En el año 2012, el Comandante Chávez nos legó dos grandes faros para continuar nuestra construcción socialista: el Plan de la Patria y el Golpe de Timón. El primero, la continuidad de la línea programática de la revolución, bajo el mismo espíritu de los planes socialistas, pero con una visión más transformadora. El segundo, una crítica dirigida fundamentalmente a dar un nuevo impulso en la política del Gobierno Bolivariano, el qué hacer planteado dialécticamente, atendiendo tanto a la necesidad de llevar a cabo ese programa, como al momento histórico en curso. Ambas orientaciones indudablemente encierran un gran objetivo: profundizar la Revolución Bolivariana.

Es necesario hacer hincapié en este tema, cuando hemos decidido que el camino ineludible para la edificación definitiva de una Patria libre y soberana, capaz de entregar la mayor suma de felicidad a su población, es el socialismo, nuestro Socialismo Bolivariano. Y solamente lograremos ese propósito con la profundización del proceso de liberación nacional iniciado en febrero de 1999. Eso parte, como bien nos indica el Comandante Chávez, por cambiar la base productiva, por democratizar el poder económico, logrando la planificación de las relaciones productivas desde la autogestión colectiva. “Son elementos que ayudan a orientar el tránsito, y de eso estamos hablando hoy, sobre la economía y cómo ahora con el nuevo ciclo que se abre, debemos ser más eficientes en el tránsito, en la construcción del nuevo modelo político, económico, social, cultural, la revolución…”. Estas líneas, trazadas hace ocho años, siguen vigentes hoy, cuando el imperialismo incrementa la guerra económica contra nuestro Pueblo.

Radicalizar el proceso de liberación nacional, siguiendo el programa de la revolución contenido en el Plan de la Patria, y bajo la conducción política del compañero Presidente Nicolás Maduro; es tal vez la tarea de mayor importancia en la actual coyuntura del país. Las agresiones permanentes a nuestra economía, orquestadas desde Washington con el único fin de asfixiar a la población y crear condiciones para una intervención, hacen necesario acelerar cambios en la estructura productiva, superar definitivamente el modelo rentista y entregar el control de la industria nacional a las trabajadoras y los trabajadores para una mayor eficiencia en la producción.

Hemos avanzado bastante en ese sentido. La implementación del Petro como medida para enfrentar el bloqueo comercial; así como la continuidad y fortalecimiento de las relaciones con China, Rusia y otros países en la construcción de la multipolaridad, han permitido frenar las pretensiones desestabilizadoras imperialistas.

Sin embargo, falta mucho por hacer todavía para conducir la revolución hacia su profundización. El Comandante Chávez describió este proceso como un largo camino, cargado de dificultades, de acechanzas y agresiones, de traiciones y guerras no convencionales. Para los propósitos planteados, para poder superar entonces esos obstáculos que el enemigo externo e interno pretende imponer constantemente, necesario es consolidar el Poder Popular como síntesis del todo, como esencia de la democracia bolivariana y como centro de todo el accionar político. Es decir, que el Pueblo tenga cada día mayor organización y consciencia, siendo capaz de revisar permanentemente la teoría y la práctica revolucionaria, para una mejor lectura de los errores cometidos, rectificar lo que sea necesario, y poder entonces conseguir las posibles soluciones y reimpulsar, léase radicalizar, nuestra construcción socialista.

No puede ser de otra manera, y así lo entendió el Comandante Eterno, quien en el preámbulo del Plan de la Patria escribió: “Para avanzar hacia el socialismo, necesitamos de un Poder Popular capaz de desarticular las tramas de la opresión, explotación y dominación que subsisten en la sociedad venezolana; capaz de configurar una nueva socialidad donde la vida cotidiana, donde la fraternidad y solidaridad corran parejas con la emergencia permanente de nuevos modos de planificar y producir la vida material de nuestro Pueblo”.

Por eso hoy, en perfecta unidad cívico-militar, en plena confrontación antiimperialista para defender las conquistas de estos años de dignidad revolucionaria, el gran reto, para avanzar decisivamente en profundizar nuestro proceso liberador, es consolidar el Poder Popular, único garante de las transformaciones necesarias en pos de ese gran sueño.

Fuente: ALAI

Por REDH-Cuba

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