El 26 de noviembre, el Comité Noruego del Premio Nobel de la Paz confirmó que había aceptado la candidatura de la Brigada Médica Cubana Henry Reeve patrocinada por el profesor Gilles Bibeau de Quebec.

 

Candidatura al Premio Nobel de la Paz 2021

En este año, en que la atención mundial se centra en los desafíos generados por la lucha contra una pandemia, una organización cubana, la Brigada Médica Henry Reeve, se ha distinguido por brindar asistencia desinteresada a unos 40 países y territorios.

Esta manifestación de solidaridad internacional encontró su eco en un movimiento cuyo objetivo es promover la candidatura de la Brigada Internacional Henry Reeve, integrada por médicos cubanos, al Premio Nobel de la Paz del 2021. Para ello, cerca de 200 comités se han conformado a través del mundo. El Comité Nobel comenzará sus deliberaciones el 1 de febrero de 2021. El anuncio será hecho en el otoño del 2021.

Por iniciativa de la Table de concertation de solidarité Québec-Cuba (TCSQ-C), se formó un comité en Québec, el Comité de Québec para la Nominación de la Brigada Henry Reeve al Premio Nobel de la Paz. Su primera tarea, como lo anunció el 5 de octubre, fue encontrar una personalidad que cumpliera con los criterios establecidos por el Comité Noruego del Premio Nobel de la Paz para la presentación de una candidatura. El comité encontró en el Sr. Gilles Bibeau el patrocinador ideal para proponer la candidatura de la Brigada Henry Reeve. Profesor emérito de la Universidad de Montreal, autor de más de 300 publicaciones, Gilles Bibeau es un experto en antropología médica. Hombre de terreno, sus trabajos sobre los determinantes sociales de la salud en África, América Latina y Asia nos permiten apreciar la excepcional contribución humanitaria de las Brigadas cubanas Henry Reeve.

El 26 de noviembre, el Comité Noruego del Premio Nobel de la Paz confirmó que había aceptado la candidatura de la Brigada Médica Cubana Henry Reeve patrocinada por el profesor Gilles Bibeau.

La carta adjunta escrita por el profesor Bibeau justifica perfectamente la candidatura de la Brigada Médica Cubana. La argumentación acompañada de estadísticas expone claramente la calidad de las intervenciones y lo que constituye su especificidad. Describe bien las contribuciones de las brigadas a la promoción de la justicia social, que es el fundamento de la base de la paz en el seno de las naciones y entre las naciones. Las brigadas tienden puentes entre pueblos y naciones más alla de los sistemas, las ideologías y las tensiones geopolíticas.

Desde su creación en 2005, la Brigada Henry Reeve ha respondido a las solicitudes enviadas por varios gobiernos a Cuba para ayudar a sus poblaciones luego de emergencias sanitarias derivadas de desastres naturales o epidemias. En 15 años, más de 9.000 profesionales de la salud que han trabajado en las Brigadas Henry Reeve han realizado unas sesenta misiones en cuatro continentes. Se estima que han atendido a más de cuatro millones de personas y han salvado casi 100.000 vidas.

No hay mejor momento, mientras el planeta lidia con una terrible pandemia, para destacar el trabajo desinteresado de los profesionales cubanos que, entre marzo y noviembre de 2020, combatieron el COVID-19 en unos 40 países y territorios. Por su altruismo y solidaridad, merecen ganar el Premio Nobel de la Paz en 2021.

