A tres años del inicio del golpe parlamentario a Dilma Rousseff, la ex presidenta brasileña afirmó que aquello fue “la puerta para el desastre”. En un artículo publicado bajo ese título por el periódico brasileño Brasil de Fato, Rousseff reflexiona sobre cómo aquel 17 de abril de 2016 comenzó el proceso para imponer una agenda neoliberal en el país.

“Hoy, hace tres años, la Cámara de Diputados comandada por un diputado condenado por corrupción aprobó la apertura de un proceso de impeachment contra mí, sin que hubiese crimen de responsabilidad que justificase tal decisión. Aquella votación en el plenario fue uno de los momentos más infames de la historia brasileña. Avergonzó a Brasil frente a sí mismo y ante el mundo”, comienza la ex mandataria.

Rousseff denunció que fue un sistemático sabotaje a su gobierno, lo cual derivó en el rompimiento de la normalidad institucional. Para ilustrar esto, relata que en los seis primeros meses de su gobierno comenzado en 2014 se presentaron 15 pedidos de impeachment, al tiempo que, la oposición “salvaje” en el Congreso impidió sistemáticamente que se aprueben proyectos cruciales para la estabilidad económica del país.

La ex mandataria alega, entonces, que el golpe fue una construcción multisectorial. “La construcción del golpe se dio en el Congreso, en los medios, en partes del poder judicial y del mercado financiero. Compartían los intereses de los derrotados en las urnas y actuaban en sincronía para hacer inviable al gobierno”, afirma. “El principal objetivo del golpe fue enmarcar a Brasil en la agenda neoliberal que por cuatro elecciones presidenciales consecutivas había sido derrotada en las urnas”, agrega.

Rouseff sostiene que bajo la actuación de los medios y su relación con la operación Lava Jato -que, dice, permitió que la prensa se transforme en la cuarta instancia del poder judicial- subyace la lógica política de destrucción y criminalización del Partido de los Trabajadores, especialmente del ex presidente Luiz Inácio Lula da Silva. “El efecto colateral de esa trama fue la destrucción de los partidos de centro y de centro-derecha que se doblegaron a la tentación golpista. Fue eso lo que permitió la limpieza del terreno partidario tan necesario para que florezca la ultraderecha bolsonarista, como una planta solitaria, en las elecciones de 2018”, indica.

La ex mandataria argumenta que tras el golpe, todos los avances en materia de extensión de derechos comenzaron a bloquearse. “El golpe resultó en una calamidad económica y social sin precedentes para Brasil y, en seguida, en la elección de Bolsonaro. Derechos históricos del pueblo están siendo aniquilados”, dice. Y ahora todo empeoró, sostiene Rousseff: “Este proceso se radicalizó con un gobierno agresivamente neoliberal en la economía y perversamente ultraconservador en las costumbres. Un gobierno con una inequívoca índole neofascista”. Afirma, así, que los retrocesos del gobierno de Michel Temer se están ampliando al mantener y profundizar la enmienda del techo de gastos que reduce las inversiones en educación y salud, la reforma laboral, la venta de bloques de presal, y la lista de Rousseff sigue. “El proceso culmina ahora con el intento de privatización del sistema previsional. Los cambios que el gobierno quiere hacer refuerzan privilegios de unos pocos y sacrifican a los jubilados de bajos ingresos, a las mujeres y a los trabajadores rurales y urbanos”, dice.

La expresidenta pone énfasis en que Bolsonaro sigue sostieniendo que Brasil estaba quebrando cuando el gobierno golpista de Temer asumió. La mentira, dice, que fundamentó el golpe. “La verdad es que Brasil nunca estuvo ni siquiera cerca de quebrar durante mi gobierno. Un país solo está quebrado  cuando no puede pagar sus deudas internacionales”, afirma. A continuación recuerda que el ex presidente Fernando Henrique Cardoso tuvo que apelar al FMI para hacer frente al endeudamiento externo y la falta de reservas, y que Lula saldó dicha deuda con el Fondo en 2005. Es entonces cuando Rousseff aprovecha para tirar un palo al gobierno de Mauricio Macri: “Situación muy diferente de lo que acontece hoy, infelizmente, en la Argentina de Macri, sometida una vez más a las absurdas exigencias del FMI”.

La ex mandataria, entonces, traza una línea en el tiempo. “Lo que aconteció hace tres años explica y es causa de lo que está pasando hoy. Hay razonaes más que suficientes -sentencia- para que la historia registre el 17 de abril de 2016 como el día de la infamia.”

Fuente: Página 12

Por REDH-Cuba

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