“Cuba vive y vivirá” fueron las palabras pronunciadas por el presidente cubano, Miguel Díaz-Canel en un mensaje de hace pocos días, dirigido al pueblo cubano, a las que adhiero con toda mi alma. El mandatario también habló de la paz, una paz lograda con las primeras vacunas creadas en Latinoamérica, fruto de un trabajo exhaustivo de científicos cubanos y cubanas. Además, se ha inmunizado casi al ciento por ciento de la población, incluyendo niñas y niños.
Díaz-Canel advirtió que “tenemos que tener la convicción de que no se reciben premios por desafiar a un imperio. Todo lo contrario. En ese desafío constante contra el imperio que nos quiere desaparecer como nación y revolución, se reciben campañas y amenazas, prohibiciones y castigos, y en estas condiciones hemos recibido más: un bloqueo totalmente recrudecido”.
A Cuba no la pueden hacer desaparecer porque, como dijo José Martí, “lo que brilla con luz propia nadie lo puede apagar”, y con tanto que ha tenido que enfrentar durante todos los años de Revolución y recrudecido, de forma criminal, el bloqueo por la pandemia, ha sabido salir adelante y aportar, en pleno Covid-19, todo un ejército de batas blancas cuando el virus hacía estragos en Europa. La ética de la revolución socialista, solidaria, humana, de paz, quedará en la historia de quienes confiamos que hay un mundo mejor por construir, principios que se confirmaron cuando un barco crucero inglés, con más de 650 pasajeros y 350 tripulantes, llevaba dos semanas de odisea en el Caribe, sin ser aceptado en ningún puerto, en marzo de 2020. El gobierno cubano fue el único en admitir a esas personas, prestar atención médicas y desplegar un operativo de retorno a sus países, la mayoría del Reino Unido. Un barco más, rechazado por los países que enarbolan banderas de libertad y democracia, no olvidemos que en 1939 más de 900 judíos abandonaron Alemania a bordo del crucero Saint Louis. Esperaban llegar a Cuba, cuando estaba bajo el dominio de Estados Unidos, y de ahí viajar a este país, pero les fue negado el desembarco por orden del imperio, también fueron prohibidos de tocar tierra en Canadá y tuvieron que retornar a Europa, donde más de 250 de ellos terminaron asesinados por los nazis. Sin embargo, esta nueva Cuba no permitió que más de 660 personas que venían en un crucero de lujo terminaran muertas por Covid-19 en marzo 2020.
El imperio con su maldad infinita no para de asediar, atacar, prohibir, todo lo que provenga de Cuba, o de Venezuela, sabe que es un bastión de la moral y la ética revolucionaria que requiere el mundo. Una vez más, como dijo el Presidente, han apretado todas las tuerca del bloqueo, han difamado y calumniando, la han querido presentar como un Estado fallido, como un Gobierno que no podía sobrepasar junto a su pueblo esta situación de pandemia. Pero toda maledicencia ha sido en vano.
Este lunes 15 de noviembre, la bella isla cubana abrirá sus fronteras al turismo, un rubro importantísimo para su economía, también se espera el retorno a clases presenciales. Por otra parte, destilando odio y moviendo a la gente resentida que mira al norte como un paradigma que cada vez es más decadente, desde Miami se ha llamado a una jornada de protesta ilegal, ¡que formato más repetido!, nefasto, utilizando a personas que podrían hacer algo por su patria en vez de tratar inútilmente de hundirla.
Los invito a todos y todas a visitar Cuba, La Habana llena de rincones y de historias, la música, sus playas, su gente, su clima, la hacen un destino indispensable.
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Cris González Directora de Correo del Alba
Fuente: Correo del Alba