Bolivia nunca renunciará a sus derechos, dijo el presidente de ese país Evo Morales Ayma al conocer el fallo de la Corte Internacional de Justicia de La Haya (Holanda) este  1 de octubre determinando que el gobierno de Chile no tiene la obligación de negociar con Bolivia una salida  soberana al mar, aunque  el juez Abdulqawi Ahmed Yusuf agregó  que sin embargo a pesar de este fallo la CIJ invita a ambos gobiernos a buscar una forma de entablar un diálogo sobre este asunto”.

No se trata de resignar una solución que ambas partes han reconocido  como un asunto de interés señaló también Morales al considerar  la posibilidad de continuar con el diálogo. Y en este aspecto hay muchas puertas abiertas aún.

En realidad  sólo basta recordar que esa salida al mar existía, era parte del territorio que Chile arrebató a ese país, después de una invasión  (1879-1883). que desató una guerra desigual también contra Perú, que perdió parte de su territorio. Una guerra alentada  por los intereses del imperio británico por el salitre de Antofagasta.

Es un tema de justicia que hay que resolver y que sucedió a fines del siglo XIX, sobrevolando la historia de Bolivia  y que fue preocupación de gobiernos de distintos signos.

El ejército chileno fue manifiestamente cruel, asesinando a todos los prisioneros de guerra, por lo que el discurso del presidente de Chile Sebastián Piñera al comentar el fallo de la CIJ, faltó a la verdad histórica al sostener que su país siempre cumplió con todos los tratados y leyes internacionales. No ha sido así.

 En este caso  la guerra del Pacífico fue una  invasión, una decisión unilateral, de Chile contra Bolivia y Perú, violando leyes internacionales..

Algo más cercanamente la conducta en el caso de la guerra del Atlántico Sur,(1982) cuando la Junta militar argentina decidió recuperar el archipiélago de Las Malvinas y Gran Bretaña mandó su flota. Pese a los acuerdos militares de ambas dictaduras, y sus pactos de muertes como la Operación Cóndor cuya acta de fundación se produjo en Santiago de Chile en noviembre de 1975, el dictador Augusto Pinochet no dudó en violar todas las normas y apoyar al Reino Unido en la guerra contra sus “colegas” argentinos.

Vale recordar que en el fallo de la CIJ quedan   aún por resolver los temas pendientes del diálogo y otros entre Bolivia y Chile.Además no puede hablarse de “ganador y perdedor” cuando se trata del bienestar de los pueblos.

Cuando se desestiman los argumentos presentados por Bolivia, uno se pregunta por qué la CIJ aceptó ir adelante en el año 2013, cuando se presentó la demanda interpretando que había llegado un tiempo distinto para la región. Especialmente atendiendo a la voluntad del pueblo boliviano de rescatar lo suyo y de resolver una enorme injusticia que causa severos daños económicos, pero esencialmente que desconoce los derechos de un país donde la injerencia imperial siempre fue de características brutales.

Si no existían  fundamentos precisos por qué aceptar la CJI ir adelante creando expectativas no sólo a Bolivia, sino a Perú, otro país víctima de la llamada Guerra del Pacífico, y a toda América Latina..

Si no hay fundamentos no se comienza una causa como ésta. ¿O se tratará la resolución de la Corte de una decisión que tiene que ver con las necesidades imperiales de estos tiempos, al producirse este fallo en momentos políticos complejos para Bolivia, amenazada por el gobierno de Estados Unidos desde que ese país tomó un camino verdaderamente emancipatorio en el siglo XXI.

¿Fue presionada la Corte?.  ¿Qué organismo internacional nos ampara o responde a los llamados de nuestros pueblos amenazados, agredidos, saqueados?.

En estos tiempos todo es posible y es lo que han mencionando diversos analistas internacionales. Si esto se utiliza como un golpe, no es sólo para Bolivia, sino para América Latina en su conjunto, cuando está sometida la región a una guerra Contrainsurgente de Baja Intensidad (GBI) de Cuarta Generación, destinada a someter a todos nuestros países a un proyecto de recolonización, estableciendo gobiernos bajo el control directo de Washington.

Al considerar  Estados Unidos a nuestra región su “patio trasero” y enarbolar la doctrina Monroe de 1823, como lo ha confirmado recientemente durante la  73 Asamblea de Naciones Unidas el presidente Donald Trump, estamos ante un auténtico proyecto de recolonización. De eso se trata este período histórico.

América Latina y el Caribe, con sus enormes riquezas y reservas de recursos naturales, no podría haber quedado nunca fuera de la decisión de crear una gobernanza global, pero las nuevas circunstancias mundiales no están haciendo fácil esta expansión hacia todos los continentes y menos aún a una región como la nuestra que ha resistido  casi siete siglos.

Después de haber vivido un tiempo histórico de reencuentro y de integración en los pasos gigantes que se dieron en la  década pasada, será muy difícil  que nos impongan otro período colonial. Lo hemos visto en la dignidad de los mandatarios de Bolivia, Cuba, Venezuela   durante la 73 Asamblea General de la ONU.

El presidente Evo Morales  puso en el escenario mundial, la necesidad de una salida al mar para su país, especialmente porque la pérdida de territorio sucedió mediante una invasión, detrás  de la cual estaban los intereses de Gran Bretaña. Nunca el tema fue tan estudiado y conocido como en este tiempo, que era lo que el pueblo boliviano necesitaba para lograr la solidaridad del mundo, como sucedió.

Ese es el triunfo mayor del gobierno boliviano, que está amparado por la verdad histórica y la razón que hace a la justicia, no importa cuán tardíamente  llegue.

