Quizás uno de los poetas militantes más conocidos de América sea Roque Dalton, tanto por la incuestionable altura lírica de su obra, como por el trágico, absurdo y abrupto final de su vida. Volver sobre sus actos y su poesía es volver sobre esa belleza que animó y anima la necesidad revolucionaria en nuestro continente.
Fuente: Cuba en Resumen
Nacido en San Salvador, capital del pequeño estado centroamericano de El Salvador, en 1935 como Roque Antonio García. Apenas tres años antes de su nacimiento, en 1932, el joven Partido Comunista de El Salvador (PCS), había organizado una fallido insurrección que se saldó con la muerte de entre 15 mil y 20 mil campesinos, masacrados por el ejército. Los años de su niñez y adolescencia fueron años de crecimiento revolucionario en su país y en el continente. Cuando Roque estaba a punto de cumplir 24 años, triunfa la Revolución cubana, acontecimiento fundamental para su generación y para su propia vida.
Roque cursó estudios superiores en varias universidades, aunque no llegó a concluir en ninguna su formación académica. En su etapa en la Universidad de Chile comenzó a estudiar marxismo y a su regreso a El Salvador se afilió al PCS. También fundó un círculo literario en la Universidad de El Salvador con Otto René Castillo, importante poeta y militante guatemalteco de quien hablaremos en un texto futuro.
En 1957 viajó a la URSS. Esa experiencia lo marcó profundamente y lo puso en contacto con numerosos intelectuales y artistas revolucionarios de Latinoamérica y Europa. En 1961, luego de haber estado preso, fue expulsado de El Salvador. Comienza un exilio fértil que lo lleva a México, Cuba y Checoslovaquia. Cuba, sobre todo, será fundamental para la definitiva maduración de su militancia y su poesía. En 1969 gana el Premio Casa de las Américas con su poemario Taberna y otros lugares, recuento poético de su exilio y sus ideas.
Para ese momento ya había estado preso en dos oportunidades y había debido abandonar su país en dos oportunidades. En 1973 se une a las filas del Ejército Revolucionario del Pueblo, organización que acaba fusilándolo en 1975, luego de un turbio proceso interno, no del todo esclarecido hasta el presente.
Su poesía, poderosa y humana, conserva toda la vigencia. Y nos recuerda, hoy y siempre, que nuestras venas no terminan en nosotros:
(..)
sino en la sangre unánime
de los que luchan por la vida,
el amor,
las cosas,
el paisaje y el pan,
la poesía de todos.
Pequeña selección de poemas de Roque Dalton
COMO TÚ
Yo, como tú,
amo el amor, la vida, el dulce encanto
de las cosas, el paisaje
celeste de los días de enero.
También mi sangre bulle
y río por los ojos
que han conocido el brote de las lágrimas.
Creo que el mundo es bello,
que la poesía es como el pan, de todos.
Y que mis venas no terminan en mí
sino en la sangre unánime
de los que luchan por la vida,
el amor,
las cosas,
el paisaje y el pan,
la poesía de todos.
EL GRAN DESPECHO
País mío no existes
sólo eres una mala silueta mía
una palabra que le creí al enemigo
Antes creía que solamente eras muy chico
que no alcanzabas a tener de una vez
Norte y Sur
pero ahora sé que no existes
y que además parece que nadie te necesita
no se oye hablar a ninguna madre de ti
Ello me alegra
porque prueba que me inventé un país
aunque me deba entonces a los manicomios
Soy pues un diosecillo a tu costa
(Quiero decir: por expatriado yo
tú eres ex patria)
LO TERRIBLE
Yo que creía en todo.
En todos.
Yo que sólo pedía un poco de ternura,
lo que no cuesta nada,
a no ser el corazón.
Ahora es tarde ya.
Ahora la ternura no basta.
He probado el sabor de la pólvora.
POEMA DE AMOR
Los que ampliaron el Canal de Panamá
(y fueron clasificados como “silver roll” y no como “gold roll”),
los que repararon la flota del Pacífico
en las bases de California,
los que se pudrieron en la cárceles de Guatemala,
México, Honduras, Nicaragua,
por ladrones, por contrabandistas, por estafadores,
por hambrientos,
los siempre sospechosos de todo
(“me permito remitirle al interfecto
por esquinero sospechoso
y con el agravante de ser salvadoreño”),
las que llenaron los bares y los burdeles
de todos los puertos y las capitales de la zona
(“La gruta azul”, “El Calzoncito”, “Happyland”),
los sembradores de maíz en plena selva extranjera,
los reyes de la página roja,
los que nunca sabe nadie de dónde son,
los mejores artesanos del mundo,
los que fueron cosidos a balazos al cruzar la frontera,
los que murieron de paludismo
o de las picadas del escorpión o de la barba amarilla
en el infierno de las bananeras,
los que lloraran borrachos por el himno nacional
bajo el ciclón del Pacífico o la nieve del norte,
los arrimados, los mendigos, los marihuaneros,
los guanacos hijos de la gran puta,
los que apenitas pudieron regresar,
los que tuvieron un poco más de suerte,
los eternos indocumentados,
los hacelotodo, los vendelotodo, los comelotodo,
los primeros en sacar el cuchillo,
los tristes más tristes del mundo,
mis compatriotas,
mis hermanos.
ARTE POÉTICA
Poesía
Perdóname por haberte ayudado a comprender
Que no estás hecha sólo de palabras.