Como Fidel, en estos 63 años, la Revolución Cubana ha dado “la batalla con la verdad en la mano; porque no se trata de tener solo la verdad, o de poder hacerla llegar por una vía o por otra, sino la fuerza de esa verdad”[14], y esa “verdad hay que repetirla una vez, diez veces, cien veces, mil veces, si es que queremos que se difunda, si es que queremos que se conozca, si es que se conozca que se comprenda”.[15], porque “es mejor atrincherarse en la verdad, porque la verdad siempre triunfa en los hechos…”[16].
Ese desafío se está venciendo.
Feliz 2022. Larga vida a la Revolución Cubana en sus 63 aniversarios.
Desde que Herodoto comenzó a registrar por escrito los aconteceres humanos, el Mundo Nuevo ha conocido las proezas y avatares propios. Con él, se dice, que nació la Historia como ciencia, porque como relato contado, es gemelo de la lengua articulada.
La Historia registra en sus mitos y leyendas, en sus relatos y narraciones, las grandes hazañas de dioses, semidioses y seres humanos dotados de poderes y fuerzas; caprichos e inteligencias; furias y astucias al calco de los seres inanimados.
Se conoce la hazaña de Prometeo de traerle el fuego a los “hombres” en la Tierra y del martirio a que lo sometió Zeus por la noble y solidaria herejía: “ser devorado su hígado por un águila todos los días, mientras permanece indefenso por las gruesas cadenas fijadas a rocas”.
También los Doce Trabajos de Hércules, los cuales, ni inmortales dioses o finitos humanos pudieron cumplir. Él fue compensado como Dios, por sus titánicos esfuerzos.
Homero reseña muchas historias épicas en la Ilíada, pero “no se cuenta toda la guerra de treinta años de Grecia contra Ilión, que era como le decían entonces a Troya; sino lo que pasó en la guerra cuando los griegos estaban todavía en la llanura asaltando a la ciudad amurallada, y se pelearon por celos los dos griegos famosos, Agamenón y Aquiles”[1]. Este último, fija hasta hoy un patrón psudogenético y supremacista, junto a Hércules y Atlas.
Los cánones culturales e ideológicos occidentales tienen su simiente en la cultura greco-latina. “A Aquiles no lo pinta el poema como hijo de hombre, sino de la diosa del mar, de la diosa Tetis. Y eso no es muy extraño, porque todavía hoy dicen los reyes que el derecho de mandar en los pueblos les viene de Dios, que es lo que llaman el derecho divino de los reyes… Y como los hombres son soberbios, y no quieren confesar que otro hombre sea más fuerte o más inteligente que ellos, cuando había un hombre fuerte o inteligente que se hacía rey por su poder, decían que era hijo de los dioses. Y los reyes se alegraban de que los pueblos creyesen esto; y los sacerdotes decían que era verdad, para que los reyes les estuvieran agradecidos y los ayudaran. Y así mandaban juntos los sacerdotes y los reyes”[2].
Sacerdotes y reyes españoles mandaron hacia esta región geográfica americana, sus huestes de conquista y exterminio. En el territorio del Chile araucano, un guerrero llamado Caupolicán, líder mapuche, sufrió una violenta muerte, pero no hizo gesto alguno de sufrimiento, irritando así a los españoles que lo condenaron por haber liderado la resistencia de su pueblo contra la invasión extranjera.
El Toqui (como se le llama en mapudungún, la lengua originaria mapuche, a los líderes militares de este pueblo), fue capturado y condenado por los españoles a morir en la pica, la más terrible y humillante de las ejecuciones de la época, que consistía en ser empalado, es decir, atravesado de abajo hacia arriba por un tronco afilado, produciéndose la muerte por perforación intestinal.
«Quiso el invasor aterrorizar a los mapuche, empalando a Caupolicán pa’ que lo escuchen suplicar con grito y llanto, y así quitarles por espanto todas las ganas de seguir luchando. Igual que tú yo sé que no hay muerte más perra, la pica le salió por el cuello y se regó la tierra, pero el grito de dolor Caupolicán no se los dio, fue con su mirada que a los españoles atravesó»[3] (Canción «Caupolicán», del conjunto chileno Katripache).
América Latina y el Caribe tienen sus “héroes mitológicos” de carne y hueso, asombran con la misma intensidad con que se les admiran: el criollo venezolano Simón Bolívar, Libertador de la América Nuestra y Toussaint Louverture, el líder negro de la primera Revolución social de la Patria Grande.
Cuba tiene en Antonio Maceo, el más grande de sus guerreros, más fuerte en su mente que en su brazo, porque la primera sostuvo al segundo. El héroe epónimo “cobijó” 26 heridas de bala en su cuerpo en más de 800 combates, durante 12 años de guerra independentista; en una jornada, su cuerpo fue agujereado por ocho impactos de proyectiles, y sobrevivió, asombrando al “mismísimo” Capitán General español, Arsenio Martínez Campos, quien al frente de una columna de casi tres mil hombres, no pudo impedir, que el Titán de Bronce, convaleciente aun, semidesnudo, montado en caballo sin silla, burlara la “sabuesa” persecución que se le hacía. “Es un atleta”, -dijo el experimentado “Pacificador”, al que el Lugarteniente General del Ejército Libertador, le hizo tragar la supremacista y humillante petición de “pactar” paz sin independencia en los intransigentes “Mangos de Baraguá”[4].
