Como muchos lectores de Página/12 saben, la Operación Cóndor fue un plan de eliminación de dirigentes y militantes políticos sudamericanos ideado y ejecutado por las dictaduras del Cono Sur con el apoyo y la inspiración de la CIA durante los años ’70. En paralelo al régimen de terror sostenido en el secuestro, tortura y desaparición de personas, se creó una red de inteligencia que operó con especial intensidad en Paraguay, Chile, Brasil, la Argentina y Uruguay, coordinada entre servicios de inteligencia y grupos de tareas, que tomó el nombre del inmenso pájaro de los Andes: el cóndor, de vuelo señorial, gran envergadura e indiscutible poder.

En diciembre de 1992, en la ciudad de Lambaré, Paraguay, fue hallada una gran cantidad de documentación que confirma plenamente la organicidad de la Operación Cóndor. Andrea Bello (fallecida en enero de 2019) y Emiliano Serra -con la colaboración de la prestigiosa periodista Stella Calloni-, dirigieron el documental Operación Cóndor, que se estrena en Cine.ar. La película podrá verse este jueves a las 22 por la señal Cine.ar TV, con una repetición el sábado 2 de mayo, a la misma hora. Además, a partir del viernes estará disponible en la plataforma Cine.ar Play, durante siete días, en forma exclusiva y gratuita.

Andrea Bello (Buenos Aires, 1958-2019) fue una exdetenida y desaparecida en cautiverio en la ESMA entre diciembre de 1978 y agosto de 1979. Tuvo un amplio recorrido de militancia en el ámbito de los derechos humanos en la Argentina y participó en distintos juicios de lesa humanidad. También era productora y realizadora. Fundó junto a Eduardo Walger la Asociación Civil y Cultural El Fisgón, desde donde realizó distintas piezas para la promoción y promulgación de los derechos humanos. Emiliano Serra (Buenos Aires, 1975) es egresado de la carrera Diseño de Imagen y Sonido en la UBA. Es también montajista y posproductor de cine y televisión.

La película surgió hace más de diez años de una propuesta realizada por Calloni, reconocida por su larga trayectoria profesional, y escritora de diferentes libros acerca de la operación (Los años del Lobo, en 1999, y Operación Cóndor, un pacto criminal, en 2006). Calloni sentía la necesidad de utilizar una herramienta como el cine para retratar esta historia tan dolorosa del pasado reciente. Y era necesario que fuera sacada a la luz en formato de película para ofrecer a un público amplio y diverso un relato humano potente, y con una sobrada cantidad de documentos que demuestren la existencia de la operación, que colaboró con la implantación del terrorismo de Estado como política en Latinoamérica durante aquella época. Además de testimoniar en el documental, Calloni es la coguionista junto a Eduardo Walger.

Emiliano Serra.

El relato de Operación Cóndor se construye con la voz de sobrevivientes y familiares de detenidos-desaparecidos de la Argentina, Uruguay, Chile, Brasil, Perú y Paraguay, entre otros países de la región. Ellos cuentan cómo se llevaron adelante las distintas operaciones coordinadas entre los servicios de inteligencia de cada país que intervenía en cada caso, para capturar, secuestrar y luego desaparecer a los militantes y dirigentes señalados como “subversivos” por su accionar en contra de los gobiernos dictatoriales. El relato es enriquecido por material de archivo audiovisual, fotográfico y periodístico pocas veces visto y difundido en los medios de comunicación.

«Más que de guía para la estructura del documental, los libros de Calloni sirvieron mucho para el trabajo de investigación», explica Emiliano Serra. «Stella es un referente en el tema, no solamente en la Operación Cóndor sino en todos los temas de política latinoamericana. Y la cantidad de datos que tiene volcados en los libros es increíble. Los libros también los usó el fiscal en la causa de la operación. Así que nos sirvió de puntapié y para bucear dentro de la operación. Después, ella, al ser la coguionista y nuestra guía, estaba totalmente linkeada a cada movimiento que hacíamos en la película, aparte de ser uno de los personajes más importantes que está en el esqueleto del film. Sobre todo su segundo libro, Operación Cóndor, un pacto criminal, lo estudiamos mucho porque tiene mucha información», agrega Serra.

-¿Cómo fue el trabajo de investigación?

-Fue muy largo. Empezamos a grabar en el inicio del juicio en marzo de 2013. Stella, la codirectora Andrea Bello, que es un referente muy importante en DD.HH., el periodista Darío Marchini, el productor Nicolás Bellotti y yo estuvimos investigando y buscando todo el tiempo nueva data. Y como dice Stella en la película, esta operación es como las muñecas mamushkas, porque cada vez que abrís algo aparece otra cosa y otra cosa, y todo está relacionado. Fuimos encontrando muchas cosas nuevas. De hecho, por ejemplo, algo que encontramos fue el testimonio de la fuga de Orletti, que en la película está sólo en audio porque la protagonista no quiere aparecer en imagen todavía. Lo trabajamos con ella y terminamos entregando los audios al fiscal y se sumó como evidencia a la causa judicial. En la película está recreada y ficcionada la fuga dentro de Automotores Orletti, que era el centro clandestino base de Aníbal Gordon y de la SIDE en la Argentina, donde convivían chilenos y uruguayos constantemente.

