Raúl Castro es la figura principal animadora del octavo congreso del PCC, el congreso de la continuidad revolucionaria, como ha sido conocido en Cuba. Y es, claro, mucho más. No es posible en esta breve reseña de la reunión glosar mínimamente su sobresaliente hoja de servicios a la revolución desde que muy joven iniciara en el ataque al cuartel Moncada una trayectoria marcada por el patriotismo, la audacia, la valentía, el don de mando, la firmeza en los principios, el talento organizativo, la sistematicidad y el espíritu práctico, hasta ganar, por excepcionales méritos propios, el lugar de segundo jefe de la revolución.

Pero para dar una idea completa del proceso desarrollado en Cuba en los últimos años son imprescindibles unas pinceladas sobre su desempeño al frente del país desde que le tocara asumir el mando por la enfermedad de Fidel y, más tarde, por la renuncia del comandante a sus cargos de dirección. Raúl es el resuelto líder, sin duda, de una etapa de significativos cambios en Cuba iniciados hace 15 años. Ellos han conducido a importantes modificaciones al modelo económico socialista, que incluyen una necesaria e importante ampliación del sector no estatal de la economía, un fortalecimiento, a la vez, de la autonomía y capacidad de gestión de la empresa estatal socialista como la célula económica fundamental del sistema socioeconómico y político del país. A la vez, una actualización institucional a tono con las nuevas realidades de la isla y del mundo, y con la propia experiencia de la construcción socialista en Cuba, China y Vietnam. Uno de sus logros es la nueva Constitución de la República, resultado de un profundo e intenso proceso de consulta popular y aprobada en referendo en 2019 por casi 87 por ciento de los electores, que incorpora el concepto de Estado socialista de derecho.

La combinación de la planificación económica centralizada con una progresiva descentralización de la gestión y de muchas decisiones hacia las unidades productivas y el notable robustecimiento de la autonomía del municipio son objetivos en curso. Raúl dio también continuidad a la política exterior solidaria, latinoamericanista y caribeña de la revolución, que podría resumirse en su ejecutoria al ser Cuba electa como presidente pro tempore de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños, momento en que el organismo acordó su histórica proclama de nuestra región como zona de paz en el mundo. Debe subrayarse su continua y exitosa dedicación a la defensa y la seguridad nacionales. Fidel dijo que era una suerte haber tenido a Raúl. De eso podemos dar fe todos y todas los millones de cubanos y cubanas identificados con las banderas de la libertad, la democracia, la independencia y el socialismo. Miguel Díaz-Canel, nuevo primer secretario del PCC y presidente de Cuba, ha dicho de él lo que es un sentimiento generalizado en la isla: el compañero Raúl, quien ha preparado, conducido, liderado este proceso de continuidad generacional con tenacidad, sin apego a cargos y responsabilidades, con elevado sentido del deber y del momento histórico, con serenidad, madurez, confianza, firmeza revolucionaria, con altruismo y modestia, por mérito propio, por legitimidad y porque Cuba lo necesita, será consultado sobre las decisiones estratégicas de mayor peso para el destino de la nación.

Otra cuestión fundamental debatida en el congreso es el enfrentamiento a la pandemia, con un plan elaborado en enero de 2020 y sucesivamente actualizado, en el que ha brillado de modo ejemplar la comunidad de científicas y científicos cubanos relacionada con la biomedicina, una preciada creación de Fidel Castro. Ello ha permitido que Cuba, con su sistema de salud gratuita y universal y su complejo de centros de investigación, tenga una de las cifras de letalidad más bajas del mundo por Covid-19, disponga ya de cinco candidatos vacunales y haya emprendido esta semana la vacunación de un millón 700 mil habaneras y habaneros, lo que concluirá con la total inmunización de su población antes del cierre de este año. A ello debe añadirse la presencia de miles de médicos y médicas cubanos del contingente Henry Reeve en el combate a la pandemia en decenas de países del mundo donde eran muy necesarios, transitando caminos de solidaridad muy tempranamente trazados también por Fidel.

En la nueva dirección política y gubernamental de Cuba queda un equipo de compañeras y compañeros educados y experimentados política y profesionalmente. Díaz-Canel ha sabido formar equipo, comentó Raúl, y así se ha ido viendo en la práctica. Estamos desafiados –afirmó el nuevo primer secretario– a innovar constantemente, cambiando todo lo que deba ser cambiado… sin apartarnos jamás del concepto Revolución que nos legó el líder invicto… pero libres de ataduras rígidas y conscientes de los posibles equívocos que entraña hacer camino al andar.

Por REDH-Cuba

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