La carta del profesor Bibeau

Montreal, 15 de noviembre de 2020

Asunto: Presentación de la candidatura de la Brigada Médica Henry Reeve al Premio Nobel de la Paz 2021

Carta dirigida a los miembros del Comité del Premio Nobel de la Paz

Señoras y Señores,

Al proponer, por la presente, la candidatura de la Brigada Médica Henry Reeve al Premio Nobel de la Paz 2021, actúo como representante de la Table de concertation de solidarité Québec-Cuba (Mesa de Concertación y Solidaridad Quebec-Cuba), organización fundada en 2002, que agrupa los comités locales de Quebec y que, además, está relacionada con asociaciones similares en Canadá, Estados Unidos y Francia. Yo mismo me he involucrado, a través de mis intervenciones e investigaciones llevadas a cabo en las áreas de la antropología médica y la salud pública, en algunas de las intervenciones de urgencia realizadas por la Brigada Médica Henry Reeve. Mis estadías en América Latina (Brasil, Perú, Ecuador, Colombia, Nicaragua, Costa Rica), en África Central y Occidental (República Democrática del Congo, Costa de Marfil, Burkina Faso, Mali), en el Magreb (Túnez, Marruecos) y en el sudeste asiático, especialmente en India, me hicieron tomar consciencia de la fragilidad de los servicios de salud pública en muchos países, especialmente cuando se enfrentan a terremotos y epidemias a gran escala. Fui testigo de la primera epidemia de ébola (1976) en Zaire y los inicios del VIH-SIDA en Kinshasa a principios de 1980.

Desde mis primeros contactos con estas epidemias, me di cuenta de que solo podríamos intervenir eficazmente ante situaciones extremas de angustia que viven las poblaciones desarrollando un enfoque inspirado en la justicia social, anclado en la consideración de las desigualdades en salud y atentos a la degradación de las condiciones de vida cotidiana, ya sea provocada por el sistema económico de los países o por crisis ecológicas. Como antropólogo de la salud, el enfoque propuesto por la Brigada Henry Reeve en sus intervenciones humanitarias de emergencia me pareció, desde el principio, respetuoso de la diversidad de los universos sociales, culturales e ideológicos en los cuales esta brigada fue llamada a intervenir.

Quiero decir unas palabras sobre las circunstancias muy especiales que llevaron a la creación de la Brigada Médica Henry Reeve. Durante las terribles devastaciones causadas por el huracán Katrina a fines de agosto de 2005 en Luisiana y los estados vecinos, Cuba ofreció espontáneamente el envío de una brigada médica de 1 200 médicos y de equipos por más de un millón de dólares. Cuba fue entonces el primer país en brindar asistencia humanitaria a la población de un país que había cometido contra ella múltiples actos de agresión durante más de medio siglo; mucho más cuando Estados Unidos no tenía relaciones oficiales directas con La Habana. El presidente G.W. Bush rechazó la oferta de ayuda que le hizo el gobierno cubano del presidente Fidel Castro. Ya el 19 de septiembre de 2005, Cuba anunció la creación del «Contingente Internacional Henry Reeve de Médicos Especializados en Desastres y Epidemias«. La elección de este nombre tenía un carácter altamente simbólico ya que Henry Reeve (1850-1876) había sido un joven soldado estadounidense que había ido a Cuba para unirse al Ejército de liberación de los patriotas cubanos contra el colonialismo español; Reeve murió en el combate a la edad de 26 años.

Al decidir otorgar el nombre de Henry Reeve a la Brigada Médica creada en 2005, Cuba estaba rindiendo homenaje a la solidaridad internacional, venga de donde venga. Hasta el día de hoy, una de las características que distinguen los despliegues de las Brigadas Cubanas en el mundo es precisamente el hecho de que las intervenciones se realizan sin tener en cuenta la naturaleza de las relaciones que Cuba mantiene o no mantiene con los países receptores. Además, los despliegues de la Brigada se realizan sin tener nunca en cuenta las diferencias de ideología o los conflictos geopolíticos que dividen a los países. La idea de que la humanidad es una sola, sirve, de alguna manera, de cimiento sobre el cual reposa el internacionalismo médico cubano. Fiel a este principio, la Brigada ha intervenido a lo largo de los años en cuatro continentes, implementando, en todas las circunstancias, un auténtico universalismo humanitario, que ha contribuido a crear vínculos y trabajar por la paz a través de la cooperación basada en el respeto de todos los pueblos y de cada país.

