«¡Liberen Minnesota!», «¡Liberen Michigan!», «¡Liberen Virginia!», estos insólitos tuits, lanzados el viernes a la red digital, no fueron escritos por los miembros de los grupos de extrema derecha, muchos de ellos armados, que se manifestaban en las calles, de esas y otras ciudades estadounidenses, en contra del aislamiento social indicado para combatir la extensión de la covid-19 en el país más afectado por la pandemia. Fueron escritos por el propio presidente Donald Trump.

El respaldo, así expresado por el mandatario a los grupos supremacistas blancos y antigobierno, no se limitó a este «llamado», también convocó a proteger el derecho constitucional a portar armas, derecho que, según él, «está bajo asedio».

En Oklahoma, según cita CNN, un copresidente estatal de la campaña de Trump de 2016 declaró de forma egoísta: «No somos Nueva York. Sus problemas no son nuestros problemas».

La maquinaria mediática, los bots, las páginas y cuentas en redes digitales de las celebridades de extrema derecha, han estado propagando cantidades ingentes de falsas noticias, xenofobia y teorías de conspiración sobre el virus.

Donald Trump ha estado retuiteando activamente, y compartiendo información falsa sobre la covid-19, burlándose, en su peculiar estilo, de los políticos, científicos y personalidades de la Salud de su país y del mundo.

Más allá de su estrategia electorera de presentarse como un «opositor» del establishment ante su base, la posición del inquilino de la Casa Blanca es extremadamente peligrosa en una sociedad donde el descontento crece ante el derrumbe del sueño americano y de la pretendida predestinación hegemónica mundial, retada por potencias emergentes, y ya no tan emergentes como Rusia y China, que sostienen posiciones multilaterales, de cooperación internacional y solidaridad, contrarias al unilateralismo made in usa.

¿A qué conduce todo esto? Observemos con atención: podríamos estar ante el proceso de construcción de un «sentido común» de la extrema estadounidense.

Fuente: Granma

Por REDH-Cuba

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