El mundo sabe ahora que este es también un tema humanitario, porque la falta de una salida al mar, impide que la recuperación de Bolivia se de más rápidamente. Su pueblo mayoritariamente indígena estuvo sometido a un verdadero apartheid en ese país,  que además fue llevado a otra guerra cruel  enfrentándose a sus hermanos paraguayos, entre 1932 y 1935, en el siglo XX,   también por intereses de compañías petroleras británicas y estadounidenses. Fue la llamada Guerra del Chaco otra forma de genocidio en la región.

Vale recordar también la histórica lucha del pueblo boliviano  y sus dirigentes contra el imperio español que estaba ocultada, enterrada como los espejos astillados, y que  por primera vez en la historia Evo, un hombre sabio como sus antepasados, un hombre de la etnia Aymara  llegó al gobierno a fines de 2005. Los pueblos originarios sintieron que era  uno de los suyos, de aquellos que mantuvieron su cultura milenaria y sus sueños.

LO QUE BOLIVIA PERDIO

Como se sabe Chile tiene una larguísima costa sobre el Pacífico, y durante la guerra  añadió otros 400 Km que pertenecían a Bolivia  y un territorio de cerca de 120 mil kilómetros cuadrados  con grandes riquezas mineras. Y con esto Bolivia perdió su salida al mar, el puerto de Antofagasta,(El que fuera  llamado Departamento del Litoral, además las localidades de Cobija, Mejillones , entre otras)..

En el documento preparado por el gobierno de Bolivia en 2014(El Libro del Mar”) se refiere a las graves pérdidas  que ocasionó a este país el perder el acceso a los recursos marítimos (el salitre, la pesca y otros, además de la plata, el cobre  y el litio en los territorios, además de los obstáculos  y trabas impuestos por Chile al libre tránsito de las exportaciones e importaciones bolivianas , sin cumplir con pactos del año 1904.

Sin embargo para Bolivia no es sólo  un tema económico, es una reivindicación histórica y ancestral. Y estos son tiempos en que países hermanos deben acercarse, superar conflictos que pueden tener una solución real, efectiva, mucho más allá de intereses económicos.

En lo que va del siglo ha sido un hecho extraordinario la recuperación de derechos e identidad del pueblo boliviano, que se sintetiza en la Constitución actual del ahora Estado plurinacional de Bolivia.

Ante esta nueva realidad un gesto de Chile tendría dos elementos a considerar. Diferenciarse de aquellos que llevaron adelante una invasión brutal y abrir un camino conjunto con un reconocimiento justo de las necesidades de un pueblo, al que se violentó de tal manera en un momento de la historia.

Es sólo un gesto de reivindicación, una devolución histórica de un corredor estratégico hasta el mar, con soberanía tan importante para el futuro de Bolivia y para una relación definitivamente más justa entre naciones hermanas, cuya única salvación frente a intereses externos salvajes, es la unidad.

Por todo esto como nunca se necesita la solidaridad de los pueblos no sólo de América Latina, sino del mundo. No existen fracasos políticos en lo sucedido, porque hoy en el escenario de un mundo incierto, hay certezas de la posibilidad de dar vuelta las injusticias de una historia como la nuestra, en que vale mencionar que los libertadores de América lucharon juntos, sin pretensiones de “conquistas” y logramos una independencia que fue frustrada por la llegada de otros imperios de nuevo cuño  a fines del siglo XIX, que produjeron los saqueos del siglo XX y el genocidio de la dependencia, que hasta hoy padecemos.

Son otros los tiempos, y es el pueblo chileno el que debe tomar en sus manos  no sólo su propia liberación, sino la de sus hermanos de la región. Nada libera más que la solidaridad entre nuestros pueblos. Y nada nos hace más fuertes ante el mundo que la unidad latinoamericana y caribeña.

Por eso lucha Evo Morales, sin revanchas, con la fuerza de la justicia y la razón, para impedir que se vuelvan atrás todos los avances logrados en estos últimos años del reencuentro de su pueblo con su tierra, sus derechos  y su pasado histórico.

De esto se trata, de romper los esquemas, de entender que América Latina y el Caribe en su conjunto no pueden tener otro siglo perdido, no pueden perder su futuro. Nuestro desafío es terminar con la dependencia e imponer por la razón nuestros derechos, construyendo vínculos, recuperando definitivamente nuestra identidad, nuestro legado histórico.

Debemos dar pasos que muestren al mundo que se ha llegado al final de toda dependencia colonial. Estamos compartiendo un territorio con todos los recursos naturales, logramos avanzar hasta unirnos por sobre nuestras diversidades en la década pasada . De esto se trata   la lucha del pueblo boliviano. ¿Puede separar a Chile y a Bolivia una franja de tierra  cuando tienen tanto en común ambos pueblos?

¿Es tan difícil ceder un corredor hasta el mar a un país, al que decisiones de algunos sectores en el pasado llevaron a una guerra  en nombre de una potencia imperial?. Son otros tiempos y es importante reflexionar ante la vergonzosa actitud de algunos medios, periodistas y analistas que tratan de utilizar este tema tan sensible para manejarlo como una cuestión entre triunfadores y ganadores, o como  un elemento para desmoralizar al pueblo boliviano, cuando tiene que decidir su futuro.

Sembradores de odio que responden a oscuros intereses para dividirnos y debilitarnos. No se equivoquen las hienas de estos tiempos modernos. Hay un camino abierto y los vamos a caminar junto a Evo Morales y el pueblo boliviano, porque es el futuro de todos nuestros países el que se juega  en estos acontecimientos

Por REDH-Cuba

Shares