“Oh, Patria Mía, Patria Mía,la grandeza y la belleza, el esplendor y la suntuosidad se encuentran entre tus colinas, entre tus colinas. Y la vida y la salvación, la dicha y la esperanza, se encuentran en tu aire, en tu aire. ¿Cuándo podría verte, cuándo, sana y a salvo, triunfadora y dignificada? ¿cuándo podría verte, cuándo, desde tu altura alcanzando los cielos, alcanzando los cielos? Patria Mía, Patria Mía. Oh, Patria Mía, Patria Mía, los jóvenes no se cansarán, su preocupación es la independencia, o perecer en el intento, perecer en el intento. Abrazarán la muerte antes de ser para los enemigos unos esclavos, unos esclavos. No aceptaremos, no aceptaremos ni la humillación perpetua, ni esta vida irritable, ni la humillación perpetua, ni esta vida irritable. No la aceptaremos, sino restauraremos la herencia de nuestra gloria, la herencia de nuestra gloria. Patria Mía, Patria Mía. Oh, Patria Mía, Patria Mía. La espada y la firmeza y no la palabrería o la disputa serán nuestro emblema, nuestro emblema. Nuestra gloria y nuestra promesa son un deber que hacia la fidelidad nos conmueve, nos conmueve. Nuestra dignidad, nuestra dignidad es un fin que nos honra y es una bandera que ondea. Es un fin que nos honra y es una bandera que ondea. Que dichosa eres, allá, desde tu altura, venciendo a tus enemigos, venciendo a tus enemigos, Patria Mía, Patria Mía.

Himno Nacional de Palestina: Patria Mía.

Letra: Ibrahim Touqan. Composición: Mohamad Fleifel. Traducido al castellano por Jamal Halawa.

El abandono por parte del imperialismo estadounidense de sus obligaciones políticas en la UNRWA tiene la intención de borrar la agencia comprometida internacionalmente con el cumplimiento del derecho de los refugiados palestinos al regreso a su patria. El plan primero era la recolonización sionista para disponer de un ariete imperial con el que destruir los países que alcanzaron su independencia, y, fortalecer su abrazo global sobre el mundo. Esta baza de hundir la UNRWA es parte del Acuerdo del Siglo. Ha entrado en juego un disparo más, EEUU lo ha lanzado disponiendo que su embajada se ponga en Jerusalén, han ido detrás varios gobiernos dispuestos a sostener la creación de un ente racista en territorio de un país invadido. Cualquiera que defienda su propia soberanía sentirá bochorno al ver a esos esclavos.

Los invasores han dejado en la diaspora a millones de palestinos, eso no lo pueden negar los invasores, de ahí que un punto fuerte de su labor sea hacer desaparecer, o, dar por muertos los órganos de Derecho Internacional. La respuesta de Palestina no puede ser otra que actuar con unidad en el rechazo a la maquinaria estadounidense y sionista. La fuerza de Palestina se manifiesta en la unidad de su movilización, sobre el terreno y en el plano internacional.

El pretendido Acuerdo del Siglo ha puesto en evidencia la flaqueza de ese Acuerdo de Oslo, con esto queda atrás finalmente, después de más de 20 años puede verse que significó un respiro para el neocolonialismo dejándole avanzar, nunca ha sido detenido, y ha causado la parálisis y la división en el campo político, social y económico de los palestinos.

Bajo esa realidad neocolonial imperialista hay una vía que alimenta diariamente en sus raíces a los ocupantes, es la colaboración de los órganos de dirección de la Autoridad Palestina con su aparato militar y policial, como si los dos tuviesen una misma causa, sabiendo, como es bien sabido, que quienes pierden la vida de cualquier manera son aquellos que la exponen por la independencia y la libertad de Palestina. La soberanía de Palestina es reconocida por la mayoría de los países del mundo y con base en el derecho irrenunciable de los pueblos a determinarse. No habrá duda, supongo, en este punto: que toda colaboración con el ocupante resulta en la asfixia del pueblo palestino, en su diaspora, en la responsabilidad de su historia, en la que sus mártires han hecho y hacen el cauce que forma patria.

Todos los esfuerzos que se puedan dedicar son necesarios, ninguno interfiere en los otros, la importancia de la causa de Palestina para los pueblos no se pone en duda, por eso los campos de lucha se alimentan unos a otros, la lucha por el retorno de la población refugiada, la defensa de la tierra, la negación de los asentamientos, la separación de las fuerzas palestinas de las fuerzas neocoloniales, la defensa del derecho internacional y el derecho de Palestina en todos los organismos, la denuncia del muro de aislamiento de las poblaciones, la negación de los check point, el derecho de los prisioneros a su libertad, el derecho a usar una moneda propia, a emplear sus impuestos en su economía e industria, el derecho a disponer de sus propias fronteras, a entrar y salir del país sin condiciones, … cualquier medida que suponga el respeto y la personalización de Palestina vendrá de la unidad en los acuerdos de mayorías, no en las divisiones  territoriales y las discusiones por lo alto. No hay ninguna duda sobre cuáles son los derechos legítimos, la acción que los reclame, en todos los órdenes, es la que imprime en la conciencia de los pueblos  la importancia de Palestina.

Ramón Pedregal Casanova es autor de los libros: “Gaza 51 días”, “Palestina. Crónicas de vida y Resistencia”, “Dietario de Crisis”,  “Belver Yin en la perspectiva de género y Jesús Ferrero”, y “Siete Novelas de la Memoria Histórica. Posfacios”. Presidente de la Asociación Europea de Cooperación Internacional y Estudios Sociales  AMANE.  Miembro de la Comisión Europea de Apoyo a los Prisioneros Palestinos.

Miembro del Frente Antiimperialista Internacionalista (FAI).

Por REDH-Cuba

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