Si alguna vez el mandatario Donald Trump pensó y hasta pudo haber utilizado el Covid-19 para favorecerse en las próximas elecciones en Estados Unidos, lo cierto es que el nuevo coronavirus puede descoronarlo definitivamente en noviembre venidero, y hacer tambalear el imperio de Washington.

Lejos de conseguir vencer a China en una contienda comercial que Trump le desató, incluida, sin duda alguna, la guerra bacteriológica, el gigante asiático es ya el triunfador al detener la pandemia, y ahora EEUU es uno de los países con mayores riesgos de contagios, al igual que varios de sus aliados europeos.

El inquilino de la Casa Blanca es considerado el principal responsable de la grave situación que vive el mundo hoy ante el Covid-19, además del menos solidario y preocupado por sus conciudadanos.

Analistas sostienen que el jefe del régimen de Washington esconde o no tiene la menor idea de las personas infectadas en EEUU, donde no existe un sistema de salud capaz de enfrentar una epidemia como la del actual coronavirus, y 45 millones de habitantes carecen de seguro médico.

A la vez, le importa un bledo que Europa, su siempre fiel aliada, se haya convertido en las últimas semanas en el epicentro de la pandemia, según la Organización Mundial de la Salud (OMS).

A sus “amigos” del viejo continente les canceló los viajes a territorio estadounidense, y poco le interesa las muertes de ese lado del Atlántico.

Sin embargo, la ganadora China, acompañada con medicamentos cubanos, como el Interferón, un antiviral muy eficiente aplicado contra el Covid-19 en el país asiático, ha brindado su apoyo a Europa y otros pueblos afectados como los de Corea del Sur y Japón.

Cuba, bloqueada como nunca antes por Trump, también ha recibido solicitudes de ayuda de varios gobiernos por su prestigio internacional en la esfera de la salud y en la producción de fármacos.

Hace pocas horas las autoridades de la nación caribeña, a petición del Reino Unido y de Irlanda del Norte, y en otro gesto humanitario, autorizó el atraque en uno de sus puertos del crucero MS Braemar, de la línea Fred Olsen, donde viajan personas afectadas por el Covid-19, las cuales serán atendidas bajo los protocolos de la OMS y cubano, y trasladadas posteriormente a sus lugares de origen.

Una declaración oficial del Ministerio de Relaciones Exteriores de la mayor de las Antillas señaló que son tiempos de entender la salud como un derecho humano, de reforzar la cooperación internacional para hacer frente a nuestros desafíos comunes, valores que son inherentes a la práctica humanista de la Revolución cubana.

Pésele a quien le pese y duélale a quien le duela, China y la isla caribeña están dándole una lección al mundo, mientras Trump ya tiene cavada su propia tumba, y también podrá pasar al basurero de la historia como el sepulturero del imperio de Washington.

Por REDH-Cuba

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