Entrevista exclusiva con Rodrigo José Cerritos Alfaro, luchador social, miembro de la Secretaría Nacional del Movimiento Social y Popular del FMLN, que narra el panorama actual de El Salvador, quien es y como el actual presidente, Nayib Bukele llegó alpoder, además de las condiciones que enfrenta el FMLN en el país.
Por José Ernesto Nováez
El Salvador es un pequeño país centroamericano con una historia reciente marcada por la violencia estatal, la corrupción, el crimen organizado, la exclusión y la pobreza. En la actualidad la nación aún está marcada por las secuelas de la violenta guerra civil que la estremeció entre 1980 y 1992.
Los 30 años posteriores a la firma del Acuerdo de Paz de Chapultepec, estuvieron marcados por la alternancia entre la conservadora Alianza Republicana Nacionalista (ARENA) y el Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN), heredero de las antiguas cinco organizaciones políticas-guerrilleras que participaron en la guerra civil.
Sin embargo, en 2019, este relativo bipartidismo se rompió, accediendo al poder un joven político poco conocido a nivel regional, Nayib Bukele Ortez. Con una hábil combinación de gestión de redes y agresivas campañas comunicativas, el político logró ganarse la confianza de la población. Su gobierno ha estado signado por una política de mano dura en contra de la violencia criminal organizada, particularmente contra las famosas maras, y una proyección casi publicitaria de los logros y proyectos de su gestión.
Esta combinación de publicidad y populismo ha llevado la figura de Bukele a una proyección internacional sin precedentes para la política y la realidad de un país casi totalmente invisibilizada en la agenda mediática regional y global, salvo por las referencias a la violencia cotidiana. Su proyecto de bitcoinizar la economía salvadoreña, su famosa Ciudad Bitcoin, la construcción de la cárcel más grande América Latina, sus proyectos de infraestructura, satélite, construcción de hospitales y universidades, sus constantes publicaciones en redes sobre la disminución de la tasa de homicidios en el país, su lanzamiento de El Salvador como sede del concurso Miss Universo en 2023, son parte de esta agresiva proyección mediática.
Para profundizar en los entresijos de la realidad del país, más allá de lo publicitario, pero también para reflexionar sobre los errores, lecciones y perspectivas de las fuerzas de izquierda en el país, particularmente el FMLN, conversamos con Rodrigo José Cerritos Alfaro, luchador social, miembro de la Secretaría Nacional del Movimiento Social y Popular del FMLN
-El Salvador era un país que tenía muy poca presencia mediática en la región. Salvo para hablar de las maras y de toda esta pornoviolencia que forma parte también de la manera en la cual los grandes medios construyen la imagen de nuestros países. Sin embargo, desde hace ya cuatro años, con el ascenso de Bukele a la presidencia y todo el despliegue mediático que ha tenido Bukele, El Salvador ha pasado a estar en el centro de las noticias y Bukele mismo ha pasado a estar en el centro de las noticias. Y ha habido todo un despliegue de presentar El Salvador como una nación que va en el camino a la prosperidad, de que el problema de la violencia está resuelto. Pero no solo eso, asociado con eso, también se ha divulgado toda una serie de proyectos más o menos significativos que tiene el actual gobierno. Entonces me gustaría que comenzáramos hablando un poco de ¿cómo se da el ascenso de Nayib Bukele en la política salvadoreña?
-El FMLN es el principal o único partido de izquierda. Es el conglomerado de las fuerzas revolucionarias que inician desde 1930. En el 70 surgen las otras cuatro fuerzas políticas militares y consolidan un frente de guerra. Una guerrilla de las más exitosas y de las más heroicas de América Latina. En un territorio de 20 mil kilómetros cuadrados. Sin retaguardia. Sin selvas. Y ahí se da la disputa por la batalla. El FMLN logró un acumulado que le costó 40, 50, 60 años para consolidarse en una guerrilla y luego en consolidarse como un partido político ya con las reglas del sistema.
«Schafik Hándal[1] mencionó que debíamos de ir al sistema no para que el sistema nos cambiara sino para cambiar al sistema. Pero está claro que entrar al sistema con la democracia tradicional o llamada democracia representativa, la democracia impuesta, la democracia neoliberal, le pasó factura al FMLN. Luego de tener un importante número de alcaldías, de llegar a tener 35 diputados de 84, pasamos a un momento determinado en que la extrema derecha tuvo mucho poder, controlaba a los tres órganos del Estado, controlaba a los medios de comunicación.
