El seminario internacional protagonizado por Isabel Monal, revolucionaria cubana y filósofa de la Universidad de La Habana, experta mundialmente reconocida en “pensamiento y acción”, como reza el título, a cargo de Antonio Gramsci.

El seminario se desarrolló como parte de las conferencias sobre políticas económicas locales y sectoriales impartidas por el profesor Luciano Vasapollo, quien introdujo la discusión, con la participación extraordinaria del Embajador de la República de Cuba José Carlos Rodríguez Ruiz.

La tarde, en presencia de 150 alumnos, repartidos entre presencia y a distancia, se abrió con el saludo del Decano, prof. Stefano Asperti, quien recordó la importancia del intercambio entre culturas, historias, seres humanos, diferentes “mundos” como un paso ineludible para el crecimiento personal y colectivo, en particular, agregamos, en la actual fase histórica de un paso cada vez más marcado hacia un mundo multipolar y multicéntrico.

Luego le tocó el turno a Isabel, que fascinó al público durante una hora abundante en un italiano, por su propia confesión, mejor de lo que podía haber esperado, dando testimonio del impresionante bagaje cultural del filósofo Gramsci.

Una lectio magistralis que ha seguido recordando, en segundo plano, el vínculo entre teoría y acción plasmado en la Filosofía de la Praxis como unidad entre cultura, teoría y práctica de la transformación. Partiendo de un revolucionario Gramsci de la teoría, de su capacidad de análisi meticulosa, refinada y nunca achatada sobre la realidad aparente, Monal ilustró la función fundamental que cumplen las categorías del pensamiento Gramsciano en el continente latinoamericano, donde muchos marxistas han estudiado su producción, muchas veces mucho. más profundamente que en la propia Italia ( Vasapollo habló de “ maltratado Gramsci ” al principio).

Las condiciones materiales fueron la base de esta apropiación, ya que el amargo conflicto de clases, por la agresión colonial e imperialista, está en el centro de la historia, no demasiado reciente, de los países sudamericanos. De ahí, según Monal, la imposibilidad de acercarse a Gramsci sin una teoría sólida del imperialismo para todo pensamiento y movimiento con aspiraciones democráticas, progresistas, radicales, revolucionarias.

Reconocer una evidente diferencia de este contexto con el europeo y euroasiático es el primer paso, en contraste con cualquier sugerencia eurocéntrica, como también sugirió el Embajador al final, para comprender el aporte que la Filosofía de la Praxis ha tenido en dar ‘América Latina la posibilidad de desarrollar una autonomía y creatividad específicas – a partir de los cimientos puestos por Marx, Engels y Lenin – en encontrar la propia transición al socialismo, para dar “armas” culturales a la respuesta y redención de los subordinados.

Ni copia ni reparto, sino adaptación y actualización de las categorías generales (que indican tendencias, diríamos con Marx) a contextos específicos“, dice Monal, apoyando también el pensamiento de Martí, Bolívar y Mariátegui como ejemplos de autonomía de pensamiento, pero colocado en el mismo contexto de liberación continental, o al menos al sur del Río Bravo – a raíz, sí, de la experiencia de clase cubana, venezolana, boliviana, andina, indígena, etc.

Es en este sentido que conceptos como hegemonía, poder, intelectuales orgánicos y colectivos, sociedad civil, casamatas, todos tratados con extrema claridad incluso dentro del límite de tiempo que impone un seminario, hacen que Gramsci sea más actual que nunca y lo han convertido en un referente. lectura de la práctica revolucionaria (“En las diferentes formas en que se expresa”, subraya la filósofa, desde el Caribe hasta el Cabo de Hornos.

Un hilo del discurso sostenido y vuelto a atar también por el embajador de Cuba, quien en el debate con los estudiantes puso los pies en el plato en la importancia que la variedad histórica y cultural conlleva como patrimonio de toda la humanidad, en el signo de la mejor tradición castrista; consciente del juego que juega el proceso de transición al socialismo en este preciso período histórico: “la salvación del ser humano, incluso de su estupidez, y de todas las formas de vida presentes en este pequeño planeta llamado Tierra“, en palabras de Monal.

La riqueza del debate final, entre estudiantes y Vasapollo, Monal y Rodríguez Ruiz, atestigua un interés aún vivo en las generaciones más jóvenes por un pensamiento que sea capaz de ser un faro, en la mejor tradición filosófica, para un futuro cuestionado por la evolución actual. del modo de producción capitalista.

Cuestión medioambiental, subordinación cultural “a los mercados”, individualismo de masas, aplanamiento de la formación y la investigación a los deseos de las grandes empresas, todo bajo la feroz dirección de la Unión Europea; creemos que todo esto se puede abordar a partir de las categorías Gramscianas, injertadas en la tradición marxista-leninista, libre de diversos esquematismos y extremismos, por una “práctica de lucha” capaz de redimir a una generación vendida al afán de lucro de grandes multinacionales. capital financiero, sobre todo continental.

Fuente: Faro di Roma

Por REDH-Cuba

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