En el aniversario del nacimiento de Fidel Castro, que hoy habría cumplido 98 años, las ideas y el compromiso heroico del Comandante siguen siendo un punto de referencia para quienes sueñan con un mundo más justo y en paz, libre de la explotación de las personas y la naturaleza. Hablamos de ello con Luciano Vasapollo, histórico colaborador de Fidel Castro y Hugo Chávez, decano de economía de la Universidad La Sapienza de Roma, exponente de la Red en Defensa de la Humanidad y firma autorizada de FarodiRoma, así como militante marxista desde sus inicios.


Prof. Vasapollo, usted es considerado un economista coherentemente marxista y ortodoxo, pero un poco anómalo como lo fue Fidel. Su admiración y su asociación con Fidel Castro vienen de lejos y han resistido, digamos, los embates de la historia, aunque el comandante marxista ortodoxo no…
Fidel es uno de los padres del socialismo internacional y es ciertamente el padre del socialismo latinoamericano. Pero nunca sintió que sus ideas políticas derivaran de un determinado enfoque filosófico de la política.Castro siempre pensó en su pueblo, por el que luchó toda su vida, siguiendo un método de trabajo y de pensamiento que le llevó a reflexiones que iban más allá de las ideas en clave filosófica, porque él es Fidel siempre tuvo la sencillez de razonamiento y la pCastro siempre pensó en su pueblo, por el que luchó toda su vida, siguiendo un método de trabajo y de pensamiento que le llevó a reflexiones que iban más allá de las ideas en clave filosófica, porque él es Fidel siempre tuvo la sencillez de razonamiento y la profundidad de pensamiento.Antes de Marx, estuvo fuertemente influido por José Martín y, tras sus estudios en institutos católicos y su licenciatura en Derecho, enriqueció su fuerte bagaje cultural con Marx, Engels, Hegel y el propio Gramsci.
Finalmente, se acercó a Lenin y Mao, los grandes revolucionarios. Pero a diferencia de ellos, no dedicó sus energías a la elaboración teórica, es decir, a escribir y dejar grandes libros y textos, sino que dejó importantes discursos y sólo en los últimos diez años reflexiones escritas: había adquirido la costumbre desde 2006, después de que su salud le obligara poco a poco a abandonar la vida política activa, de publicar más o menos semanalmente en Granma breves pero densas reflexiones sobre temas importantes como la catástrofe medioambiental, la cuestión de la patria, la cuestión del conflicto capital-trabajo, la cuestión internacional, las razones del pueblo.

De todos estos discursos y textos recientes se desprende que Fidel tenía un profundo y marcado espíritu historicista: siempre partió del método dialéctico hegeliano y del materialismo histórico de Marx para enfatizar la fenomenología social determinada, sin embargo, por el devenir histórico. Sostuvo que todas las verdades son verdades relativas, sin valores absolutos, porque los acontecimientos están efectivamente influidos por el pasado, pero pronto se convierten a su vez en pasado. Y esto ha acompañado siempre a una ética, a una moral de la política que remite a Marx y fuertemente a la ética y al comunismo, porque apela a la construcción del hombre nuevo y, por tanto, al perfeccionamiento de la persona, que tiene lugar cuestionándose a sí mismo y poniéndose a disposición del desarrollo de la humanidad, disfrutando, digamos, de la propia inteligencia si se sitúa en el contexto del espíritu colectivo.
Desde este punto de vista, Fidel fue también un gran maestro de la dialéctica, porque tenía un método para transmitir ideas y reflexiones al pueblo a través de un método que era, por así decirlo, intuitivo, y una capacidad para impregnar lo que era el espíritu del pueblo.

Si uno piensa en Fidel en los grandes mítines, en las grandes concentraciones, con más de un millón de personas escuchándole, a menudo millón y medio, le llama la atención su capacidad de dar una intensidad al discurso que al principio parecía improvisado, pero que luego se convertía en el alma profunda del pueblo cubano y de todo revolucionario por la justicia social. Por eso sus elaboraciones tomaron después el nombre de Fidelismo y todo lo que queda de los grandes discursos que pronunció destaca la búsqueda de un fundamento espiritual del pueblo cubano, un camino, una capacidad de unir los procesos teóricos con los procesos de la praxis para crear lo que fue precisamente el hombre nuevo de la revolución.