«Entonces, cuando entramos a la lógica de ganar elecciones, empezamos a buscar candidatos. Muchos eran candidatos desconocidos, pero el FMLN tenía un prestigio. El FMLN llamaba a propios y extraños a querer ser parte o a vincularse. En el 2014 había una familia Bukele, que tenía muchos vínculos con capital palestino, que tenía muy buena relación con el FMLN, especialmente con Schafik. En el departamento de La Libertad, en aquel entonces, el secretario departamental busca al hijo de Armando Bukele, que es Nayib Bukele, para una alcaldía muy pequeñita en el departamento que se llama Nuevo Cuscatlán.
«Esa alcaldía prácticamente era una alcaldía que no sonaba en los radares comunicacionales, que no tenía mayor presencia. Pero con la llegada de Nayib, él impulsa algunas acciones que lo hacen posicionarse. Desplegó de un globo desde el cual se tomó una foto del globo terráqueo. Habló también de que iba a haber una inversión de mil millones de dólares en la alcaldía.
«No tengo los datos exactos del nivel económico de esa alcaldía, pero no pasa de una población de 30 mil habitantes, y de una actividad económica de capa media y de sectores altos, porque estamos hablando de la cordillera, de un lugar fresco, que de una u otra forma tiene algún grado de ingreso por toda la actividad económica. Pero él le da un boom. Y además él es un empresario que toda su vida ha trabajado en empresas de comunicación y de marketing político. Nayib estaba al frente de una empresa a la cual el partido le compraba los servicios de marketing electoral. Nayib llega por medio del FMLN a ganar la alcaldía, conoce al FMLN, le brinda los servicios, y luego, por lógicas electorales, se busca pasar a Nayib Bukele a la capital de San Salvador.
«En la capital de San Salvador, con todo el bagaje, y con toda la fuerza y con toda la experiencia del FMLN, Nayib adquiere notoriedad. Es la etapa del segundo gobierno del FMLN, donde cometimos varios errores, errores estratégicos, de no comunicar, de desvincularnos con nuestras bases sociales, de creer que la correlación aritmética en la asamblea legislativa se basa en negociación y no en la construcción de otro poder.
«En esa etapa se da también en el país una alianza en contra del avance de la izquierda salvadoreña. Y esa alianza se va a basar en el control del aparato público por medio de la sala de lo constitucional, bloqueando todo, declarando inconstitucional todo. Se basa también en una injerencia exagerada de la embajadora de los Estados Unidos. La empresa privada se une a eso, los periódicos se unen a eso, y empieza a haber un sistemático y profundo ataque día a día en contra del FMLN y de sus políticas, aunado a una falta de coraje, de firmeza de hacer las correcciones.
«Entonces se entró en un proceso de deslegitimar al FMLN, de compararlo con los que hacían lo mismo que la derecha. ARENA, que había sido el partido de derecha tradicional desde el 90, lo comparaban con el FMLN, y empieza a haber un descrédito principalmente por encargo de la embajada de los Estados Unidos.
«Al interior del partido había varias visiones de querer poner a un candidato que fuera diferente, y había otros que decían, así como están las condiciones en nuestro país, necesitamos que Bukele pueda llegar a candidato, lo cual genera un debate interno en el partido.
«Y Nayib obviamente tenía intenciones de seguir caminando, porque desde el primer día que llegó a la municipalidad pequeña, creó un color, se distanció del rojo, posicionó una letra, se puso injerto en el pelo, se pintó las canas, se hizo un maquillaje de marketing, construyó un ejército de maquinaria en redes sociales, y eso lo fue construyendo poco a poco.
«Uno de sus planteamientos era que su corazón estaba a la izquierda, de que el FMLN era mil veces mejor que ARENA. Pero cuando el FMLN empezó en crisis, por datos, por decisiones equivocadas, y él se da cuenta de que la dirección en ese entonces no le iba a dar ni la mínima oportunidad para que él pudiera incluso disputar y entrar a una lucha interna por una eventual candidatura, él empieza a unirse a la maquinaria de ataques que la derecha y toda la injerencia norteamericana estaban ejecutando.
«En conclusión, Nayib Bukele es el resultado de la desconfianza político-electoral, del descrédito, de la deshonra del FMLN. Nayib Bukele es el resultado del hartazgo. Y Bukele empezó con ideas centrales: “yo no soy ni de izquierda ni de derecha”, “los mismos de siempre”, “ARENA es igual que el FMLN”, etc. Y entonces se fue montando. Él llamó al voto nulo, y con una sistemática campaña de troles, de capacidad de comunicar en las nuevas plataformas, de saber qué palabras usar, qué hashtag emplear, le fue generando una capacidad comunicacional espectacular».