Para humanos y pueblos humanos, duro ha sido su bregar emancipador. Unos son castigados con sangrientos holocaustos individuales y masacres colectivas; otros, como la Revolución Cubana, son condenados por la sencilla razón de mantener para sí (y la sufrida Humanidad) la mayor suma posible de independencia, soberanía, libre autodeterminación, verdaderos derechos humanos para todos, auténtica democracia y toda la justicia social que pueda ser posible ejercer en estas circunstancias históricas.
El primero y más grande desafío de la Revolución Cubana, desde su triunfo, ha sido el derecho a su propia existencia. Para negárselo el imperialismo norteamericano, sus aliados de clase y la contrarrevolución “amamantada” se han valido de todos los métodos históricos y otros “novísimos” como el terrorismo de Estado, especialmente creado por los Estados Unidos contra la Revolución Socialista Cubana, para destruirla.
Los porqués son sencillos:
- Borrar el Ejemplo que emana desde una nación pobre económicamente, otrora neocolonia yanqui y con “existencia” en su “traspatio” geográfico; el bruto Imperio no quiere que se repita “la insubordinación” de que un Pueblo venza a una Dictadura, sujetada desde lo político, diplomático, económico, financiero y militar, como hizo EE.UU., con Batista y su sangriento gobierno.
- Aniquilar el Ejemplo que desde un país subdesarrollado, con apenas cinco meses, se decidió a realizar una radical reforma agraria y otorgar la tierra a sus verdaderos dueños: los que la trabajan y no los que la explotan con espurios y egoístas
- Desdeñar el Ejemplo de que a un año y medio del triunfo revolucionario se nacionalizara todo el patrimonio Estatal de la nación; que en dos años y cuatro meses y medio, después de enero de 1959, se defendiera con todo un pueblo armado y uniformado, a una revolución socialista.
- Había que impedir el Ejemplo de eliminar el analfabetismo, con maestros y brigadistas voluntarios en un año, infestado de bandas asesinas contrarrevolucionarias, en medio de una invasión mercenaria y de planes de magnicidio, sabotajes económicos y agresiones de todo tipo.
Lo que ya venía siendo una genocida práctica imperial, desde el mismo 1959, cuando de manera unilateral decidió suspender el suministro de petróleo, la refinación del mismo y la compra de la cuota azucarera destinada al mercado yanqui; en 1962 se convirtió en Política de Estado al oficializarse el Bloqueo Económico Comercial y Financiero, que desde entonces se alza como Espada de Damocles, sobre generaciones de cubanos (más del 70% de la población cubana nació “bloqueada”).
Pero las agresiones reales necesitan de “agresiones simbólicas”, la más usada es la mentira, vestida siempre de medio verdades, manipulaciones y tergiversaciones de la verdad.
Hasta hoy, grande es el desafío de vencer estos “jinetes apocalípticos” del Engaño y el Embuste. Dentro de las más grandes que llegan hasta hoy, por obra y gracia de los grandes medios de desinformación y mentiras, en manos de capitalistas e imperialistas, se destacan, entre muchas, estas tres:
- Fidel Castro llegó al poder por medio de un golpe de Estado.
Quien dio un golpe de Estado, aupado por el Gobierno norteamericano y sostenido hasta el 31 de diciembre de 1958, fue Fulgencio Batista y Zaldívar, el 10 de marzo de 1952, siendo responsable de innumerables y atroces crímenes, que cegaron la vida a más de 20 mil cubanas y cubanos.
Fidel organizó un Ejército guerrillero, que apoyado por organizaciones obreras, campesinas, estudiantiles y de otros sectores populares, derrocaron al Dictador.
El 3 de enero de 1959, en reunión del primer Gobierno Revolucionario fue designado el magistrado Manuel Urrutia Lleó, como Presidente, José Miró Cardona como Primer Ministro y Fidel mantuvo su condición de Comandante en Jefe del Ejército Rebelde.
Por desviaciones políticas e ideológicas, el 16 de febrero de 1959 renuncia Miró como Primer Ministro, cargo que se le propondría a Fidel, el cual aceptó bajo la condición de “servir al Pueblo” y no para prebendas personales.
Pero en poco tiempo, la actuación de Urrutia se convirtió en un freno para el cumplimiento del programa revolucionario, pues retrasaba la firma de determinadas leyes acordadas en el Consejo de Ministros, algunas de las cuales eran de un alto valor político, creando una situación de desconfianza. La falta de tacto del presidente provocó no pocas situaciones negativas, las cuales fueron lesionando su prestigio y autoridad, pues en ocasiones desarrollaba una política radical y en otras mostraba posiciones conservadoras oportunistas.
La situación de Urrutia se hizo más conflictiva a partir de mayo de 1959, cuando su confusa actuación comenzó a ser utilizada por los enemigos de la profundización de la Revolución. El 16 de julio 1959, Fidel Castro renunció al cargo de primer ministro por la situación creada por el presidente Urrutia de obstaculizar la aprobación de leyes revolucionarias y otras medidas del gobierno e hizo pública esta acusación el 17 de ese mes, en un programa televisivo conocido como Ante la Prensa. En horas de la noche, tras una gran protesta popular de respaldo a Fidel Castro, Urrutia renunció al cargo en una reunión del Consejo de Ministros y casi de inmediato fue sustituido por Osvaldo Dorticós Torrado[5].
Fidel castro nunca fue Presidente de la República, sino que de acuerdo con la organización del Estado y del Gobierno de Cuba dado por la Constitución de 1976, fue elegido por la Asamblea Nacional del Poder Popular Presidente del Consejo de Estado y de Ministros, siendo ratificado en esa responsabilidad sucesivamente hasta su renuncia en 2006.