Profesor, volviendo al marxismo ortodoxo, ¿cree que fue un matrimonio fructífero entre Marx y Martí en Fidel Castro?
En este contexto revolucionario Marx fue fundamental para Fidel con su teoría marxista, pero se puede decir que Fidel desmontó un poco lo que se llamaba la teoría marxista ortodoxa, porque desmontó el término fundamental de que el modo de producción capitalista sólo podía desaparecer en una sociedad altamente industrializada y fuertemente consciente de la profundidad del marxismo.
En cambio, demuestra que es posible iniciar un proceso revolucionario de ruptura fuertemente anticapitalista, como de hecho hizo Fidel, con un grupo de martianos, no comunistas capaces, sin embargo, de llevar a cabo un proceso de transformación de la sociedad y de las estructuras de poder partiendo precisamente de la transformación económica, es decir, precisamente de que la constitución de un gobierno revolucionario debe representar la capacidad de un pueblo para crear un sistema con una fuerte de un sistema que parte de las opciones de principio, de lucha y de valores morales sobre el altruismo, incluso el altruismo cristiano, y sobre el concepto, dicho a la manera española, de camaradería, y por tanto sobre una disciplina contra todo impulso al egoísmo, a la búsqueda de la propia utilidad material, que muchas veces conduce obviamente a formas de distorsión ética.

Pero Cuba es una isla que está pagando un precio muy alto por su fidelidad a las ideas de Fidel. ¿Ha sido justo?

Sí, creo que ha sido justo. Es este proceso de desarrollo que Fidel ha llevado a cabo en Cuba, como parte fundamental de un discurso obviamente de vanguardia revolucionaria, que sin embargo se da inmediatamente las tareas del partido, las tareas del partido para la revolución, las tareas del partido a partir de lo que había sido el movimiento 26 de julio.
De manera que las características del movimiento 26 de Julio, incluso antes de la relación con la Unión Soviética e incluso antes de hacer la transición al socialismo desde lo que era la vía martiana, obviamente el proceso histórico en el que Fidel participó como actor principal fue destacar el sacrificio y el trabajo duro, el trabajo constante para lograr que Cuba alcanzara plenamente su independencia y su autodeterminación, sabiendo que Cuba era un país del tercer mundo, un país que había estado sometido a un duro colonialismo. Un esfuerzo frenético y continuo, racional y al mismo tiempo, por recuperar el tiempo perdido. Un país que bajo el liderazgo de Fidel avanza en la transición socialista y en la planificación socialista, con la idea siempre de alcanzar el socialismo con la ayuda de las armas de la política y la batalla de las ideas, con el legado histórico de un sistema que puede buscar un camino mejor para el hombre nuevo, que se basa no en la búsqueda de la acumulación de bienes materiales, sino en la obligación de la sociedad de transformar la humanidad.

Fidel dedica toda la política, incluida la económica, a este programa revolucionario, piensa por ejemplo en la reforma agraria, la alfabetización, la sanidad gratuita para todos, el derecho a la cobertura social, el derecho a la educación pública, gratuita y completa.
En definitiva, la creación del hombre nuevo, que parte precisamente de la capacidad de poner en el centro las necesidades espirituales del hombre, antes que las materiales. Fidel al inicio de la revolución ya se planteó el problema de lograr una economía socialista y planificada sin comprender aún plenamente las funciones del Estado y las funciones económicas, pero el objetivo desde el principio fue lograr la forma de una redistribución socialista.

Por lo tanto, incluso acelerar los tiempos y formas plenamente comunistas de distribución y la regla de la comunidad que es esforzarse de acuerdo a las posibilidades de cada uno y ser recompensado de acuerdo a sus necesidades. Esta es ciertamente la tendencia de una práctica revolucionaria cubana que puso en juego la propia regla socialista adoptada según la cual cada cual debía esforzarse según sus posibilidades y ser recompensado según su trabajo. Fidel transmitió a los cubanos la voluntad política de escapar a todas las reglas del imperialismo y a todas las reglas del colonialismo y del neocolonialismo. Desde este punto de vista, Cuba como comunidad socialista sigue viva y sigue siendo fidelista, es profundamente fidelista y es un referente político internacional para el Sur global y para el mundo entero. Por eso se aplica un bloqueo infame a Cuba y la isla de Fidel Castro se coloca entre los países patrocinadores del terrorismo, porque temen el ejemplo y los orígenes del socialismo latinoamericano y la difusión de estas ideas.

Y la revolución aún hoy es un proceso obrero que se lleva a cabo en Cuba con entusiasmo, con cohesión y de manera disciplinada, con los compañeros que tienen funciones de gobierno siempre en primera fila, y en el centro sigue estando el papel de los trabajadores que han contribuido y contribuyen diariamente a la independencia del país, transmitiendo también el internacionalismo proletario con médicos cubanos enviados a todo el mundo para combatir emergencias y enfermedades, con maestros igualmente enviados a todo el mundo, y haciendo un llamado continuo a los trabajadores para superar incluso esta etapa, este momento tan difícil, debido a este infame bloqueo cada vez más restrictivo de Estados Unidos y la Unión Europea. Hoy quizás ha llegado la hora en que debemos defender la revolución castrista aún más que antes, defender el proceso cubano, el papel y el destino del proceso socialista cubano con claridad, con firmeza, sabiendo que es de vital importancia tomar en nuestras manos el futuro de la patria donde la patria es el Sur global.

Fuente: Faro di Roma

Por REDH-Cuba

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