-¿Cuáles tú crees que fueron los principales errores en la política, en la práctica del partido, que determinaron no solo su propia crisis, sino el ascenso de una figura como Bukele, que me refieres que era bastante marginal en política?
-Inexistente. Él no existía en la política salvadoreña. El FMLN lo catapultó y él se aprovechó.
«Si tuviera que hacer una síntesis de nuestros principales errores, desviaciones o equivocaciones, te diría que no comunicamos los éxitos y los avances que el FMLN desarrolló. No lo comunicamos como debe de hacerse. Hubo además un distanciamiento de los sectores históricamente vinculados a lo social. Hubo un distanciamiento con respecto a la academia, a la cultura, a lo que nos hace ser de izquierda. Y por último, hubo una lectura de la correlación de fuerzas que la consideraba insuficiente y que, por tanto, no podíamos seguir avanzando. Y no se intentó construir otro tipo de correlación.
«Para mí esos son los principales. Sumados, claro, a la estrategia de la derecha nacional e internacional».
-La joya, la corona en la campaña, incluso en la proyección internacional de Bukele, es su política de seguridad. Que ha sido muy alabada por resultados concretos de disminución de la violencia en un país donde los niveles de violencia eran verdaderamente escalofriantes. Y a la vez ha sido muy criticada por muchas organizaciones sociales y políticas. Porque implica gobernar en un estado de excepción permanente y violar importantes derechos humanos a la población. Desde tu perspectiva como militante, como salvadoreño, ¿cómo tú valoras esta política de Bukele? ¿Qué lecturas se pueden hacer? ¿Qué implicaciones? Y sobre todo, ¿qué perspectiva de continuidad de futuro tiene lo que se ha logrado en materia de seguridad en el país?
-En la campaña electoral de la victoria de Bukele a meses de marzo del 2019, las pandillas, al menos un sector importante de ellas, le apostó a amedrentar al FMLN para apoyar a Bukele. Este ganó de forma importantísima, con una rotunda victoria en primera vuelta.
«En El Salvador, durante el mandato del FMLN, se había construido una política integral que buscaba represión, reinserción y prevención. Había un porcentaje en los últimos meses del gobierno del FMLN, donde veníamos de 12, 13, 14 asesinatos diarios, a 6, 7, 8 y por ahí. Pero iba con tendencia a la reducción, como parte de un proceso largo. Pero entra Bukele, con la misma policía, con el mismo presupuesto, con el mismo ejército, con las mismas pandillas y en términos de un mes, reducen los homicidios. Bukele negoció con las pandillas los primeros tres años de su gobierno. Él twiteaba y decía, “Plan Control Territorial” desde sus primeros meses. Y había días donde había cero homicidios. Y los policías a veces decían que no era cierto, porque cada policía tenía en su celular una aplicación que les notificaba dónde habían casos de violencia, homicidios.
«Pero hubo un detonante que fue en marzo del 2020, donde hubo 87 asesinatos en menos de 72 horas. Para la pandemia, Bukele le garantizó entrega de alimentos y entrega de 300 dólares a todos los pandilleros. Ahí él tuvo la primera base de datos real de los pandilleros. Pero eso cambió a partir de marzo del 2021.
«Y luego entra el régimen de excepción, donde los tiempos procesales se alargaron. Antes te podían tener tres días detenidos. Pero si no tenías un juicio, no había nada, te tenían que soltar. Luego pasó a que podías estar 15 días sin defensa, sin juicio, por el régimen de excepción. Te podían capturar por el régimen de excepción. Lo concreto es que ese régimen de excepción ha capturado alrededor de 60 mil personas, de las cuales el mismo gobierno ha reconocido que siete mil son inocentes.
«Desde mi postura y desde un sector de la izquierda salvadoreña, Bukele ha logrado desmantelar y ha logrado recuperar territorio en El Salvador. Las pandillas, hoy por hoy, están desmanteladas en El Salvador. Pero creemos que solo la represión ha tenido costos inimaginados. El derecho a la defensa es hoy inexistente. Ha habido torturas, ha habido muertes en los centros penales. Han habido capturados por llamadas anónimas. Han habido capturados porque tenían un problema personal con el policía de la calle, con el soldado del municipio. Ha habido capturas porque había un líder sindical incómodo. Ha habido capturas a empleados que no los podían despedir porque tenían que indemnizarlos. Pero lo concreto es que hoy por hoy hay un ambiente de seguridad importante en El Salvador que nos lleva a preguntarnos si el problema de la seguridad pública se ha resuelto.
