Desde que la COVID-19 acaparara titulares a comienzos de este año y se convirtiera en una pandemia, dos palabras han sido repetidas –una y otra vez– como alternativas para enfrentar la compleja situación sanitaria a nivel mundial: la solidaridad y la cooperación internacional, para plantarle cara a una enfermedad que mata sin distinción de razas o ideologías.
Solidaridad y cooperación, una asignatura en la que Cuba –y lo digo sin chovinismo– puede dar clases y buenos ejemplos: dar lo que tenemos y no lo que sobra.
Desde el inicio de la emergencia a nivel global, el gobierno cubano ha enviado más de tres mil médicos y enfermeros del contingente Henry Reeve, especializado en epidemias y desastres, quienes han atendido a pacientes con COVID-19 en 39 países de América Latina, el Caribe, África, Asia, Europa y Oriente Medio.
Hace algunos días me preguntaron en la calle: Periodista, ¿y a nosotros quién nos ayuda? Y quedé debiéndole una buena respuesta con la promesa de buscar más información.
Magalys Estrada, directora de Cooperación del Ministerio de Comercio Exterior y la Inversión Extranjera (Mincex), comentó a este reportero que tras la confirmación de los primeros casos de COVID-19 –en marzo pasado–, se han recibido 274 ofrecimientos de ayudas, provenientes de gobiernos, universidades, asociaciones de solidaridad con Cuba, fundaciones, grupos religiosos, individuos y empresas de 27 países, además de ocho agencias internacionales de cooperación.
Hasta este minuto dichas ayudas están valoradas en 28 millones y los donativos en efectivo ascienden a 838 000 dólares. Todo ello sin mencionar la llamada ayuda privada –o sea, entre personas o familiares– que llega a través de empresas como Correos de Cuba, Cubapack y otras vías legales y legítimas para realizar donaciones.
Quizás las cifras NO nos parezcan astronómicas al lado de los millonarios gastos que realiza el sector público cubano todos los días para atender en instituciones de salud a cientos de contagiados con el nuevo coronavirus y los otros tantos aislados bajo sospecha, por ser contactos, y que a todos se les garantiza asistencia médica especializada, diversos tratamientos de avanzada, alimentación, un largo etcetera, y todo de forma gratuita.
El dato de la cooperación internacional y los donativos –más allá de su valor en millones– habla de que NO estamos solos, que Cuba Salva en el mundo, pero también recibe, con esa máxima martiana de que amor con amor, se paga.
Según la funcionaria del Mincex, nuestro país maneja con transparencia cada donativo que llega y se tramita libre de aranceles aduaneros, incluso, se respeta la voluntad del donante sobre el destino de los recursos que se ponen a disposición. Como principio, los donantes pueden acompañar todo el proceso hasta el receptor final.
Quien se ha tomado en serio enviar insumos médicos, alimentos, o efectivo para ayudar en el enfrentamiento a la COVID-19, lo ha podido hacer sin obstáculos, porque Cuba ha creado condiciones para tramitar todos estos donativos.
Es bienvenido todo aquel que con buena fe, sin politizar el tema y desde la solidaridad nos quiera ayudar, y tienen en nuestras embajadas y en el Ministerio en Salud Púbica, en la cartera de Comercio Exterior y en Biocubafarma, aliados con toda la información para los trámites.
En 2020 –por ejemplo– se han recibido decenas de donativos de entidades estadounidenses –iglesias, organizaciones caritativas, asociaciones y organizaciones no gubernamentales, personas individuales, entidades deportivas, ambientalistas– provenientes de estados como Texas, Nueva York, Florida, que pudieran ser mucho más representativas, si no fuera por las acciones de la administración Trump para recrudecer el bloqueo.
Mientras que la administración del presidente estadounidense Donald Trump se ufana en denostar la cooperación médica de Cuba en diversas partes del mundo en el enfrentamiento a la COVID-19, crece el prestigio de la medicina cubana, el reconocimiento por las vidas salvadas y el respaldo internacional para un Premio Nobel al contingente Henry Reeve…
Sin dudas, para una nación como la nuestra, asediada hasta el delirio por los sucesivos gobiernos estadounideses desde hace seis décadas, la cooperación internacional tiene un rol importante en el enfrentamiento a emergencias como la COVID-19 o los huracanes, y en el manejo de situaciones excepcionales.
La esperanza de solución definitiva a la pandemia está en una vacuna que inmunice contra el coronavirus. Sabemos que falta todavía un poco para lograrlo. Cuando llegue ese momento, apelaremos nuevamente a la solidaridad y la cooperación para que la vacuna esté al alcance de absolutamente todos: ricos o pobres.
Fuente: Cubadebate