- Al triunfo de la Revolución se produjeron fusilamientos indebidos y fuera de la Ley contra opositores a Fidel Castro.
La verdad sencilla, oculta bajo el ropaje de intereses ideológicos del Gobierno yanqui, fue el “acribillamiento mediático” a que fue expuesta la naciente Revolución, cuando revistas como “Life, Newsweek y las agencias Associated Press (AP) y la United Press International (UPI) iniciaron una amplia campaña, la cual fue apoyada públicamente por funcionarios de la administración Eisenhower”.[6]
Sobre los fusilamientos el Comandante en jefe Fidel reflexionó: “Yo pienso que los errores pudieron haber estado en la forma, digamos, en que se abordaron públicamente esos problemas; pero esa gente fue juzgada en virtud de leyes previas hechas por la Revolución…Nadie dice que ésta fue, tal vez, la única Revolución que no asaltó, arrastró a la gente y tomó venganza por sus manos. Aquí no se linchó a nadie. Y ganas no faltaban. Porque los crímenes cometidos por aquella gente de Batista, que se creía impune, eran espantosos. Y si no hubo linchamientos ni baño de sangre se debió a una prédica y a una promesa: los criminales de guerra serán juzgados y sancionados ejemplarmente.
Nosotros estábamos aplicando el programa del Moncada, que estaba bien publicado y bien difundido. Todo el mundo lo conocía. Y una cuestión, la sanción a los criminales de guerra, fue la que nos creó problemas.
No hubo nadie arrastrado por las calles, ni colgado de una farola, pero hubo juicios y gente sancionada. Se cometió el error de un juicio en el que participó mucha gente, y, realmente, se pudo dar el espectáculo de un circo, que no se ajusta a la idea de justicia”[7].
En su histórico alegato de autodefensa conocido como “La Historia me Absolverá”[8], Fidel demostró frente al remedado tribunal los crímenes de la Dictadura de Fulgencio Batista, que es lo que le lleva a asegurar que un día serían sancionados por esos inhumanos desmanes[9]:
“El cuartel Moncada se convirtió en un taller de tortura y de muerte, y unos hombres indignos convirtieron el uniforme militar en delantales de carniceros. Los muros se salpicaron de sangre; en las paredes las balas quedaron incrustadas con fragmentos de piel, sesos y cabellos humanos, chamusqueados por los disparos a boca de jarro, y el césped se cubrió de oscura y pegajosa sangre” (pp. 69-70)…
“Terminado el combate se lanzaron como fieras enfurecidas sobre la ciudad de Santiago de Cuba y contra la población indefensa saciaron las primeras iras. En plena calle y muy lejos del lugar donde fue la lucha le atravesaron el pecho de un balazo a un niño inocente que jugaba junto a la puerta de su casa, y cuando el padre se acercó para recogerlo, le atravesaron la frente con otro balazo. Al «Niño» Cala, que iba para su casa con un cartucho de pan en las manos, lo balacearon sin mediar palabra”. (p. 71)…
“El primer prisionero asesinado fue nuestro médico, el doctor Mario Muñoz, que no llevaba armas ni uniforme y vestía su bata de galeno, un hombre generoso y competente que hubiera atendido con la misma devoción tanto al adversario como al, amigo herido. En el camino del Hospital Civil al cuartel le dieron un tiro por la espalda y allí lo dejaron tendido boca abajo en un charco de sangre”. (p. 72)…
Llegó entonces de La Habana el general Martín Díaz Tamayo, quien trajo instrucciones concretas salidas de una reunión donde se encontraban Batista, el jefe del Ejército, el jefe del SIM, el propio Díaz Tamayo y otros. Dijo que «era una vergüenza y un deshonor para el Ejército haber tenido en el combate tres veces más bajas que los atacantes y que había que matar diez prisioneros por cada soldado muerto». (p. 72)…
En medio de las torturas les ofrecían la vida si traicionando su posición ideológica… y como ellos rechazaban indignados la proposición, continuaban torturándolos horriblemente. Les trituraron los testículos y les arrancaron los ojos, pero ninguno claudicó, ni se oyó un lamento ni una súplica: aun cuando los habían privado de sus órganos viriles, seguían siendo mil veces más hombres que todos sus verdugos juntos… Ensayaron otros medios; no podían con el valor de los hombres y probaron el valor de las mujeres. Con un ojo humano ensangrentado en las manos se presentaron un sargento y varios hombres en el calabozo donde se encontraban las compañeras Melba Hernández y Haydée Santamaría, y dirigiéndose a la última, mostrándole el ojo, le dijeron: «Éste es de tu hermano, si tú no dices lo que él no quiso decir, le arrancaremos el otro.» Ella, que quería a su valiente hermano por encima de todas las cosas, les contestó llena de dignidad: «Si ustedes le arrancaron un ojo y él no lo dijo, mucho menos lo diré yo.» Más tarde volvieron y las quemaron en los brazos con colillas encendidas, hasta que por último, llenos de despecho, le dijeron nuevamente a la joven Haydée Santamaría: «Ya no tienes novio porque te lo hemos matado también.» Y ella les contestó imperturbable otra vez: «Él no está muerto, porque morir por la patria es vivir.» Nunca fue puesto en un lugar tan alto de heroísmo y dignidad el nombre de la mujer cubana”. (pp. 73-74)…
En el Centro Gallego penetraron hasta el salón de operaciones en el instante mismo que recibían transfusión de sangre dos heridos graves; los arrancaron de las mesas y como no podían estar en pie, los llevaron arrastrando hasta la planta baja donde llegaron cadáveres. (p. 74)…
