Cinco años atrás, el 17 de diciembre de 2014, casi sin creerlo, vimos por televisión cómo los Cinco Cubanos salían definitivamente de las cárceles de Estados Unidos y viajaban a Cuba después de 16 años de lucha.  En esos últimos días, había algunas señales de que su libertad estaba siendo negociada por la Administración Obama, pero por una saludable desconfianza hacia el gobierno de EE.UU., no la aceptamos como realidad hasta que los vimos bajar del avión en La Habana, y correr a los brazos de sus seres queridos.

Como oficiales de inteligencia, los Cinco Cubanos habían sido designados para venir a los Estados Unidos a principios de la década de los noventa a monitorear las actividades de grupos terroristas en el Sur de la Florida que operaban impunemente contra Cuba. Los Cinco vinieron sin armas, con la única intención de defender al pueblo cubano de ataques terroristas que, desde el comienzo de la Revolución Cubana (1959), han provocado la muerte de más de 3.500 cubanos.

El 12 de septiembre de 1998, Antonio Guerrero, Fernando González, René González, Ramón Labañino y Gerardo Hernández fueron arrestados y llevados a confinamiento solitario en una Prisión Federal de Miami. Durante los siguientes 18 meses no tuvieron ningún tipo de contacto. La intención de los EE.UU. era desgastarlos, quebrarlos y hacer que renunciaran a la Revolución.

Los guardias les recordaban constantemente que estaban olvidados y que nadie sabía que estaban allí. Pero como Gerardo Hernández, que cumplía dos cadenas perpetuas más 15 años, explicó a Resumen Latinoamericano, “Aquel ‘Volverán!’ de Fidel en Junio de 2001 marcó un antes y un después en el caso de Los Cinco. Desde ese momento nosotros supimos que no podrían vencernos, que la lucha seria dura y larga, como advirtió el Comandante, pero que regresaríamos a la patria. Solo alguien con su luz larga podía asegurar algo así ante el mundo, en momentos en que todo el odio y los deseos de venganza del imperio se volcaban contra nosotros. Así de grande era Fidel. Por eso el regreso de Los Cinco fue su victoria, y pudimos celebrarla con él.”

Fidel proporcionó la chispa que inició esta extraordinaria lucha, y fue el pueblo cubano, quien considerando a los Cinco como sus propios hijos, se movilizó como nación; y nunca se rindió. Y fueron sus familiares, en su mayoría mujeres, con una fuerza notable y un coraje digno, las que viajaron por el mundo para explicar que se trataba de un caso de simple justicia y del derecho de una nación a defenderse y a coexistir en paz.

Los Cinco se convirtieron en prisioneros políticos que gozaban del apoyo de todo un país, inspirando a miles de activistas solidarios a unirse a un movimiento que exigía su liberación. Al principio fueron unos pocos comités e individuos, pero coincidiendo con el advenimiento de los medios sociales e Internet, se convirtió en una campaña internacional conectada entre sí, formada por cientos de grupos de solidaridad en la mayoría de los países y también actores, artistas, abogados, trabajadores, estudiantes, académicos, escritores y organizaciones religiosas. Durante esos años hubo pocas embajadas o consulados de los Estados Unidos que no fueran testigos de las frecuentes protestas, frente a sus sedes, pidiendo la libertad de los Cinco y durante tres años consecutivos antes de su liberación, personas de diferentes estados y países se reunieron durante una semana de actividades en Washington DC para exigir su libertad, incluyendo protestas frente a la Casa Blanca.

Gerardo explicó cómo este apoyo nunca se perdió en los Cinco. Nunca olvidamos que si hoy disfrutamos de tanta felicidad, lo debemos a los esfuerzos de compañeras y compañeros de Cuba y del mundo que durante muchos años lucharon por nuestra liberación. Esa fue también su victoria, y no hay un día en el que no lo recordemos.”

Han pasado cinco años, y estos hombres que dieron los mejores años de sus vidas, no por dinero o fama, sino por el amor a su país, algo que el gobierno de Estados Unidos nunca entenderá, están integrados a la sociedad. Como nos dijo Gerardo, “Siempre soñamos con la posibilidad de algún día regresar a la Patria y contribuir junto a todo nuestro pueblo a la construcción de esa sociedad a la que todos aspiramos. Hace cinco años que hemos estado aportando nuestros modestos esfuerzos, codo a codo con todos los cubanos, en las diferentes tareas que nos asignaron. Me siento muy feliz como vicerrector del Instituto Superior de Relaciones  Internacionales «Raúl Roa García» de La Habana, donde se forman nuestros diplomáticos”.

 La libertad de los Cinco Cubanos fue clave en los pasos dados por Obama hacia la normalización de las relaciones con Cuba que llevó a cabo a través de negociaciones con el gobierno cubano.

Desde que Trump asumió el cargo, ha revertido la mayoría de los avances de la administración Obama hacia la Isla a través del extraño privilegio ilusorio y transitorio de la Orden Ejecutiva. Ha utilizado una orden ejecutiva tras otra para endurecer el bloqueo que lleva más de 60 años. Cada mañana los cubanos se despiertan y encuentran una nueva sanción, basada en pretextos infundados, que viene del despacho oval.

Mientras Cuba expresa constantemente su voluntad de dialogar con Estados Unidos basada en el respeto mutuo, no cederá ante las amenazas y la arrogancia.

De algo si estamos seguros: Trump, ni ninguna administración estadounidense podrá jamás emitir ningún decreto ejecutivo que revierta el regreso de los Cinco Héroes cubanos a su Patria.

Por REDH-Cuba

Shares