Desde mi punto de vista, si a la par de una represión firme contra las estructuras criminales no hay más unidades de salud, no hay más escuelas, el problema queda sin resolver a largo plazo. Una de sus promesas de campaña fue crear cuatro universidades, pero en lugar de eso lo que él ha creado es la cárcel más grande de toda América Latina. Y claro, eso genera un impacto. Entonces, la pobreza y el sistema neoliberal de desigualdades sociales van a hacer que hoy haya 60 mil presos y mañana 70 mil y pasado mañana 80 mil y así. Pero si no buscamos construir un clima de prevención de la violencia con más educación, con mejor educación, con espacios culturales, esto es una bomba de tiempo que tarde o temprano puede explotar.
«Por supuesto que nadie quiere que continúen los grupos terroristas o los grupos armados, pero ¿acaso el narcotráfico y el crimen organizado, más allá de las pandillas, se ha erradicado en El Salvador? No. El corredor de la droga sigue funcionando, con la diferencia que ahora ya no son los mareros los que controlan la droga. ¿Quién entonces está en su lugar? Es decir, hoy los grupos criminalizados han mutado a otros espacios.
Bukele tiene una increíble habilidad de vender humo. Él, por ejemplo, habló del satélite Cuscatlán. Dios mío, El Salvador, con un Producto Interno Bruto al año de 26 mil millones de dólares, va a tener un satélite. Así lo vendió y como él tiene reproductores de youtubers, influencers, no solo nacionales sino internacionales, la noticia se difundió rápidamente. Bukele gasta más en publicidad que en medicamentos, que en educación, que en cultura, que en deporte, porque todo, absolutamente todo lo que contribuye a posicionarlo mediáticamente, él lo hace».
-De hecho, cuando uno busca Bukele, por ejemplo, en YouTube, la mayor parte de los videos que te vas a encontrar son videos promocionales de diversos proyectos del gobierno actual. Eso incluye megahospitales, la Ciudad Bitcoin, que conecta con la famosa política de la bitcoinización de la economía salvadoreña. Él habla de grandes programas de desarrollo deportivo y cultural, de grandes infraestructuras en materia de transporte. ¿Cuánto de eso realmente se está ejecutando hoy en El Salvador? ¿Y cuánto es pura propaganda electorera de un excelente influencer y un excelente vendedor o autovendedor en redes sociales?
-Esta opinión valdrá mucho si y solo si es objetiva y no tiene sesgos de ningún tipo. Yo me atrevería a decir que de todo eso él no llega a completar ni un 30 por ciento, siendo un tanto bondadoso. Por supuesto que no es lo mismo vender una idea que hacerla y concretarla. Y los indicadores hablan por sí solos. ¿Se ha incrementado la pobreza en El Salvador? Sí. ¿Producto de la crisis internacional? Tiene que ver. Hay alrededor de un seis por ciento de incremento de la pobreza absoluta y un tres por ciento de la pobreza relativa, para un total de alrededor de medio millón de salvadoreños que ya están en condición de pobreza. Hay menos producción agrícola en El Salvador. Hay mayor deserción escolar. Hay menor inversión social en el presupuesto general de la nación, aunque en el papel pueda aparecer que lo han duplicado, en la realidad se ejecuta mucho, mucho, mucho menos.
«A pesar de que hoy tenemos un mejor clima de negocios y la lógica del neoliberalismo dice que hay que generar las condiciones para la inversión pública extranjera, sigue habiendo una muy poca inversión extranjera en El Salvador.
«Entonces, ¿existe el satélite Cuzcatlán? No. ¿Existe la Ciudad Bitcoin? No. La Ciudad Bitcoin solo existe en una maqueta, porque lo que él ha hecho es a una de las hermosas playas turísticas del país, donde llega mucho extranjero y donde se hace surf, que se llama Playa El Tunco, él lo que hizo es que le cambió el nombre a esa playa y le puso Surf City, porque había unos dos o tres cajeros bitcoin antes de Bukele.
