigual del mundo, donde sólo seis billonarios concentran más riqueza que 104 millones de brasileños. El MST se organiza para luchar contra la desigualdad que se expresa en la sociedad y en la propiedad de la tierra. Nadie en sana conciencia tiene cien mil hectáreas, diciendo que fue fruto de su trabajo. En Brasil tenemos, según el registro del INCRA (2014), cerca de 370 latifundistas que son propietarios de áreas superiores a cien mil hectáreas cada uno, empezando por el ministro de agricultura, (Blairo Maggi), o por el Presidente del Senado. Ellos controlan 138 millones de hectáreas. Esto sería suficiente y quedaría tierra para los cuatro millones de familias sin tierra. Es decir, para una reforma agraria en Brasil bastaría expropiar sólo 365 familias con más de cien mil hectáreas, y tendríamos tierra y trabajo para las cuatro millones de familias sin tierra en el país.

La violencia siempre fue practicada por el latifundio, para mantener sus privilegios y usar sus capas. Esto comenzó con los capitanes del matorral, luego jaguares, pistoleros, y cuando esos no funcionan usan la Policía Militar. A veces hasta como testaferro, como hizo el Sr. Michel temer, que usó un coronel de la PM de São Paulo para ser su naranja de hacienda, de más mil hectáreas. Y ninguno de ellos tiene renta suficiente o salario para comprobar la compra.

El MST aprehendió con las luchas históricas de nuestro pueblo que la principal forma de evitar la violencia contra los trabajadores es actuar siempre de forma colectiva y con mucha gente, con las masas. En nuestra lucha por la reforma agraria, desafortunadamente, quien juegue de líder o de vanguardia solitaria, acaba siempre en el cementerio.

Denise Assis.– Además de las ocupaciones y la lucha en el campo, el MST ha expandido un importante trabajo por la producción de comida sana, y ya se ve en ferias y mercados los productos orgánicos producidos por ustedes. ¿Cuáles son los números de esta producción? ¿Ya es significativa?

João Pedro Stédile.- El MST en sus más de treinta años de lucha y de construcción colectiva, fue aprehendiendo con el pueblo brasileño, fue cambiando sus tácticas de lucha, y fue ajustando su programa doctrinario. En el último congreso nacional del MST (el sexto) construimos un programa que llamamos reforma agraria popular.

¿Por qué? Porque ahora, en la actual etapa del capitalismo, no interesa más para la burguesía industrial y sus gobiernos realizar la reforma agraria clásica, hecha en la mayoría de los países industrializados, en el hemisferio norte. Aquí en Brasil llegamos más cerca de esa reforma agraria, con la propuesta de CELSO FURTADO, en el proyecto de ley presentado en marzo de 1964. Y, aún así, fuimos derrotados.

Ahora, hay que cambiar los paradigmas. No basta con dividir la tierra del terrateniente. Es necesario tener como principio, objetivo mayor, el uso de la tierra para producción de alimentos saludables y para todo el pueblo. El agronegocio, el capital, no quiere producir alimentos. Quieren producir sólo los productos básicos para la exportación y el beneficio. Y usan intensamente veneno y expulsan la mano de obra del campo.

Nuestro proyecto tiene como meta producir alimentos saludables, con la matriz de agroecología, sin venenos, utilizando mucha mano de obra y llevando hacia el interior la agroindustria. La única forma de conservar los alimentos y aumentar la renta de los campesinos.

Queremos, por lo tanto, un nuevo modelo de agricultura que respete el medio ambiente, y no afecte el clima, el agua, como está sucediendo ahora. Queremos un programa pegado con la universalización de la educación. Todos los campesinos y sus hijos tienen derecho a la escuela, en todos los niveles. Y la escuela necesita ir al campo, sin que el pueblo tenga que venir a la capital para estudiar.

Queremos un programa que valorice nuestra cultura, nuestra música, nuestra culinaria, como querían Cámara Cascudo, Darcy Ribeiro y tantos otros. Por tanto, ya no es una reforma agraria campesina, ahora deberá ser una reforma agraria popular, que interesa y beneficie a todo el pueblo.

Denise Assis es periodista y columnista de O Cafezinho.

Fuente (del original): https://www.ocafezinho.com/2018/02/14/em-entrevista-exclusiva-para-o-cafezinho-joao-pedro-stedile-defende-que-o-ex-presidente-lula-busque-registro-de-sua-candidatura-com-apoio-das-forcas-sociais/

Por REDH-Cuba

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