Hoy 16 de mayo 2018 Cuba rindió cuentas por tercera vez de su gestión ante el Consejo de Derechos Humanos de la ONU, donde demostró el estricto cumplimiento hecho por la Revolución, sobre el respeto a la vida de todos sus ciudadanos, situación que Estados Unidos no soporta y manipula para engañar a la opinión pública internacional.

Desde el 1ro de enero de 1959 la Casa Blanca y la CIA apuntaron sus cañones contra Fidel Castro, porque lo consideraban “demasiado nacionalista y podía afectar los intereses económicos y políticos de Estados Unidos”.

Para entender las razones de la política hostil de los yanquis hacia Cuba hay que ir a la historia, para encontrarnos con la verdad.

En abril de 1959 Fidel Castro realizó su primera visita a Estados Unidos, siendo recibido el día 19 por el vicepresidente Richard Nixon, quien se dedicó a recomendarle que no se acercara a los comunistas pues representaban una amenaza.

De ese encuentro escribió Nixon:

“Castro es increíblemente ingenuo con respecto a la amenaza comunista…podemos estar seguros de que posee cualidades indefinibles que lo hacen un líder de hombres…será un gran factor en el desarrollo de Cuba y muy posiblemente en los asuntos de América Latina en general…tiene el poder para dirigir y no tenemos opción, salvo la de, al menos, tratar de orientarlo en la dirección correcta”.

Como resultado de esa apreciación, la CIA propuso un encuentro secreto con Fidel, que se llevó a cabo en el hotel Staler Hilton de New York, donde se alojaba el líder cubano. Al mismo asistió Gerry Droller, alias Frank Bender, inmigrante alemán quien posteriormente ocupó la jefatura de Acción Política durante la invasión por Bahía de Cochinos, en abril de 1961.

Droller era el jefe de la división para América Latina en la CIA y permaneció tres horas para “instruir a Fidel sobre los riesgos del comunismo internacional”.

Cuba no era libre de escoger su sistema político, económico y social, si a Estados Unidos le daba la impresión de que las nuevas leyes que adoptaba eran de corte comunista.

Estas son las verdaderas causas de la lucha ideológica contra la Revolución, los planes para destruirla, incluidos los intentos de asesinatos a Fidel, y el por qué hay que demonizarla en el tema de los derechos humanos, a pesar de los logros indiscutibles obtenidos en dicha materia.

El 8 de julio 1959, Richard R. Rubottom, sub secretario de Estado para Asuntos Latinoamericanos, y Robert D. Murphy, sub secretario para Asuntos Políticos, propusieron en una reunión de la Junta de Coordinación de Operaciones del presidente Dwight Eisenhower, sabotear el desarrollo del proceso revolucionario cubano, de la cual salió un acuerdo que se le trasladó el 15 de julio, al director de la CIA, Allen Dulles, donde Rubottom le comunicaba:

“Ha llegado el momento de brindar apoyo a los elementos anticastristas, porque Fidel Castro es una amenaza para los Estados Unidos”.

La historia se conoce bien y va desde la cruel guerra económica, comercial y financiera que dura medio siglo; una invasión mercenaria; actos terroristas contra objetivos económicos y las personas; planes de asesinato a los dirigentes principales; acciones de subversión política, y la fabricación de grupos que califican de “disidentes” para sus campañas anticubanas, cuando realmente son personas que viajan  constantemente a Estados Unidos donde reciben entrenamiento, abastecimientos y dinero para ejecutar sus provocaciones, sin alcanzar el menor apoyo interno.

Estados Unidos y sus más cercanos aliados, señalan a Cuba como “violadora de los derechos humanos”, desconociendo sus resultados alcanzados durante 60 años, porque no le perdonarán jamás que haya escogido un sistema socialista, a solo 90 millas.

México, Honduras, Guatemala y otros países no son asediados con campañas mediáticas como recibe Cuba desde 1959, a pesar de que allí la vida no vale nada; los secuestros de personas son el pan de cada día; ser periodista es exponerse a una muerte segura; la violencia de género prolifera, incluida las muertes de cientos de mujeres; el consumo de drogas inunda calles y escuelas; el trabajo infantil es algo usual, unido a la discriminación racial sufrida por millones de personas,

La República de Cuba cumple sus compromisos con la normativa internacional de derechos humanos. Ratificó 44 de los 61 instrumentos internacionales en esa materia, algo que pocos países han hecho, porque la protección del derecho a la vida de los cubanos es una prioridad para el Estado.

Nada de eso es reconocido por Estados Unidos, su único propósito es derrocar el proceso socialista a como dé lugar, lo mismo mediante el dulce encanto del restablecimiento de relaciones diplomáticas, que con políticas de enfrentamiento para matar por hambre y enfermedades a su pueblo, con la intensión de que se lance a las calles, pues como dice el documento secreto elaborado por la Casa Blanca en 1960, titulado Política de los Estados Unidos en la actualidad:  “La conducta del gobierno cubano es incompatible con los objetos de Estados Unidos en América Latina”. 

Esos sueños trasnochados no los verán jamás en la Isla, debido a que cubanas y cubanos si conocen la historia y nunca la borrarán ni olvidarán, pues como afirmó José Martí:

 “Nada hay más justo que dejar en punto de verdad las cosas de la historia”. “Olvidar es de ruines”.

Fuente: Blog del autor

Por REDH-Cuba

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