Bello, Calloni y Serra.

-Justamente, en medio de todo el proceso del documental se llevó a cabo el juicio por la Operación Cóndor. ¿Modificó esto el plan original de la película?

-Participamos bastante del juicio, fuimos a muchas audiencias. Andrea, mi codirectora, que era exdetenida en ESMA, declaró muchas veces y ayudaba a declarar a los testigos en las causas de lesa humanidad. Entonces, se manejaba muy bien en los juicios. La película empieza con el juicio y termina con el juicio. El juicio por la Operación Cóndor terminó en mayo de 2016 y nosotros también estábamos grabando eso. O sea que el documental transcurre a lo largo del juicio, y vamos y venimos varias veces. Algunos testimonios fueron en el juicio, pudimos grabar bastante adentro. El fiscal Pablo Oubiña es también uno de los personajes importantes de la película. Él nos aportaba información todo el tiempo. La causa tiene eso: todo está linkeado con todo. A la vez, nosotros queríamos estar muy cerca de los personajes.

-Justamente, el documental es minucioso en los testimonios de sobrevivientes y familiares antes que pretender detenerse en un análisis exhaustivo. ¿Por qué lo pensaron de esta manera?

-Porque siempre pretendimos estar del lado de los sobrevivientes y de los familiares de los detenidos. Siempre quisimos contarlo desde ese lado, sin apelar a golpes bajos y tratando de mostrar la mayor cantidad de países. Por ejemplo, algunos entrevistados tienen desaparecidas a sus madres, otros a sus hijos, otros a sus parejas, otro estuvo en el centro clandestino y sobrevivió. Quisimos mostrar el crisol de todas las operaciones que se fueron haciendo, pero siempre cercanos a los personajes, lo más humanamente posible.

-¿Cómo surgió la idea del nombre de este operativo siniestro?

-Siempre se dijo que surgió en Chile para el cumpleaños de Pinochet. Fue cuando se inició la operación. Y como se inició ahí, pusieron el nombre Cóndor por estar en Chile. También en algún momento había leído que el nombre había salido de los servicios secretos de Uruguay, pero principalmente es porque se inició en Chile y el Cóndor es el ave conocido allí.

-¿Cómo fue el trabajo de reconstrucción de algunas historias de los casos?

-El desafío era que cada caso fuera como una película en sí misma y teníamos que contarla en cuatro o cinco minutos. Es como para hacer una serie de dieciséis capítulos. Era trabajar mucho con Andrea y buscar cuál podía ser la manera de contarlo en poco tiempo y que quedara claro a dónde queríamos llegar. Nosotros quisimos que la película refleje las distintas texturas, sonidos, colores de cada país, pero que siempre quede en claro que todos los servicios secretos de las dictaduras estaban trabajando en conjunto en todo el Cono Sur. Entonces, cada uno fue distinto. A la vez, quedábamos muy movilizados después de cada entrevista y luego al editarlas. Hubo algunos casos en que mirabas para los costados y estábamos todos llorando, todo el equipo técnico. Había otros que podíamos llevarlos un poco mejor… Pero el compromiso fue total y aprendí mucho al lado de Andrea del tema de la Declaración de los Derechos Humanos y demás.

-¿Cuánto sirvieron los denominados Archivos del Terror, tal como fueron conocidos en Paraguay, como una clave para descifrar la historia de la Operación Cóndor?

-Mucho, porque los Archivos del Terror en Paraguay fueron los de la dictadura de Alfredo Stroessner y tienen datos físicos que aportaron mucho a la causa. Estaba el libro de Stella y junto con los Archivos del Terror el juicio tomó otro valor porque había nombres, lugares de todos los detenidos y desaparecidos en Paraguay, y muchos de los movimientos y de las operaciones que habían hecho en Latinoamérica. También está el caso de Gustavo Molfino, porque su mamá apareció muerta en España. Ellos estaban exiliados en Perú. A su madre la secuestraron en Lima y su cuerpo apareció en Madrid. Fue un caso bastante conocido porque, en su momento, en España salió por los medios. Y así cada caso. Y al aparecer los Archivos del Terror, empezaron a aparecer nombres reales y se entendía el “laburo” que venían haciendo Stroessner, la dictadura de Videla en la Argentina, Pinochet, Torres en Bolivia y los distintos dictadores en toda Latinoamérica.

-Igual, el documental señala que la Operación Cóndor no se descubrió en Paraguay sino cuando mataron al exembajador del Chile de Allende en Estados Unidos, Orlando Letelier. Una muerte en la que estuvo involucrada la CIA a través de Michael Townley, que terminó como testigo protegido.

-Exactamente. De hecho, Michael Townley debe estar vivo todavía en algún lado, como testigo protegido. El caso de Letelier hizo que se viera ante el mundo lo que estaba pasando. Ahí tomaron partido los medios de Estados Unidos y de varios lugares de Europa. El caso Letelier fue totalmente famoso, tapa de todos los diarios. En la película está el testimonio de Townley en archivo contando cómo fue que le puso la bomba abajo del auto. Este hombre tiene como noventa atentados realizados, incluyendo el del avión de Cubana y muchísimos más. Hoy sigue siendo testigo protegido.

Fuente: Página 12

Por REDH-Cuba

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