UNA APROXIMACIÓN A LAS CLAVES DEL PODER SIONISTA MUNDIAL CONCOMITANTE CON LA CENTRALIZACIÓN Y CONCENTRACIÓN DEL CAPITAL
Es mi intención en este texto mostrar algunas claves del Poder Sionista Mundial (PSM), como predominante personificación del poder del capital en las últimas fases del modo de producción capitalista, hasta el presente.
La dimensión de su poder es de tal envergadura, facetas y alcances que resulta difícilmente concebible, quedando mucho más allá de lo que la mayoría de las personas están dispuestas a asumir o dar crédito. Gran parte de ese poder deviene del propio proceso de centralización del capital (cada vez en menos manos, por absorción de capitales ya acumulados -mediante fusiones o adquisiciones-) y concentración del capital (cada vez de mayor tamaño y dimensión -al centralizarse el capital también se concentra-), en forma de enormes conglomerados o megacorporaciones empresariales transnacionales. En realidad, instituciones globales.
Por eso creo que sería bueno que empecemos examinando la relación del PSM con el mercado capitalista. Luego, poco a poco, nos iremos introduciendo en los ámbitos de poder social, político y estratégico, para comprobar que están todos conectados.
Pero antes una introducción necesaria para aclarar malentendidos.
INTRODUCCIÓN. Aclaraciones previas
El sionismo es una forma de supremacismo y racismo, como reconociera la resolución 3379 de la Asamblea General de la ONU, el 10 de noviembre de 1975, que equiparó al sionismo con el racismo en general y con el apartheid sudafricano en particular, llamando a su eliminación (de suma importancia, por más que en 1991, desaparecida la URSS y sin contrapeso a EE.UU. en la ONU, esa resolución se anulara por la 4686). El sionismo apoyó no sólo al régimen de apartheid de Sudáfrica, sino que desde el principio, como veremos en este texto, estuvo vinculado con el nazismo, el imperialismo y los regímenes dictatoriales y represivos de movimientos populares habidos en el siglo XX y XXI, especialmente vinculados a EE.UU. y sus políticas “antisubversivas”. En ese sentido, es proverbial cómo en poco tiempo las extremas derechas del mundo trocaron su “odio” antijudío por un apoyo a ultranza al régimen sionista.
Por otra parte, la absoluta mayoría de quienes en el mundo se dicen judíos no son semitas, sino de origen ashkenazi, propio de las tierras norteñas del Cáucaso, y extendidos paulatinamente hacia el oeste, Ucrania y Europa oriental y central. Sólo los pocos judíos que quedaron en Asia Occidental a lo largo de la historia son semitas (como los palestinos y buena parte de libaneses, sirios y jordanos). También los son los falasha, de África Oriental. Otra minoría judía importante, no semita, son los sefardíes (ver cuadro 1).
Muchos de quienes se reconocen judíos/as por vinculación étnica, no lo son por religión, y muchos otros/as no son sionistas. En cambio, buena parte del sionismo mundial está encarnado por cristianos protestantes, muchos evangélicos, como se verá en el texto. Por otra parte, la absoluta mayoría de quienes en el mundo se dicen judíos no son semitas, sino de origen ashkenazi, propio de las tierras norteñas del Cáucaso, y extendidos paulatinamente hacia el oeste, Ucrania y Europa oriental y central. Sólo los pocos judíos que quedaron en Asia Occidental a lo largo de la historia son semitas (como los palestinos y buena parte de libaneses, sirios y jordanos). También los son los falasha, de África Oriental. Otra minoría judía importante, no semita, son los sefardíes (ver cuadro 1).
Muchos de quienes se reconocen judíos/as por vinculación étnica, no lo son por religión, y muchos otros/as no son sionistas. En cambio, buena parte del sionismo mundial está encarnado por cristianos protestantes, muchos evangélicos, como se verá en el texto.
Cuadro 1
Fuente: elaboración propia
Por eso, ser anti sionista no tiene nada que ver con ser antijudío, menos aún con ser “antisemita”, sino oponerse a la dominación de un Poder mundial a costa de los pueblos, y muy en concreto, para el caso de la entidad sionista autodenominada “Israel”, del palestino. Ser anti sionista implica enfrentar esa ideología supremacista, así como los crímenes, el apartheid, la colonización y la exclusión que practica. También su permanente agresión en todo el planeta a cualquier iniciativa o movimiento de liberación y emancipación colectiva.
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ALGUNAS-CLAVES-SOBRE-EL-PODER-SIONISTA-MUNDIAL