A Pedro Miret, Abelardo Crespo y Fidel Labrador les inyectaron aire y alcanfor en las venas para matarlos en el Hospital Militar. (p. 74)…
A muchos los obligaban antes a cavar su propia sepultura. Uno de los jóvenes, cuando realizaba aquella operación, se volvió y marcó en el rostro con la pica a uno de los asesinos. A otros, inclusive, los enterraron vivos con las manos atadas a la espalda. (p. 75)…
En los anales del crimen merece mención de honor el sargento Eulalio González, del cuartel Moncada, apodado «el Tigre». Este hombre no tenía después el menor empacho para jactarse de sus tristes hazañas. Fue él quien con sus propias manos asesinó a nuestro compañero Abel Santamaría. Pero no estaba satisfecho. Un día en que volvía de la prisión de Boniato, en cuyos patios sostiene una cría de gallos finos, montó el mismo ómnibus donde viajaba la madre de Abel. Cuando aquel monstruo comprendió de quién se trataba, comenzó a referir en alta voz sus proezas y dijo bien alto para que lo oyera la señora vestida de luto: «Pues yo sí saqué muchos ojos y pienso seguirlos sacando.» Los sollozos de aquella madre ante la afrenta cobarde que le infería el propio asesino de su hijo, expresan mejor que ninguna palabra el oprobio moral sin precedentes que está sufriendo nuestra patria. A esas mismas madres, cuando iban al cuartel Moncada preguntando por sus hijos, con cinismo inaudito les contestaban: «¡Cómo no, señora!; vaya a verlo al hotel Santa Ifigenia donde se lo hemos hospedado» ¡O Cuba no es Cuba, o los responsables de estos hechos tendrán que sufrir un escarmiento terrible! (pp. 76-77)”.
Ese escarmiento prometido fue el fusilamiento, con juicios mediantes. Llegado a este momento, ¿alguien humana y jurídicamente puede decir que no fueron justos para su contexto y la Historia?
Para desmontar la falacia se organizó la “Operación Verdad”. “En La Habana se reunieron un total de 400 periodistas de América Latina y de otras partes del mundo, incluidos representantes de diferentes medios en los Estados Unidos como Chicago Tribune, Broadcasting Corporation, Toronto Press, Miami News, Cincinnati Inquirier, Baltimore Sun y Washington Daily New. El 21 de enero de 1959 Fidel ofreció un enérgico discurso frente a un millón de cubanos reunidos en las afueras del antiguo Palacio Presidencial. La masiva asistencia… era síntoma inequívoco del apoyo popular a los juicios revolucionarios. Cada vez que el Comandante en Jefe preguntaba si el pueblo aprobaba o no las sanciones a los criminales de la dictadura, el millón de asistentes levantaba su mano en señal de aprobación.
Al referirse a las sentencias de fusilamiento, Fidel afirmó que “donde hay justicia no hay crimen” y que cuando un pueblo apoyaba el castigo era porque el castigo era justo y merecido.
Durante las semanas siguientes los periodistas invitados tuvieron libertad para moverse por la ciudad y entrevistar a las personas en la calle para conocer si apoyaban o no las medidas revolucionarias. Incluso, muchos de ellos asistieron al juicio del criminal Sosa Blanco, comandante del ejército batistiano que había asesinado a decenas de campesinos. Además pudieron intercambiar en conferencia de prensa con Fidel en la sala Copa Room del Hotel Riviera.
Después de aquel intercambio y de que los periodistas escribieran en sus medios la realidad constatada en La Habana, quedó desmontada la gran mentira que se tejía en torno a la revolución Cubana”.[10]
- Fidel manipuló el carácter socialista de la Revolución, pues la población era ignorante y analfabeta y no sabía qué respaldaba.
La mentira es mendaz porque parte de la arrogante posición imperial de subestimar a los pueblos, su natural inteligencia, su capacidad para comprender complejos procesos y fenómenos políticos y sociales, y más aún si están siendo explicado por un genio de la comunicación política, como lo fue Fidel.
Quien haya leído aquel discurso[11] quedará persuadido de que no hubo manipulación alguna por parte del líder revolucionario, ni seguimiento manso y servil de un pueblo digno y valiente Tres fragmentos ofrecen argumentos irrebatibles:
LA NATURALEZA DEL AGRESOR
“Quizás ustedes tienen una idea de lo que es el imperialismo; ustedes quizás antes se preguntaron muchas veces qué era el imperialismo y qué significaba esa palabra.
¿Será que los imperialistas realmente significan algo tan malo? ¿Será que no hay mucha pasión en todas las acusaciones que se le hacen? ¿Será producto del sectarismo todas las cosas que hemos oído decir del imperialismo norteamericano? ¿Serán ciertas todas las cosas que se afirman del imperialismo norteamericano? (Exclamaciones de: “¡Sí!”) ¿Serán todo lo desvergonzados que se afirma que son los imperialistas norteamericanos? (Exclamaciones de: “¡Sí!”) ¿Serán todo lo canalla y malvados que se afirma que son los imperialistas norteamericanos? (Exclamaciones de: “¡Sí!”) ¿Serán todo lo sanguinario, lo ruin y lo cobarde que se afirma que son los imperialistas norteamericanos? (Exclamaciones de: “¡Sí!”) ¿O será exageración? (Exclamaciones de: “¡No!”) ¿O será sectarismo? (Exclamaciones de: “¡No!”) ¿O será exceso de pasión? (Exclamaciones de: “¡No!”)
