“Yo soy, y seré perpetuamente acérrimo defensor de los derechos, libertades e independencia de nuestra América, cuya honrosa causa defiendo y defenderé toda mi vida, tanto como porque es justa, y necesaria para la salvación de sus desgraciados habitantes, como porque interesa además en el día a todo género humano. Cuenten Vms conmigo hasta la última hora.”

Francisco de Miranda

Londres, 1 de mayo de 1809

El período entre 1809 y 1810 fue decisivo para la acción y consolidación política de Francisco de Miranda. En esa época se encontraba en Londres (Inglaterra), reactivando sus relaciones políticas con la intención de asegurar la participación del gobierno inglés en la Independencia de las colonias españolas en América. Sin embargo, aunque Inglaterra había decidido en 1808 brindar todo su apoyo a las causas patriotas, la situación generada por la invasión de la Península Ibérica por las fuerzas de Napoleón Bonaparte, hizo que los ingleses pensaran dos veces sus planes en América y decidieran finalmente socorrer a España que, a fin de cuentas, atravesaba una crisis que representaba una amenaza a la estabilidad de las monarquías europeas.

“La lucha es de los Americanos”

Miranda no detuvo sus planes ante la inesperada noticia. Por medio de Manuel Cortés Campomanes —figura relevante en la Conspiración de Gual y España en 1797—, El Precursor recibió noticias sobre el estado de las colonias americanas y decidió iniciar una intensa campaña de incitación a los cabildos y ayuntamientos, con el propósito que éstos formasen juntas de gobierno autónomas del poder del Consejo de Regencia que administraba los intereses de la Corona española en ausencia del depuesto rey Fernando VII. Miranda veía en la crisis española un espacio favorable para la lucha independentista en América y se dedicó a promover las ideas en favor de la libertad, argumentando que era el momento idóneo para que los naturales americanos asumiesen el control político definitivo en sus respectivas provincias.

Fue así como —convencido que la libertad de América sólo dependía del empeño y la acción decidida de sus habitantes— Miranda se encargó de difundir materiales “subversivos” referentes a la emancipación en las colonias dejando a un lado las negociaciones con los europeos por considerar que: “… lo que quiere la corrompida Europa en América son esclavos que le obedezcan y trabajen para el fomento del lujo, que es su bien supremo; mas no hombres libres, frugales, y justos que con su ejemplo la contengan en sus excesos y la corrijan en tantos abusos.” (Carta a Francisco Febles. Agente ubicado en Trinidad. Londres, 20 de abril de 1809)

En un intento por variar los recursos diplomáticos, Miranda solicitó al gobierno inglés que lo designase en una comisión especial a La Habana o México, a fin de advertir a las autoridades criollas americanas el peligro que significaba reconocer al hermano de Napoleón, José Bonaparte, como rey de España. Al ser negada su petición, Miranda intensificó sus contactos con los patriotas americanos; una iniciativa que pronto le causó problemas con las autoridades británicas quienes, atendiendo a las constantes quejas de la monarquía española, resolvieron —a través de los jefes ingleses ubicados en las Antillas— interceptar toda correspondencia emitida por Miranda. No obstante, Miranda no llegó a desistir en sus esfuerzos y al poco tiempo los patriotas americanos tendrían noticias de él

Comunicaciones patriotas

A pesar de las restricciones de los ingleses y la constante vigilancia impuesta por los españoles, para 1809 Miranda había establecido contacto directo con los americanos a través de numerosas comunicaciones que iban dirigidas a los representantes de los cabildos de Caracas, Buenos Aires, México y La Habana, entre otros. En ellas explicaba detalladamente la necesidad de concretar la ruptura con la metrópoli y reiteraba a sus compañeros su entera disposición y entrega a la causa independentista. Así lo apreciamos en una misiva dirigida a Felipe Cantucci, representante de la Junta Patriótica de Buenos Aires: “Yo soy, y seré perpetuamente acérrimo defensor de los derechos, libertades e independencia de nuestra América, cuya honrosa causa defiendo y defenderé toda mi vida, tanto como porque es justa, y necesaria para la salvación de sus desgraciados habitantes, como porque interesa además en el día a todo género humano. Cuenten Vms conmigo hasta la última hora.” (Londres, 1 de mayo de 1809)

Para Miranda ya la suerte estaba echada y el destino de “Continente Colombiano”1 estaría por definirse en pocos meses. Así lo afirmó en una carta dirigida al Marqués del Toro y al Cabildo de Caracas el 20 de julio de 1809. Aunque las intrigas y hostilidades del gobierno español le impedían reunirse con sus compatriotas, pronto Miranda halló los medios para hacerse oír y divulgar su pensamiento entre aquellos dispuestos a luchar por la libertad

El Colombiano

Entre 1809 y 1810, Miranda llegó a contactar a reconocidos intelectuales de la escena inglesa como James Mill, William Burke, J. Lowey William Thompson, entre otros. Fue así como logró intercambiar libros, informaciones e impresiones que le permitieron dar forma a un ideario político que pronto se vería expresado en numerosos ensayos que se enfocaron en la emancipación de América.

Cabe señalar que, a principios de 1810 apareció en Londres una obra titulada South American Emancipation” (La Emancipación Suramericana), en la que su autor José María Antepara —prócer independentista ecuatoriano— presentaba un resumen de la vida de Miranda, destacando sus acciones a favor de la Independencia. Miranda, que había participado activamente en la elaboración del libro, se encontraba en un proyecto propio que pronto tendría un impacto considerable en la escena política europea y americana.

Finalmente, el 15 de marzo de 1810 salió a la luz el primer número de una publicación periódica ideada, financiada y redactada por él mismo titulada El Colombiano. Esta edición en castellano, iba dirigida a las colonias españolas en América y representaba una valiosa fuente de información en tiempos que las autoridades coloniales imponían una fuerte censura. Miranda en una circular que acompañaba a cada ejemplar apunta: “El objeto de adjunto impreso, es comunicar a nuestras Américas aquellos Documentos oficiales, y noticias que parezcan más conducentes a su interés y seguridad; y para que tomando las medidas más prontas y necesarias en la crisis actual con instrucción y cordura evitar los riesgos inminentes que las amenazan.

Con el propio motivo tengo ya escrito, hace más de un año, a los Cabildos y Ayuntamientos de las distintas Capitales de esos Reynos; a fin de que previendo con tiempo las funestas consecuencias de los manejos e intrigas de los distintos Gobiernos de España, mirasen por sí su seguridad y Emancipación.

Mi casa en esta ciudad (como en cualquiera otra parte) es, y será siempre el punto fijo, para la Independencia y libertades del Continente Colombiano.” (Londres, 24 de marzo de 1810)

Considerado como el primer periódico independentista, El Colombiano ofreció a los americanos un panorama sobre la crisis española y fomentó entre los lectores una conciencia sobre los acontecimientos y las acciones que debían tomarse para asegurar la libertad y el bienestar de sus pueblos. Sin duda, un baluarte de pensamiento libertario mirandino; testimonio de la versatilidad de un hombre que además de militar, diplomático y político, se destacó en la concepción y divulgación de materiales necesarios para la liberación. Pocos meses faltaban para que Miranda retornase a Venezuela y participase activamente en su Independencia.

Fuente: Todos  Adentro Semanario

Por REDH-Cuba

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