Por Nazareno Galiè.
El 9 de agosto de 1945, los Estados Unidos incineraron la ciudad japonesa de Nagasaki. La misma suerte había tocado a Hiroshima pocos días antes, el 6 del mismo mes. Como ha demostrado la investigación histórica más reciente, se trató de una matanza inútil: Japón se rindió gracias a la intervención de la Unión Soviética, que el 8 de agosto declaró la guerra al imperio japonés. Los bombardeos atómicos de Hiroshima y Nagasaki fueron, por tanto, un crimen de guerra y un crimen contra la humanidad: al instante murieron casi doscientas mil personas, entre ellas mujeres, niños y ancianos. Muchos otros continuaron muriendo en las décadas siguientes debido a las radiaciones liberadas por los nuevos artefactos, que siguen siendo una amenaza terrible para la humanidad.
La Red de intelectuales, artistas y movimientos sociales en defensa de la humanidad (REDH), fundada en 2004 por Fidel Castro y Hugo Chávez en Caracas, ha convocado para el 9 de agosto el IV Día Mundial de los Crímenes contra la Humanidad de los Estados Unidos. La iniciativa, que se lleva a cabo a escala internacional desde 2017, tiene por objeto debatir, profundizar y difundir los conocimientos sobre los crímenes estadounidenses, los cuales son manipulados o incluso camuflados por un sistema de medios de comunicación complaciente y postrado a los intereses de las grandes corporaciones y del imperio.
Luciano Vasapollo, profesor universitario y economista de fama mundial, contribuyó a fundar en 2004, junto con los Comandantes Eternos, la REDH y dirige, junto con Rita Martufi, su Capítulo italiano, uno de los más activos en la escena global. También este año, en efecto, para el día de mañana – elegido por la REHD para el holocausto atómico perpetrado por los Estados Unidos en Nagasaki sin una verdadera motivación que no fuera la de intimidar y mostrar la fuerza de su aparato militar industrial: Japón estaba dispuesto a rendirse y los Estados Unidos ya habían reducido a cenizas a casi todas las ciudades japonesas mediante bombardeos incendiarios “convencionales” –el Capítulo organizará múltiples iniciativas, investigando también las formas actuales de los crímenes estadounidenses, que, si bien mantienen el carácter de la guerra– pensemos en el bombardeo de Yugoslavia, en la invasión de Afganistán e Irak, por poner los ejemplos más conocidos: pero el ejército estadounidense está presente en múltiples tableros y con sus bases militares amenaza e intimida prácticamente a todas las naciones de la tierra – por el otro lado han asumido formas aún más sofisticadas, pero en muchos aspectos no menos peligrosas: sanciones económicas y comerciales; guerra híbrida y psicológica hasta el reciente fenómeno del lawfare, a través del cual se han eliminado políticos legítimamente elegidos con estratagemas judiciales.
Los casos más conocidos son en América Latina el de Brasil, con el juicio simulado contra Lula y Dilma Rousseff y de Ecuador, con el exilio forzado del presidente Rafael Correa. Sin embargo, la técnica del golpe de Estado tampoco ha caído en desuso: en 2019 se derrocó al legítimo Gobierno boliviano de Evo Morales.
El imperialismo mantiene sin duda su motivación económica: hay que tener en cuenta que Bolivia es rica en litio, una materia prima indispensable para las nuevas tecnologías, a la que se une el éxito de importantes corporaciones que cotizan en bolsa. El Capítulo italiano de la Red de intelectuales, artistas y movimientos sociales en defensa de la humanidad denuncia también con fuerza el bloqueo económico, financiero y comercial impuesto por los Estados Unidos a todos los pueblos que se han puesto en el camino de la independencia económica y de la autodeterminación política: hay que recordar los casos de Cuba, cuyo bloqueo está en vigor desde hace más de seis décadas, de Venezuela, de Nicaragua, sino también del Líbano, de Irán y de Siria. Las poblaciones sometidas a este tipo de medidas, ilegítimas desde el punto de vista del derecho internacional, sufren por la falta de bienes de primera necesidad, como los alimentos y las medicinas. Otro elemento que los medios de comunicación han ocultado y que merece la pena recordar, es que los EE. UU. incluso han amenazado con sanciones a quienes colaboran con la Corte Penal Internacional de La Haya, denunciando los crímenes cometidos por los Estados Unidos.
Vasapollo y el Capítulo italiano han denunciado, en todos los niveles, los crímenes cometidos no sólo por los Estados Unidos, sino también por la Unión Europea, que en las guerras y en las sanciones contra pueblos que han elegido un camino distinto del de la subordinación al ordoliberismo. También aquí, el circo mediático y la industria cultural se empeñan en presentar una Unión basada en los valores de la paz y de la democracia, cuando en realidad, tanto dentro como fuera de sus fronteras, ejerce presiones indebidas y aspiraciones imperiales – como en Libia y Ucrania – aunque ésta sufre, a su vez, el vasallaje de los Estados Unidos.
El Capítulo italiano, al que se adhieren, entre otras asociaciones y organizaciones, la Red de los Comunistas, el Cestes, la organización juvenil Noi Restiamo, la Asociación para un periodismo de paz Virginio Rotondi, el Faro di Roma, ha, desde su fundación, siempre tratado de mostrar – a través de conferencias, debates, iniciativas editoriales y, por qué no, música – la cara sin máscara del imperialismo. Los Estados Unidos no han sido responsables “solo” de guerras y atrocidades en todo el mundo, sino que también han apoyado, pensemos en el Chile de Pinochet y la Argentina de Videla, regímenes de torturadores y genocidas. Otras tragedias han sido distorsionadas e incluso olvidadas, como, por ejemplo, los bombardeos incendiarios sobre Vietnam y Camboya o el apoyo a la masacre de Suharto, que en Indonesia organizó una purga anticomunista en la que murieron medio millón de personas. Hay que mencionar al menos la suerte de los prisioneros de Guantánamo y de la prisión de Abu Ghraib. Los crímenes de los Estados Unidos han sido contados, a menudo, de manera edulcorada y con argumentos justificativos para eliminar los verdaderos motivos de dominio y coerción.
La crisis sistémica del capitalismo y el declive del unipolarismo estadounidense, acelerados en este triste 2020 por la mala gestión de la emergencia sanitaria, plantean al mundo la renovada perspectiva de una nueva guerra fría, cuyas consecuencias pueden ser catastróficas, como nos recuerdan las bombas atómicas de Hiroshima y Nagasaki. Recordar mañana el pasado reciente del imperio es una tarea fundamental también para construir un mundo en el que prevalezcan los valores de la paz y de la solidaridad.
ARTÍCULO ORIGINAL EN ITALIANO: http://www.farodiroma.it/domani-il-75esimo-anniversario-della-bomba-di-nagasaki-la-rete-in-difesa-dellumanita-fondata-da-castro-lo-ricordera-nella-giornata-dei-crimini-contro-lumanita/