La Wiphala o la bandera de los pueblos ancestrales andinos tiene una larga historia de cómo se originó y se instituyó poco a poco. Hoy los pueblos aymara, quechua y uru se han simbolizado plenamente en esta distinción. La Wiphala contemporánea tiene que ver mucho con la propuesta que realizó el historiador aymara Germán Choque Condori o Kara Chukiwanka, quien la rediseñó en la década de los años 70 del siglo XX. Germán o Kara publicó varios libros donde la sustenta arqueológicamente, históricamente y políticamente. Aunque hay experiencias previas. Por ejemplo, el educador y político aymara Eduardo Nina Quispe izaba la Wiphala en la fundación de sus escuelas en las comunidades, en los primeros años de la década de 1930, como informa en los boletines que publicaba.

El renacimiento se da en una época de fuerte presencia del marxismo en América Latina. Este boom también influyó en la izquierda boliviana, sobre todo en la Central Obrera Boliviana (COB). Esta estaba en sus mejores épocas, cuando convocaba masivamente al pueblo trabajador y a sus allegados. Las grandes manifestaciones y marchas de la COB eran encabezadas por sus principales dirigentes, que llevaban como símbolo de lucha la bandera roja con la hoz y el martillo.

Los jóvenes militantes del movimiento anti-colonial, llamados indianistas y kataristas, habían tomado y fundado la Confederación Sindical Única de Trabajadores Campesinos de Bolivia (Csutcb) en 1979 y trataban de ser reconocidos por la COB. No fue sencilla esta tarea porque comenzaron a usar su propio símbolo, la Wiphala. Aquí se produjeron los primeros cuestionamientos de los trabajadores más ortodoxos con los “campesinos” aymaras y quechuas. Los marxistas obreros, sobre todo los mineros, no solo veían de reojo el uso de la Wiphala sino que les tildaban a los “campesinos” de ser racistas. El principal fundador de la Csutcb, Genaro Flores Santos, testimonia toda esta experiencia dolorosa del movimiento campesino contemporáneo.

Esta miopía clasista de los obreros hizo que la generación de Kara Chukiwanka tome las plazas, como la de San Francisco, la 16 de julio en El Alto, para difundir el significado de la Wiphala, hasta que se fue haciendo carne el símbolo en las propias organizaciones del sindicalismo campesino, los movimientos políticos aymara y quechua y la ciudadanía marginada del país.

Cuánta razón tienen los jóvenes de hoy, que heredaron todas estas experiencias, de manifestar su total repudio contra la prohibición de izar la Wiphala en la plaza principal de la ciudad de Santa Cruz. Este símbolo no es del Movimiento Al Socialismo (MAS), sino de los pueblos aymara, quechua, uru. ¿Qué hay detrás de prohibir a uno de los símbolos nacionales? Es el odio al kolla, al indio de Occidente. Esto es la otra forma de racismo emblemática. Lo más grave es que fue y es pivotado por la principal autoridad del Departamento de Santa Cruz, Luis Fernando Camacho. ¿Camacho es camba? Según datos de algunos investigadores sus abuelos fueron migrantes criollos de Occidente. En términos muy sencillos, él es un “acambao” o se siente “cambizado”. La frase de que “el kolla acambao es más odioso y peligroso que el propio camba” es precisa para Camacho. Lo que sí se constata es que contra el indio kolla pueden unirse cambas, no cambas y extranjeros anti-nacionales. A las que se suman los indios desclasados y/o traidores.

Hoy la Wiphala representa más que a los pueblos indígenas, pues los sectores desposeídos y excluidos del sistema capitalista también se ven representados en esta bandera. No es extraño que los pueblos y nacionalidades del Ecuador la hayan adaptado a sus necesidades, como también lo han hecho los de Colombia, el Perú, en fin.

Hace pocos días, en la expulsión vergonzosa y humillante a los ciudadanos venezolanos en Iquique, grupos de manifestantes chilenos usaron arbitrariamente la Wiphala. Cabe a la Cancillería de nuestro Estado Plurinacional hacer una protesta diplomática a Chile por el uso absurdo del símbolo nacional, reconocido plenamente en nuestra Constitución política de 2009, para fines xenófobos y discriminatorios. Janipuniwa waliki, wasitampiwa uka anu q’uxtañ jaqinakaxa tuwasipxistu, wiphalas jaquqapxi Santa Cruz markana. Arsusiñasawa ¿janicha ukhamaxa?

Fuente: La Epoca Bolivia

Por REDH-Cuba

Shares