Pablo Sepúlveda Allende, nieto de Salvador Allende, visitó Estocolmo entre el 13 y 14 de septiembre, en calidad de Coordinador Internacional de la Red de Intelectuales, Artistas y Movimientos Sociales en Defensa de la Humanidad, haciendo un llamado por mantener América Latina como Zona de Paz.
Un colectivo de organizaciones latinoamericanas organizó su visita a Estocolmo, cuyo momento más emotivo fue la jornada del viernes 14 de septiembre. Ese día, Pablo conoció a Caroline Edelstam (nieta del embajador Harald Edelstam y presidenta de la fundación que lleva su nombre). Juntos hicieron entrega de una ofrenda floral ante la tumba de Olof Palme.
Ese día Pablo también intervino junto al monumento La Mano, en el acto con motivo de cumplirse 45 años del fatídico golpe militar en Chile. Fue un emotivo homenaje a Salvador Allende, las víctimas de la dictadura militar, y los asesinados en ”democracia”, y los asistentes vibraron con la presencia de Pablo.
Discurso completo, leído por Pablo Sepúlveda Allende ante el monumento La Mano
En mi primera visita a Estocolmo he llegado a este monumento, La Mano, símbolo del internacionalismo y de la solidaridad que no tiene fronteras.
Pienso en los internacionalistas que lucharon contra el fascismo y por la democracia en España durante la guerra civil. Pienso en los 600 voluntarios suecos, de los cuales un tercio yace hoy sepultado en tierra española, donde quisieron ir a entregar su vida. Pienso en los internacionalistas de América Latina, 1600 cubanos, 900 argentinos y muchos más, que fueron a defender la República española.
Pienso en los republicanos españoles que salieron al exilio tras la derrota de la República y la llegada del fascismo y de Francisco Franco al poder. Pienso en el gesto solidario de Pablo Neruda, llevando a Chile a 2200 refugiados españoles a bordo del barco Winnipeg. Y que al llegar el Winnipeg a Valparaíso, los esperaba Salvador Allende con los brazos abiertos.
En ese barco iba un niño de 3 años, José Balmes, que llegó a ser uno de los pintores más importantes de Chile. Durante el gobierno de la UP, mi abuelo Salvador Allende encargó a Balmes al frente del Museo de la Solidaridad, donde muchos artistas internacionales donaron sus obras como gesto de apoyo. Una colección que hasta el día de hoy sigue creciendo como símbolo de la solidaridad internacional.
Pienso en los internacionalistas cubanos, que entregaron sus vidas en Angola para combatir el apartheid sudafricano.
Pienso en Salvador Allende, que siendo Presidente de la República, no dudó en defender la vida de los guerrilleros argentinos que se fugaron de la cárcel en Trelew. Y que siendo Presidente del Senado, fue a buscar personalmente a la frontera entre Bolivia y Chile a los sobrevivientes de la guerrilla del Che, dándoles protección en el viaje aéreo via Isla de Pascua a Tahiti, para llevarlos a Cuba.
A su regreso de Tahiti, Salvador Allende dijo ”En esencia, para un militante de la revolución latinamericana, es un deber legítimo y honroso prestar su solidaridad, humana e ideológica, con los compañeros militantes de la misma revolución… Eso es algo que todo revolucionario entiende y acepta, eso es algo que ningún lacayo y mercenario comprenderá nunca.”
Como médico, egresado de la Escuela Latinoamericana de Medicina, en Cuba, me he sumado al gran ejército de batas blancas que en todos los rincones del mundo luchamos por la salud de los pueblos. Porque como dijo el Che, ”la solidaridad es la ternura de los pueblos”.
Al cumplirse 45 años del golpe militar, pienso también en un héroe sueco, el embajador Harald Edelstam, que en tres meses, entre septiembre y diciembre de 1973, antes de ser declarado persona non grata por la dictadura chilena, salvó la vida de más de 1500 chilenos y latinamericanos en ese Santiago ensangrentado por los cobardes militares. Su hazaña heroica me emociona, por su gran magnitud.
Hoy, recordamos ese 11 de septiembre cuando fue asesinado Salvador Allende hace 45 años. Sé, que entre los chilenos que me escuchan, hay quienes fueron presos políticos, familiares de detenidos desaparecidos, ejecutados y torturados.