«Al nombre autóctono de nuestra comida, él ya le pone un nombre más cool, un nombre más agringado, un nombre más atractivo comunicacionalmente. Y entonces él dice, vamos a traer la empresa Amazon a El Salvador. No existe la empresa Amazon en El Salvador. Dijo, vamos a crear el programa económico de los 10 puntos económicos y para eso tenemos aquí a la Universidad de Harvard para que nos haga el plan económico de El Salvador. No existe tal plan. Vamos a construir el tren del Pacífico. Y ponen la foto de esos trenes que recorren 300, 400 kilómetros por hora. Tren bala. Vamos a crear el aeropuerto de La Unión. Vamos a crear cuatro universidades. Y vamos a hacer cuartos donde los estudiantes se queden a dormir, donde haya tecnología. Y entonces empieza a motivar, a ensalzar. Y eso se multiplica por 10, por 15, por 20, por 30 en las redes sociales con una espectacular red de troles y con reproductores de la información siempre en positivo. Y toda voz que se atreva a contradecir, a ser crítico o incluso se atreve a cuestionar, es salvajemente atacado de una forma desproporcional.
«Entonces, él paga publicidad en Honduras. Él paga publicidad de Influencer de Costa Rica, de Panamá, etc. Él ha construido su propia imagen».
–Ante este escenario, ¿cuáles son las perspectivas, los principales retos, los principales horizontes de la izquierda en El Salvador con vistas a las próximas elecciones y con vistas al futuro más inmediato?
-Vamos y estamos trabajando en un nuevo acumulado de la izquierda salvadoreña. Y para volver al camino de la acumulación, volver al corazón de la gente, volver a ganarnos la confianza. Eso tiene que ver con cuatro tareas vitales.
«Uno es articular, vincular y conectar con el movimiento social histórico, pero también con el nuevo movimiento social y popular que nace como producto de una nueva dinámica.
«El segundo es qué tipo de democracia es la que nosotros pretendemos impulsar. ¿La democracia electoral? De que si ganamos estamos en buena postura y si perdemos estamos mal. No, esa lógica la tenemos que superar. Entonces ese es un camino importante.
«El tercero es una batalla comunicacional fuerte por nuestra identidad. Nos quieren borrar la memoria. Los que deben de ser conocidos internacionalmente, mundialmente, deben ser Roque Dalton, Monseñor Romero, Farabundo Martí y compañeras como Mélida Anaya Montes, como Prudencia Ayala. Esos deben de ser los referentes. Y nosotros tenemos que dar una batalla comunicacional porque nos estamos enfrentando no sólo a alguien que sale bien posicionado en las encuestas nacionales, sino a alguien que donde uno quiera que va en América Latina, lo primero que te dicen si eres de El Salvador es de Bukele. Pero no saben de Monseñor Romero, pero no saben de Roque Dalton. Ese es un reto para nosotros.
«Y el cuarto tiene que ver con volver a construir pensamiento crítico. Volver a generar la esperanza desde la izquierda. Y eso significa volver a articularlo con la academia, con los intelectuales, orgánicos y no orgánicos, con los estudiantes, con los artistas. Porque cantando a veces se produce mejor sinergia que con un discurso. Porque a pesar de que estamos viviendo un momento de la liquidez y del inmediatismo de las necesidades, debemos de también darnos el tiempo para creer que debe de haber pensamiento. En la última encuesta de humor político en El Salvador, las personas encuestadas que se identifican con pensamiento de izquierda solo eran el 5,8 por ciento de la población salvadoreña. Eso no puede ser así. Gente que antes se denominaba de izquierda ahora se denomina neutra o de derecha. La batalla cultural por el pensamiento crítico debe ser trascendental. Y para eso la formación política e ideológica de los cuadros, de la militancia, de los amigos, de los intelectuales, debe de ser una apuesta.
«Electoralmente no vemos que vayamos a tener avances inmediatos. Probablemente la izquierda debe de prepararse para cualquier escenario. El FMLN ha sido un instrumento valioso que tenemos que defender, pero también debemos de estar conscientes en tener la capacidad de hacer virajes que continúen el proceso revolucionario salvadoreño. Y tener la humildad de aceptar y de reconocer cuando un instrumento dio lo que tenía que dar y cuando hay la necesidad de crear otras apuestas. Pero eso no va a ser ni por decisión de una dirección o de un sector, sino eso tiene que ser un proceso del devenir histórico.
«Hoy por hoy hay muchos problemas al interior de la izquierda, de temores, de odios, de rencores, de ataques, que nos remontan a la época del 70. Y ahí Cuba hizo un papel espectacular para unir a las cinco fuerzas. Vamos a tener que llegar a ese momento. Pero hoy mi postura es un camino de por lo menos 10 a 15 años».
[1] Político y guerrillero salvadoreño hijo de inmigrantes palestinos. Conocido como Comandante Simón, fue uno de los cinco miembros de la Comandancia General del FMLN durante la guerra civil. Entre 1997 y 2006 fue diputado de la Asamblea Legislativa de El Salvador y entre 2003 y 2006 fue Secretario General del FMLN.