¿Pero será posible que los imperialistas hagan las cosas que se afirma que han hecho? ¿Será cierto todo cuanto se ha afirmado de sus hechos vandálicos en el orden internacional, de sus provocaciones? ¿Fueron ellos los que provocaron la guerra de Corea? (Exclamaciones de: “¡Sí!”)
¡Qué difícil era saber lo que pasaba en el mundo cuando a nuestro país no llegaban más noticias que las noticias norteamericanas! ¡Cuánto engaño inculcarían en nosotros y de cuántas mentiras nos harían víctima! Si alguno le quedara alguna duda, si alguno en este país de buena fe —y no hablo de la miserable gusanera, hablo de hombres y mujeres capaces de pensar honradamente, aunque no pensaran como nosotros—, si alguno le quedara alguna duda, si alguno creyera que quedara un ápice de honra en la política yanki, si alguno creyera que quedara un ápice de moral en la política yanki, si alguno creyera que quedara un átomo de vergüenza o de honradez o de justicia en la política yanki, si alguno en este país, en este país afortunado que ha tenido la oportunidad de ver, en este país afortunado que ha tenido la oportunidad de aprender aunque haya sido un aprendizaje sangriento, pero un aprendizaje de libertad y un aprendizaje de dignidad…” (Aplausos.)
…Y para que quede una constancia histórica, para que nuestro pueblo aprenda de una vez y para siempre, y para que puedan aprender aquella parte de los pueblos de América a los que pueda llegar, aunque solo sea un rayo de luz de la verdad, le voy a explicar al pueblo, les voy a enseñar cómo proceden los imperialistas (Aplausos).
EXPLICACIÓN CLARA Y SENCILLA DE LOS HECHOS
En el día de ayer, como todo el mundo sabe, aviones de bombardeo divididos en tres grupos, a las 6:00 en punto de la mañana penetraron en el territorio nacional procedentes del extranjero y atacaron tres puntos del territorio nacional; en cada uno de esos puntos los hombres se defendieron heroicamente, en cada uno de esos puntos corrió la sangre valerosa de los defensores (Aplausos), en cada uno de esos puntos hubo miles y cuando no cientos y cientos de testigos de lo que allí ocurrió. Era, además, un hecho que se esperaba; era algo que todos los días se estaba esperando; era la culminación lógica de las quemas a los cañaverales, de los centenares de violaciones a nuestro espacio aéreo, de las incursiones aéreas piratas, de los ataques piratas a nuestras refinerías por embarcación que penetró en una madrugada; era la consecuencia de lo que todo el mundo sabe; era la consecuencia de los planes de agresión que se vienen fraguando por Estados Unidos en complicidad con gobiernos lacayos en América Central; era la consecuencia de las bases aéreas que todo el pueblo sabe y todo el mundo conoce, porque lo han publicado hasta los propios periódicos y agencias de noticias norteamericanas, y las propias agencias y los propios periódicos se han cansado de hablar de los ejércitos mercenarios que organizan, de los campos de aviación que tienen preparados, de los aviones que les había entregado el gobierno de Estados Unidos, de los instructores yankis, de las bases aéreas establecidas en territorio guatemalteco…
Y aquí están las pruebas, aquí están las pruebas de cómo actúa el imperialismo, de toda la mecánica operativa del imperialismo, de cómo el imperialismo no solamente comete crímenes contra el mundo, sino que estafa al mundo. Pero que estafa al mundo no solamente robándole su petróleo, sus minerales, el fruto de los trabajos de los pueblos, sino que estafa al mundo moralmente endilgándole al mundo las mentiras y las cosas más truculentas que nadie pueda imaginarse.
Y aquí están las pruebas. Ante nuestro pueblo vamos a leer lo que el imperialismo le dijo al mundo, vamos a mostrar lo que el mundo supo en el día de ayer, lo que le dijeron al mundo, y lo que tal vez les han hecho creer a decenas y a decenas de millones de seres humanos, lo que publicaron ayer miles y miles de periódicos, lo que pronunciaron ayer miles y miles de estaciones de radio o de televisión, de lo que pasó en Cuba, de lo cual supo el mundo, o una gran parte del mundo, una parte considerable del mundo, a través de las agencias yankis.
Aquí tenemos, como pocas veces ha tenido ningún pueblo, la oportunidad de conocer por dentro, y por fuera, y por los costados, y por abajo, y por arriba, qué es el imperialismo; aquí tenemos la oportunidad de apreciar cómo funciona todo su aparato financiero, publicitario, político, mercenario, cuerpos secretos, funcionarios, que con tanta tranquilidad, que de manera tan inaudita estafan al mundo. Ahora, imagínense: ¿De qué manera nosotros hemos podido saber lo que ha estado pasando en el mundo?, ¡de qué manera hemos podido saber lo que ha estado pasando en el mundo, si esta es la versión y la explicación que le han hecho creer quién sabe a cuántas personas en el mundo!
Es decir que organizan el ataque, preparan el ataque, entrenan a los mercenarios, les entregan aviones, les entregan bombas, preparan los aeropuertos, lo sabe todo el mundo, ocurre el ataque, y afirman, tranquilamente, ante el mundo —¡un mundo que saben que se levantaría indignado ante una violación tan monstruosa, tan cobarde, tan violadora de los derechos de los pueblos, tan violadora de la paz! (Aplausos.)