Otra de las fortalezas de las Brigadas Henry Reeve es que pueden reclutar profesionales del conjunto de los campos ocupacionales y pueden desplegarse muy rápidamente teniendo en cuenta las características específicas de cada siniestro. La rapidez de las intervenciones y la competencia interdisciplinar de los equipos especializados han salvado muchas vidas durante sus despliegues. En octubre de 2005, una brigada de 668 profesionales intervino en Guatemala para ayudar a una población afectada por las inundaciones. Durante el mismo mes de octubre de 2005, más de 2 000 profesionales intervinieron en Pakistán, que había sido afectado por un terremoto, atendiendo a más de un millón de personas durante casi 8 meses. Así, en sus 15 años de existencia, veinte brigadas han estado presentes para combatir los desastres naturales en todo el planeta: 8 por inundaciones, 7 por terremotos y 5 por huracanes.

En sus intervenciones, las Brigadas Henry Reeve pusieron en práctica una visión intrínsecamente humanista de la medicina, acorde con la formación recibida en Cuba por el personal y aplicada dentro del propio país. En Cuba, el acceso a la atención, brindada con dedicación y de forma gratuita a la población es visto como un requisito de justicia social y respeto a los derechos humanos; en las operaciones efectuadas en el exterior, estos mismos principios se aplican por deber de solidaridad. En 2014, Cuba respondió con entusiasmo a la solicitud de la Organización Mundial de la Salud (OMS) de enviar médicos para combatir la epidemia de ébola en África occidental. Más de 5 000 profesionales médicos se ofrecieron luego como voluntarios para esta misión: 256 fueron desplegados en tres países, donde dos de ellos perdieron la vida. Se reconoce que la intervención cubana ayudó a controlar la epidemia. En 2010, los equipos cubanos que lucharon contra el cólera en Haití ayudaron a salvar la vida de unas 70 000 personas. La efectividad de las intervenciones de la Brigada Henry Reeve se explica, en este caso como en otros, por un enfoque de salud pública y educación sanitaria: visitas a la comunidad, educación sanitaria y distribución de pastillas desinfectantes del agua. Gracias al conocimiento de la cultura haitiana adquirido durante sus estadías anteriores, los médicos cubanos pudieron adecuar su accionar a las estructuras locales de salud y colaborar con los agentes y las autoridades sanitarias locales.

Cualesquiera que sean las circunstancias en las que las Brigadas Henry Reeve deben intervenir, dan testimonio de una especificidad que raras veces se encuentra en las organizaciones que participan en intervenciones humanitarias de emergencia. En todo momento y cualquiera que sea la naturaleza del siniestro y las circunstancias, los miembros de las Brigadas tratan de establecer estrechas relaciones de cooperación con las comunidades locales, inscribiendo su trabajo de campo, lo mejor que pueden, en las estructuras de atención pública, a fin de reforzarlos. Esta filosofía de intervención explica los éxitos encontrados por las Brigadas en sus diversos sitios de intervención. La forma respetuosa en que intervienen las Brigadas, así como la generosidad y disponibilidad de sus equipos explican por qué muchos países vienen, incluyendo esta vez de Europa, a pedir ayuda a Cuba para combatir la pandemia del Covid-19. Entre marzo y noviembre de 2020, se desplegaron más de 50 brigadas en unas 40 naciones y territorios donde fueron llamadas a permanecer durante varias semanas, o, incluso, varios meses, como por ejemplo cinco meses en México y Haití. Según cifras del Ministerio de la Salud Publica de Cuba (MINSAP), más de 3 500 empleados trataron a 615 000 pacientes y salvaron más de 12 000 vidas.

