Mike Pompeo, que efectuará una gira de 72 horas por Chile, Perú, Paraguay y Colombia, tiene nombre de mafioso. Y es mafioso aunque más peligroso que los de antaño.
El poder de la mafia es hoy infinitamente superior al que en su época tuvieron las “familias” Genovese, Gambino o Luciano. La mafia sofisticó sus métodos y amplió sus intereses. No solo controla la droga, la prostitución, el juego, el tráfico de armas y la trata de personas. Hincó también sus dientes en la política e hizo suyas las instituciones civiles y militares, las iglesias, los medios de comunicación, la industria y las finanzas de EE.UU. Su estado mayor abandonó Chicago y se aposentó en la Casa Blanca de Washington.
Mike Pompeo es uno de los pistoleros de la Familia Trump con otros gángster como Mike Pence, John Bolton, Elliot Abrams y Marco Rubio cuyas brutalidades marcan a fuego la decadencia del imperio.
¿Cuál es el motivo del viaje de Pompeo? No se diga que discutir las políticas del Departamento de Estado con gobiernos peso pluma en el plano internacional. Entretanto en el mundo arde la guerra civil en Libia, Corea del Norte incrementa su armamento nuclear, la OTAN teme un conflicto con Rusia, China no afloja en la guerra comercial, la ola migratoria de los desesperados de África se vuelca sobre Europa y miles de infelices centroamericanos se agolpan a las puertas de la frontera de EE.UU.
No se diga tampoco que Pompeo necesita alinear gobiernos reacios con las políticas de EE.UU. Los de Chile, Paraguay, Perú y Colombia han dado suficientes pruebas de docilidad perruna con la voz del amo. Son los fundadores del Grupo de Lima que desde 2017 intenta socavar la estabilidad del gobierno de Venezuela.
Entonces, ¿a qué se debe la sospechosa gira que Pompeo inicia en Santiago?
El perfil de este mafioso es más siniestro de lo que aparenta a simple vista.
Su desempeño como congresista estuvo marcado por los escándalos del financiamiento de sus campañas. El 2016 la Familia Trump lo designó director de la CIA. En ese cargo defendió el espionaje que la Agencia practica a nivel mundial y proclamó una acción “implacable” contra toda amenaza a la seguridad de EE.UU.
Tal argumento –una presunta amenaza a la seguridad nacional- utiliza la mafia para encubrir su embestida contra Venezuela. Es el manto que cubre el verdadero objetivo de la Familia Trump: apoderarse de las fabulosas reservas de petróleo, gas, oro, hierro, níquel, diamantes, coltán, etc., que atesora el suelo venezolano.
Los gobiernos suramericanos que visitará Pompeo lo saben. No son cándidas palomas sino cómplices conscientes del holocausto que EE.UU. intenta consumar en Venezuela para derrocar a su legítimo gobierno.
Tampoco Pompeo necesita dejar instrucciones al Grupo de Lima que el 15 de abril se reúne en Chile. Ese grupo –que va camino de convertirse en grupúsculo- sabe lo que tiene que hacer en su su miserable papel de Caín.
Entonces, ¿cuál es el verdadero objetivo de la gira express de Pompeo?
Algo huele mal en este asunto. Hay algo oculto que sin duda tiene que ver con Venezuela que es la obsesión de la mafia.
Su marioneta en Caracas, Juan Guaidó, va a cumplir 90 días de “presidente encargado” y aún no controla ninguna institución del estado. Más bien se está desinflando. Sus convocatorias son cada vez más escuálidas y en cambio se mantienen en alza y vigorosas las movilizaciones y la organización del pueblo revolucionario.
En el plano internacional se han estancado los reconocimientos a Guaidó. La mafia le ha conseguido el apoyo de 54 gobiernos… pero los miembros de la ONU son 193.
Pedalear en el vacío sin avanzar un centímetro y desafiado por el coraje de un pueblo, debe ser abrumador para la primera potencia mundial. EE.UU. ha violado todas las leyes internacionales y jugado todas las cartas posibles para derrocar al presidente Maduro y no puede conseguirlo.
Entonces, ¿qué nueva operación mafiosa se está tramando contra la revolución bolivariana que obliga a Pompeo dejar el teléfono y tomar el avión?
MANUEL CABIESES DONOSO
Abril 2019
Fuente: Punto Final