¿Queda algún cubano honesto que no comprenda?, ¿queda algún cubano honesto que lo dude? Si queda un cubano honesto que lo dude, si esto no fuese suficiente, pero que comprendiendo este modo de proceder fuese capaz de comprender, ahí están nuestras bases, ahí están San Antonio, las FAR y Santiago de Cuba. Que vayan allí, que vayan allí y comprueben por sí mismo si hay una sola verdad en lo que han dicho; que comprueben allí cómo reaccionarios, imperialistas y clero farsante engañan y estafan al mundo, cómo engañan y estafan a los pueblos, y cómo es hora de que los pueblos se sacudan de la explotación, del engaño y de la estafa de los imperialistas y de cuanto farsante hay en el mundo, ¡cueste lo que cueste zafarse de ese yugo! (Aplausos prolongados.)
LA CONVICCIÓN Y REAFIRMACIÓN REVOLUCIONARIAS
Porque lo que no pueden perdonarnos los imperialistas es que estemos aquí, lo que no pueden perdonarnos los imperialistas es la dignidad, la entereza, el valor, la firmeza ideológica, el espíritu de sacrificio y el espíritu revolucionario del pueblo de Cuba (Aplausos).
Eso es lo que no pueden perdonarnos, que estemos ahí en sus narices ¡y que hayamos hecho una Revolución socialista en las propias narices de Estados Unidos! (Aplausos y exclamaciones de: “¡Pa’lante y pa’lante, y al que no le guste que tome purgante!”)
¡Y que esa Revolución socialista la defendemos con esos fusiles! (Aplausos); ¡y que esa Revolución socialista la defendemos con el valor con que ayer nuestros artilleros antiaéreos acribillaron a balazos a los aviones agresores! (Aplausos y exclamaciones de: “¡Venceremos!”; “¡Fidel, Jruschov, estamos con los dos!”, y otras consignas revolucionarias.)
Y esa Revolución, esa Revolución, esa Revolución no la defendemos con mercenarios; esa Revolución la defendemos con los hombres y las mujeres del pueblo.
¿Quiénes tienen las armas? ¿Acaso las armas las tiene el mercenario? (Exclamaciones de: “¡No!”) ¿Acaso las armas las tiene el millonario? (Exclamaciones de: “¡No!”) Porque mercenario y millonario son la misma cosa. ¿Acaso las armas las tienen los hijitos de los ricos? (Exclamaciones de: “¡No!”) ¿Acaso las armas las tienen los mayorales? (Exclamaciones de: “¡No!”) ¿Quién tiene las armas? (Exclamaciones.) ¿Qué manos son esas que levantan esas armas? (Exclamaciones.) ¿Son manos de señoritos? (Exclamaciones de: “¡No!”) ¿Son manos de ricos? (Exclamaciones de: “¡No!”) ¿Son manos de explotadores? (Exclamaciones de: “¡No!”) ¿Qué manos son esas que levantan esas armas? (Exclamaciones.) ¿No son manos obreras? (Exclamaciones de: “¡Sí!”) ¿No son manos campesinas? (Exclamaciones de: “¡Sí!”) ¿No son manos endurecidas por el trabajo? (Exclamaciones de: “¡Sí!”) ¿No son manos creadoras? (Exclamaciones de: “¡Sí!”) ¿No son manos humildes del pueblo? (Exclamaciones de: “¡Sí!”) ¿Y cuál es la mayoría del pueblo?, ¿los millonarios o los obreros?, ¿los explotadores o los explotados?, ¿los privilegiados o los humildes? (Exclamaciones.) ¿No tienen las armas los privilegiados? (Exclamaciones de: “¡No!”) ¿Las tienen los humildes? (Exclamaciones de: “¡Sí!”) ¿Son minoría los privilegiados? (Exclamaciones de: “¡Sí!”) ¿Son mayoría los humildes? (Exclamaciones de: “¡Sí!”) ¿Es democrática una revolución en que los humildes tienen, las armas? (Aplausos y Exclamaciones de: “¡Sí!” y “¡Fidel!, ¡Fidel!” y diferentes consignas revolucionarias.)
Compañeros obreros y campesinos, esta es la Revolución socialista y democrática de los humildes, con los humildes y para los humildes (Aplausos). Y por esta Revolución de los humildes, por los humildes y para los humildes, estamos dispuestos a dar la vida (Exclamaciones).
Obreros y campesinos, hombres y mujeres humildes de la patria ¿juran defender hasta la última gota de sangre esta Revolución de los humildes, por los humildes y para los humildes? (Exclamaciones de: “¡Sí!”)
- En Cuba no hay Democracia, está impuesta una Dictadura Comunista que rige un Partido Comunista, violador de los derechos humanos de los ciudadanos y no permite elecciones libres.
Esta es quizás la agrupación de falacias más mendaces que replican cínica e impíamente los medios masivos de desinformación en manos de las transnacionales de la Mentira.
Si existe un país (sin chovinismos estrechos ni disimulados) que busca insistentemente apegarse a la definición real del término es Cuba. Etimológicamente, la palabra proviene del griego δημοκρατία (democratía), que se compone de los términos δῆμος (démos), que significa ‘pueblo’, y κράτος (krátos), que significa ‘poder’. Así, la democracia es el gobierno del pueblo.
El primer y soberano ejercicio de Poder del Pueblo real, no el declamado por poetas o el teorizado por académicos, es que ese Pueblo tenga la posibilidad y capacidad de definirlo, organizarlo, ejercerlo, controlarlo, cambiarlo y permanentemente refrendarlo.
