En una entrevista con el periodista uruguayo Carlos Quijano, el Che expresó que los dos pilares en la construcción del socialismo y del comunismo eran el hombre nuevo y el desarrollo de la tecnología. En el pensamiento y en la acción del Che, el hombre aparece como centro de su concepción integral sobre como construir la nueva sociedad. Es necesario insistir en esa idea para que la humanidad progresista y, en particular, las nuevas generaciones, vean en la figura del Che la encarnación de altísimos valores éticos y morales de solidaridad, generosidad, austeridad, ejemplo personal, sensibilidad humana, decisión y disposición de ofrecer hasta la propia vida por la liberación de los pueblos.

El Che, desde el poder en la Revolución cubana, concibe la lucha por el socialismo en íntima relación con las realidades del mundo, como una dialéctica revolucionaria consistente en la creación de una sociedad basada en vínculos solidarios, que genere la satisfacción de las necesidades básicas y de los deseos de satisfacción colectiva e individual. Para esos fines se necesita combatir, mediante la acción consciente y organizada, el predominio de los vínculos mercantiles, el individualismo, el egoísmo y la falta de capacidades suficientes, trazos heredados del capitalismo anterior que pretende mantenerse vigente. Además, concibe complejas relaciones internas entre la política, la economía, la educación, la ética, la ideología, el conocimiento, la justicia y la conducta.

El hombre nuevo que el Che proponía no era el símbolo de una persona, sino la expresión de masas de ciudadanos con un nivel cada vez más elevado de consciencia, luchando unidos por la construcción de una nueva sociedad. Ese hombre nuevo va alcanzando cada vez más un alto desarrollo ideológico, dejando atrás sentimientos de egoísmo; es cada vez más solidario, con sentido patriótico, humanista, y al mismo tiempo internacionalista dispuesto a dar la vida por la causa revolucionaria. Es una persona modesta, austera, con profundo sentido de justica; se dedica con entusiasmo al cumplimiento de sus responsabilidades sociales, cívicas y políticas; debe ser ejemplo ante sus compañeros de trabajo y amigos y, sobre todo, ante su familia, para ser elemento principal en la formación integral de sus hijos; también debe estudiar para dominar los avances crecientes de la ciencia y la tecnología y así contribuir mucho mejor en las tareas de la construcción socialista. Además, como elemento básico en este proceso, según expresara el propio Che “el revolucionario verdadero está guiado por grandes sentimientos de amor. Es imposible pensar en un revolucionario auténtico sin esta cualidad”; “Sin esta consciencia, que engloba la del ser social, no puede haber comunismo”.

Como elemento fundamental para ir conformando y modelando este hombre nuevo surge el trabajo político, orientado por la vanguardia revolucionaria y por el ejemplo de sus dirigentes. El desarrollo ideológico se convierte en el motor principal en el proceso de desarrollo de la sociedad socialista y no la hipotética locomotora de la economía, independientemente de su importancia en la construcción de la base material de la sociedades. Para Guevara, la consciencia es el modo fundamental de expresar la interrelación del hombre con su medio: es una acción consciente, predominio del factor subjetivo organizado. Tal atributo debe prevalecer durante el período de transición al socialismo, tendiendo a homogenizar la sociedad.

En la concepción de Che, la consciencia es la palanca fundamental, la herramienta para lograr que las fuerzas productivas y las relaciones sociales de producción dejen de ser medios para perpetuar la dominación como era en el capitalismo. Fidel Castro brindó todo su apoyo político y moral a esta idea, cuando expresó: “Crear riquezas con la consciencia y no consciencia con las riquezas”.

Para Martínez Heredia: el hombre a que el Che se refiere es el hombre en revolución y el hombre revolucionado por la acción, el ser humano que se transforma a sí mismo junto con la sociedades, que se realiza en la actividad revolucionaria, que trasciende el individualismo y el egoísmo al ejercer el trabajo, la organización, la lucha, la solidaridad y los sacrificios. El Che como ejemplo y referencia para la formación del hombre nuevo.

Después de examinar la vida y la obra de Ernesto Che Guevara, su dedicación permanente y esforzada a la construcción del socialismo en Cuba, de ser ejemplo personal de austeridad, de cumplimiento de sus deberes, de ser exigente al máximo, de impulsar y desempeñarse esforzadamente en el trabajo voluntario, de ser amigo y compañero, de esposo amantísimo y de ofrendar su propia vida por la causa revolucionaria podemos decir que el es el arquetipo del hombre nuevo que preconizaba.

Por eso, todos los revolucionarios del mundo unidos a la de los pioneros cubanos debemos gritar, más alto que nunca: “¡Seremos como el Che!” Hasta la victoria siempre.

Fuente: Correo del Alba

Por REDH-Cuba

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