Las brigadas enviadas para combatir la pandemia Covid-19 están compuestas, cabe señalar, por el 61% de mujeres. Este alto porcentaje de mujeres es reflejo de la integración de la mujer en todos los ámbitos de la vida profesional en Cuba. La alta presencia femenina en las Brigadas facilita la interacción con las mujeres en las sociedades de acogida tanto para la educación en higiene como para la administración de los cuidados. Durante una intervención en Lombardía, el personal cubano trabajó junto con sus colegas italianos aplicando sus protocolos en hospitales de campaña. En Haití, el Ministro de Salud calificó a los cooperantes cubanos como “apóstoles del conocimiento y la educación”, y dijo que brindaron atención mientras aseguraban “la transferencia de su experiencia y sus conocimientos en el manejo de emergencias de este tipo a sus homólogos haitianos”. Ya sea en el caso de Covid-19 o en otras intervenciones, las Brigadas Cubanas han demostrado una extraordinaria capacidad para establecer una cooperación sólida con las estructuras de atención existentes y con el personal de salud local. Este enfoque explica por qué los países que han pedido a Cuba que los ayude en su lucha contra el Covid-19 confían en los trabajadores de la salud cubanos.

Cuba es reconocida, al 15 de noviembre de 2020, por tener el mejor desempeño en las Américas – al menos para aquellos territorios con más de un millón de habitantes – en la respuesta del gobierno a la pandemia de COVID-19. Cuba solo registra 675 casos positivos y 12 muertes por millón de habitantes, tal éxito se explica por un enfoque preventivo y una sólida red de atención primaria de salud. Cabe señalar también que Cuba no ha reportado muertes entre su personal médico. La terapia no se queda atrás: se han salvado muchas vidas mediante el uso de un cóctel de medicamentos administrados de acuerdo con la gravedad de la enfermedad, incluido el Interferón Alfa 2b producido en Cuba desde 2003; además, dos vacunas cubanas (Soberana 1 y Soberana 2) se encuentran en ensayos clínicos. Este éxito fue posible gracias al establecimiento por Cuba, hace 40 años, de una plataforma, muy impresionante para un país de su tamaño, que ha permitido impulsar el desarrollo de las biotecnologías.

La capacidad de Cuba de acudir en ayuda de otros países afectados por cataclismos o epidemias se debe a que este país tiene la proporción más alta de médicos, o sea nueve por mil habitantes. Desde hace tres décadas, Cuba, que viene formando más médicos de los que requiere su población, ha sabido ponerlos a disposición de otros países. De hecho, el internacionalismo médico se manifiesta en Cuba desde hace casi 60 años, incluso desde la revolución cubana. La apertura a otros países comenzó en 1963, cuando los médicos fueron enviados por primera vez a Argelia, luego a otras partes de África, en particular a Angola y Congo-Kinshasa. En total, más de 400 000 trabajadores sanitarios han trabajado durante décadas en 160 países de todo el mundo, y la colaboración médica nunca ha dejado de fortalecerse con el paso del tiempo. Cuba incluso comenzó, a principios de la década de 2000, a formar médicos extranjeros en su Escuela Latinoamericana de Medicina (ELAM), que hasta ahora ha graduado a más de 30 000 médicos de 115 países. Estos egresados, formados gratuitamente en Cuba, fueron candidatos elegidos por su país de origen, al que acordaron volver a trabajar con poblaciones desfavorecidas, aplicando en su práctica los preceptos éticos enseñados en Cuba. En 2014, la Dra. Margaret Chan, entonces Directora General de la OMS (2007-2017), dio un testimonio sincero en este sentido: “La capacidad de Cuba para formar médicos y enfermeras excepcionales y su generosidad para ayudar a los países en el camino del progreso son reconocidos en todo el mundo”.