Para que sea posible lo anterior Cuba invierte y asegura cada año (casi mitad del presupuesto del Estado) los servicios de salud universal, gratuita, inclusiva y de alta calidad. Sin este derecho humano no es posible luchar, adquirir ni disfrutar de ninguno de los demás. El otro recurso, es la educación; sin saber leer, escribir, calcular no es posible ejercer derechos políticos verdaderos; por lo que Cuba asegura altos estándares de calidad en los niveles de instrucción, de la enseñanza general y en la universitaria; unido a un sólido sistema de formación de una profunda cultura política.
En Cuba, no es un ideal, sino una realidad que todos los órganos representativos de poder del Estado son electivos y renovables; el pueblo controla la actividad de los órganos estatales, de sus directivos y funcionarios, de los diputados y de los delegados, de conformidad con lo previsto en la ley; los elegidos tienen el deber de rendir cuenta de su actuación periódicamente y pueden ser revocados de sus cargos en cualquier momento; la libertad de discusión, el ejercicio de la crítica y la autocrítica y la subordinación de la minoría a la mayoría rigen en todos los órganos estatales colegiados; y los órganos del Estado, sus directivos y funcionarios actúan con la debida transparencia.
La Asamblea Nacional del Poder Popular de Cuba es el órgano supremo del poder del Estado. Representa a todo el pueblo y expresa su voluntad soberana, ella es el único órgano con potestad constituyente y legislativa en la República y está integrada por diputados elegidos por el voto libre, igual, directo y secreto de los electores, en la proporción y según el procedimiento que determina la ley y esta Asamblea es elegida por un período de cinco años.
Todas las personas tienen derecho a la vida, la integridad física y moral, la libertad, la justicia, la seguridad, la paz, la salud, la educación, la cultura, la recreación, el deporte y a su desarrollo integral; al libre desarrollo de su personalidad y deben guardar entre sí una conducta de respeto, fraternidad y solidaridad.
En Cuba se garantiza que a todas las personas se les respete su intimidad personal y familiar, su propia imagen y voz, su honor e identidad personal. Las personas no son sometidas a desaparición forzada, torturas ni tratos o penas crueles, inhumanas o degradantes.
Las personas tienen libertad de entrar, permanecer, transitar y salir del territorio nacional, cambiar de domicilio o residencia, sin más limitaciones que las establecidas por la ley; se les asegura el derecho a solicitar y recibir del Estado información veraz, objetiva y oportuna, y a acceder a la que se genere en los órganos del Estado y entidades, conforme a las regulaciones establecidas.
Contrario a lo que se difunde con oportunismo político, en Cuba se reconoce, respeta y garantiza a las personas la libertad de pensamiento, conciencia y expresión. Toda persona tiene derecho a profesar o no creencias religiosas, a cambiarlas y a practicar la religión de su preferencia, con el debido respeto a las demás y de conformidad con la ley.
El que exista un solo Partido no es sinónimo ni de más ni menos o ninguna democracia.
En el Mundo existen sociedades regidas por monarquías efectivas y “Nadie” las señala como antidemocráticas, existen países con pluripartidos que destrozan el medio ambiente, mantienen altos índices de indigencia, analfabetismo e insalubridad en su población; y no son señalados como antidemocráticos; los hay que con más de un partido destrozan otras democracias en nombre de la Democracia, pulverizan el derecho a la vida de millones de seres humanos, en nombre de los Derechos Humanos, imponen criminales bloqueos y sanciones económicas y comerciales, a personas individuales y pueblos, sencillamente porque no se someten a su Dictadura Hegemónica; y “Nadie” los señala como antidemocráticos, al contrario se erigen como la Meca de la Democracia Mundial.
En la Constitución de la República de Cuba, aprobada y refrendada con el voto favorable del 86.85% de la población con derechos a ejercerlo, se acredita de manera legítima en su Artículo 5 que: “El Partido Comunista de Cuba, único, martiano, fidelista, marxista y leninista, vanguardia organizada de la nación cubana, sustentado en su carácter democrático y la permanente vinculación con el pueblo, es la fuerza política dirigente superior de la sociedad y del Estado. Organiza y orienta los esfuerzos comunes en la construcción del socialismo y el avance hacia la sociedad comunista. Trabaja por preservar y fortalecer la unidad patriótica de los cubanos y por desarrollar valores éticos, morales y cívicos”[12]. Ese es el mandato del Pueblo Soberano, ¿por qué no respetarlo?, ¿cuantos pueden ejercer derechos humanos como los cubanos?
En Cuba el Presidente no lo nomina un Partido Político, (que no es electorero) lo nomina el pueblo en la base y los elige la Asamblea Nacional del Poder Popular[13].
En Cuba por Ley, para ser miembro del Parlamento tiene que haber sido nominado en la base popular, directamente en las comunidades vecinales y barriales o en las organizaciones de Masas y Sociales, en las que se agrupa la casi totalidad de la población. Es como si millones de partidos postularan y eligieran de manera directa a sus representantes. Los candidatos para llegar a ser proclamados diputados tienen que ser elegidos en Elecciones Generales y aprobados con el 50% o más de los votos válidos, que es libre, igual, directo y secreto; cada elector tiene derecho a un solo voto.