Hoy rendimos homenaje a las víctimas de la dictadura militar, pero también a los luchadores mapuche asesinados en esta ”democracia a medias”: Nueve jóvenes mapuche durante el gobierno de Ricardo Lagos, cuatro durante los gobiernos de Michelle Bachelet y uno durante el primer gobierno de Piñera.
Hoy rendimos homenaje también a ese pueblo mapuche, que ha resistido la opresión por más de 500 años.
Hoy América Latina vive momentos difíciles. El imperialismo norteamericano en menos de 10 años ha derrocado, con los llamados ”golpes blandos”, a tres gobiernos progresistas democráticamente electos: Manuel Zelaya en Honduras en 2009, Fernando Lugo en Paraguay un poco después y recientemente Dilma Roussef en Brasil.
A Lula se le mantiene encarcelado en Brasil para impedir que postule nuevamente al cargo presidencial, sabiéndose que es ampliamente favorito en todas las encuestas. Y Cristina Kirchner está sufriendo en Argentina una persecución judicial para impedirle, dado sus altos niveles de popularidad, que postule nuevamente al cargo de presidente, donde, con gran seguridad, ganaría.
En Ecuador, Lenin Moreno ha traicionado la confianza que el pueblo le otorgó en las elecciones, y en lugar de seguir desarrollando la revolución ciudadana que inició Rafael Correa, ha retirado a Ecuador del ALBA, destruyendo las conquistas sociales de la llamada ”década ganada”.
Venezuela, tierra de Simón Bolívar, ha sido, y es, el epicentro de la lucha antiimperialista en Nuestra América. Hoy, Venezuela y su gobierno bolivariano son el blanco del más feroz ataque del imperio norteamericano y sus lacayos en Europa occidental.
Venezuela resiste y resistirá la guerra multidimensinal: guerra mediática, económica, sicológica y diplomática, que es simultánea por todos los flancos y que se adapta a las condiciones del momento.
El pueblo venezolano, heroicamente nos ha dado grandes lecciones ganando prácticamente todas las batallas electorales, defendiendo a su gobierno y a su revolución. El imperialismo ha intentado todo para derrocarnos. No han podido ni podrán. La única opción que les queda es una intervención militar, para la cual están preparando el terreno.
En nombre de la Red de Intelectuales, Artistas y Movimientos Sociales en Defensa de la Humanidad, he hablado en diferentes encuentros sobre la imagen distorsionada y exagerada que se dibuja sobre la difícil situación económica en Venezuela. Bajo el pretexto de una ”crisis humanitaria” y ”crisis de refugiados”, como erroneamente se denomina a los migrantes económicos, se prepara a la opinión pública internacional para que justifique, acepte y pida una intervención militar. Intervención que puede iniciarse desde Colombia, con sus 9 bases militares estadounidenses, país que ha sido recientemente incorporado a la OTAN.
Esto llevaría a una guerra, ´que tendría consecuencias catastróficas e inimaginables, para América Latina y el mundo. ¡No podemos permitir que esto suceda! Debemos resguardar América Latina como zona de paz, tal como fue decretado por la Comunidad de Estados Latinoamericanos y del Caribe, CELAC, la instancia más avanzada y palpable de integración latinoamericana que ha existido.
Saludo la voluntad que existe para crear un capítulo sueco de la Red de Intelectuales, Artistas y Movimientos Sociales en Defensa de la Humanidad, al cual ya se están sumando importantes personalidades conocidas por todos ustedes, como Mikael Wiehe, Sven Wollter, Ulf Hultberg, Tage G Peterson, Ann-Margarethe Livh, Eva Björklund, y demás personas que quieran integrarse para luchar por la paz y la defensa de la humanidad.
Para finalizar, quisiera mandar un mensaje claro y contundente a Donald Trump y al gobierno de las sombras en Estados Unidos: ¡No queremos otro 11 de septiembre en Venezuela! ¡No queremos otro Vietnam en Venezuela! ¡Venezuela no está sola! Y yankee, escúchalo bien, ¡si te metes al que tú llamas tu patio trasero, éste mismo será tu sepulturero!
Como te lo dijo Chávez: Bastante historia hay aquí, bastante pueblo hay aquí, bastante motaña y selva hay aquí, pero sabes otra cosa, ¡bastantes cojones tenemos aquí!
Y otra vez, como te lo dijo nuestro entrañable comandante Chávez, te lo decimos aquí y ahora: ”¡Váyanse al carajo, yankees de mierda!”