Ningún otro país ha consagrado tantos recursos como Cuba, a pesar de estar sujeto a un embargo que se prolonga desde hace casi 60 años, a la asistencia médica internacional, que se expresa a través de la asignación y el traslado de personal, donaciones, medicamentos y equipos, y de viajes internacionales. Todo esto se logró a pesar del embargo impuesto a Cuba, que los cubanos identificaron como un bloqueo destinado a restringir la capacidad del país para obtener divisas y obstaculizar su desarrollo. Bajo la administración Trump, un centenar de medidas unilaterales han endurecido aún más este embargo, pero a pesar de todo este contexto altamente desfavorable, Cuba continúa desplegando un número cada vez mayor de trabajadores de asistencia médica donde ocurren desastres, independientemente de los sistemas políticos y económicos de los países. Las intervenciones humanitarias de emergencia están a cargo del Gobierno de Cuba: a diferencia de los servicios médicos acordados por contrato entre Cuba y los estados receptores que pueden implicar pagos o costos compartidos, las Brigadas Henry Reeve se despliegan de hecho de forma gratuita. – los países, cuando pueden hacerlo, asumen los costos de transporte, hospedaje y subsistencia del personal desplegado, cuyos sueldos son asumidos íntegramente por el Estado cubano al igual que otros costos para los países pobres.

Si la asistencia internacional ha sido criticada cuando provenía de grandes potencias como Rusia y China y si se ha hablado, en estos casos, de «diplomacia médica», no se puede culpar a Cuba, tanto es obvio que este país practica la solidaridad de manera desinteresada. En quince años, más de 9 000 profesionales de la salud han participado en unas sesenta misiones de las Brigadas Henry Reeve en 46 estados y 5 territorios. Se estima que estos profesionales de la salud han atendido a más de cuatro millones de personas y han salvado casi 100 000 vidas. Esta valoración, tanto cualitativa como cuantitativa, debería, en tiempos normales, haber asegurado a las Brigadas Médicas Cubanas Henry Reeve un reconocimiento internacional, que aún no ha llegado.

En este año 2020, en el que todo el planeta se enfrenta a una aterradora pandemia, cuyos efectos lamentablemente continuarán en 2021 y probablemente más allá, nos parece que las Brigadas Henry Reeve representan la organización que muestra, por excelencia, un compromiso extraordinario. la solidaridad internacional a través de intervenciones humanitarias realizadas en nombre de la promoción de la paz entre las naciones, dentro del respeto de las diferencias ideológicas, con una preocupación por la convivencia de los pueblos y el apoyo directo a las personas víctimas de terremotos y desastres, ya sea naturales o artificiales.

Al otorgar el Premio Nobel de la Paz en 2021 a las Brigadas Henry Reeve, el Comité de los Premios Nobel apoyaría a una organización que ha desplegado, de manera ejemplar y continua, en unos cincuenta países y territorios, un universalismo humanitario desde hace casi dos décadas. Esta carta tiene como objetivo presentar las razones para conceder el Premio Nobel de la Paz 2021 a las Brigadas Médicas Henry Reeve.

Sinceramente y con la seguridad de nuestra cooperación.

Gilles Bibeau, PhD, MSRC [miembro de la Sociedad Real de Canadá]

Professeur émérite [emeritus]
Département d’anthropologie
Université de Montréal

* El TCSQ-C existe desde enero de 2002 y reúne a varias organizaciones de Quebec. La solidaridad con el pueblo cubano a través de la difusión de información basada en los hechos sobre Cuba, la ayuda material a Cuba así como la organización de intercambios culturales constituyen sus principales formas de actividad. Estos últimos dan testimonio de la amistad que une a los pueblos de Quebec y Cuba.

El TCSQ-C solicitará a personalidades de la academia, la política y las artes, así como del campo de la salud, que expresen su apoyo a la campaña de Quebec respaldando la candidatura de la Brigada Médica Cubana al Premio Nobel de la Paz 2021. Una lista de estas personalidades (así como organizaciones) aparecerá en otro comunicado de prensa que se enviará a los medios de comunicación y a las organizaciones asociadas con el fin de concienciar al público quebequense de la excepcional contribución de la Brigada Médica Cubana Henry Reeve.

Por REDH-Cuba

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