En Cuba tienen derecho a ser elegidos los ciudadanos cubanos, incluidos los miembros de las instituciones armadas, que se hallen en el pleno goce de sus derechos civiles y políticos, tengan residencia efectiva en el país por un período no menor de cinco (5) años antes de las elecciones y no se encuentren comprendidos en las excepciones previstas en la Constitución y la Ley.
No se autorizan millonarias (en muchos lugares del mundo corruptas) campañas eleccionarias, (que favorecen a los más pudientes) salvo la que desde el sistema de comunicación Estatal asegura la divulgación, orientación y movilización popular a asistir consciente, voluntaria y entusiasta a las elecciones.
Para conocer a los candidatos basta una síntesis biográfica, con énfasis en sus méritos, ética, trayectoria laboral o estudiantil y la vocación de dedicación al servicio popular; unida a una pequeña foto, con igual dimensión para todos los candidatos del país.
Si los agoreros imperiales realmente respetaran las democracias y sus formas de ejercerlas soberanamente por cada pueblo y gobierno, entonces no habría desconocimiento, menosprecio ni subestimación de la Democracia Socialista Cubana.
Como Fidel, en estos 63 años, la Revolución Cubana ha dado “la batalla con la verdad en la mano; porque no se trata de tener solo la verdad, o de poder hacerla llegar por una vía o por otra, sino la fuerza de esa verdad”[14], y esa “verdad hay que repetirla una vez, diez veces, cien veces, mil veces, si es que queremos que se difunda, si es que queremos que se conozca, si es que se conozca que se comprenda”.[15], porque “es mejor atrincherarse en la verdad, porque la verdad siempre triunfa en los hechos…”[16].
Ese desafío se está venciendo.
Feliz 2022. Larga vida a la Revolución Cubana en sus 63 aniversarios.
Notas:
[1] José Martí. Obras Completas. Tomo 18. P. 327. Editorial de Ciencias Sociales. La Habana. 1991. Edición Digital.
[2] Ídem. pp. 328-329.
[3] Fragmento de canción «Caupolicán», del conjunto chileno Katripache.
[4] Lugar del territorio oriental de Cuba, en donde se desarrolló “La Protesta de Baraguá”, el 15 de marzo de 1878. Este fue un acto de negativa a aceptar el convenio de paz conocido como Pacto del Zanjón, que dio fin a la Guerra de los Diez Años (1868-1878). El hecho histórico fue liderado por el Mayor General del Ejército Libertador Antonio Maceo y Grajales, otros altos jefes, oficiales y tropas orientales a su mando, protagonizada en Mangos de Baraguá, una localidad cercana a la ciudad de Santiago de Cuba, en la antigua provincia de Oriente.
La trascendencia histórica de este suceso estuvo marcado por dos hechos fundamentales, demostraba la inquebrantable voluntad de los cubanos de continuar la lucha por la independencia y la abolición de la esclavitud y significó el ascenso de la clase más humilde como la más revolucionaria en la gesta mambisa.
En un inicio La Guerra de los Diez Años fue comandada por hacendados, terratenientes y nobles; pero fueron las capas más humildes de la sociedad cubana las que recogen las banderas por la independencia, la abolición de la esclavitud; y proclaman la continuidad de la lucha por esos objetivos.
[5] EcuRed. (Manuel Urrutia Lleó).
[6] Elier Ramírez Cañedo y Rodolfo Romero Reyes. “5 temas polémicos sobre Cuba”. P.150. Ocean Sur. Una editorial latinoamericana. 2016.
[7] Fidel Castro Ruz e Ignacio Ramonet. “Cien Horas con Fidel”. P. 105. Oficina de Publicaciones del Consejo de Estado La Habana, 2006. Edición Digital.
[8] La historia me absolverá es la frase final y posterior título del alegato de autodefensa de Fidel Castro ante el juicio en su contra iniciado el 16 de octubre de 1953 por los asaltos a los cuarteles Moncada y Carlos Manuel de Céspedes, en Santiago de Cuba y Bayamo respectivamente, sucedidos el 26 de julio de ese mismo año. Ante este juicio, Fidel Castro, entonces Dr. en Derecho Civil, decidió asumir su propia defensa.
[9] Fidel Castro. “La Historia me Absolverá”. Ediciones Verde Olivo. Ciudad de La Habana. 2002.
[10] Elier Ramírez Cañedo y Rodolfo Romero Reyes. “5 temas polémicos sobre Cuba”. Pp.151-152. Ocean Sur. Una editorial latinoamericana. 2016.
[11] Sitio “Fidel Castro. Soldado de las Ideas”. http://www.fidelcastro.cu/es/discursos/discurso-en-las-honras-funebres-de-las-victimas-del-bombardeo-distintos-puntos-de-la
[12] Constitución de la República de Cuba. Editora Política. La Habana. 2019. P. 2.
[13] La elección de Presidentes y Jefes de Gobiernos a través del llamado sistema parlamentario, no es privativa de Cuba, es una añeja práctica asumida por decenas de países, entre los que sobresalen Alemania, Bulgaria, República Checa, Eslovaquia, Estonia, Irlanda, Israel, Italia, , Islandia, Singapur, etc.
[14] Fidel Castro en “Fidel Castro con los intelectuales. Nuestro deber es luchar”. Instituto Cubano del Libro. Editorial José Martí. La Habana. 2012. P35.
[15] Fidel Castro. Discurso en el VI Congreso de la UJC. 4 de abril de 1992.
[16] Fidel Castro. Discurso en la sesión constitutiva de la Asamblea Nacional del Poder Popular, en su V Legislatura. 24 de febrero de 1998.