Comparto un grupo de red sociodigital con prestigiosos y notables mujeres y hombres de la Filosofía, de su enseñanza, divulgación e investigación.

Ayer uno de los más activos del Grupo socializó un breve video sobre Marx y la Concepción dialéctico-materialista de la historia humana. Entre lo publicado por el material audiovisual, unos pocos comentarios expuestos al respecto, pero la montaña de criterios disímiles, encontrados, coincidentes y matizados, que no se exteriorizaron, pero que es obvio que se tienen, me motivó a exponer mis criterios, respetuosos, está demás, con los no coincidentes.

La primera celebración es el duro golpe que le damos a la colonización cultural imperialista y su ola de desideologización marxista-leninista y el propósito político, económico, cultural e ideológico de que enterremos, desde el campo de la apatía, el cansancio y la inutilidad de las ideas, el proyecto revolucionario, emancipador y de justicia social, pensado por Varela, definido pedagógicamente por Luz y Caballero, iniciado redentoramente por Céspedes, defendido con intransigencia revolucionaria por Maceo, dotado de una ética desde la acción y el ejemplo por Martí, asumida sin dogmas ni extranjerismos por Mella y Villena, proletarizada por Alfredo López, Jesús Menéndez y Lázaro Peña (por solo citar algunas banderas) y llevada al poder popular revolucionario por la Generación del Centenario, encabezado por Fidel.

La segunda celebración es que debatimos. No hacemos huelga de brazos caídos. En este caso, debatir, opinar, decir responsablemente lo que pensamos, es una muy buena manera de hacer.

Este es básicamente un grupo de pensamiento, de intelectuales. Hacer y decir, vale más que pensar. Pero, pensar bien lo que hacemos y decimos, es y será siempre mejor y superior a no proceder así.

De ahí, parte de la utilidad de este Grupo, físico y sociodigital.

Sobre el video (que se puede encontrar en la siguiente dirección: https://www.facebook.com/share/r/CieGPrCYeQeKPE3R/?mibextid=xfxF2i) opiné:

“Marx y Engels se encargaron de afirmar, que la producción y reproducción de la vida material, DECIDEN, EN ÚLTIMA INSTANCIA, la Historia Humana.

Eso quiere decir que existen otras instancias que también pueden decidir el curso de vida humana.

La relación siempre será dialéctica-materialista.

Dos ejemplos:

La historia del retroceso al capitalismo de las repúblicas ex soviéticas y del campo socialista este europeo, no lo decidió ni en primera ni en última instancia los factores económicos, sino todos aquellos que conforman la Conciencia Social. Hacia allí apuntó el dardo desideologizador y psicológico del imperialismo mundial.

En los casos de Cuba y ahora Venezuela, el factor que más desarrollo ha tenido es el de la Conciencia Social y no precisamente el económico. Y ese factor de la subjetividad es el que ponderamos, para que a través de él desarrollemos la Economía y no viceversa.

No es con prosperidad económica que tengamos más cultura, educación, valores humanos, valores patrióticos, derechos, independencia, soberanía, Patria y Justicia Social, sino al revés.

La Economía es base de la superestructura social, pero en una relación dialéctica con esta, es que decide el curso de la historia humana. No lo digo yo, se lo dice Engels a José Bloch”.

Eso generó un par de criterios discrepantes. Aprendí, cuando esto sucede, que evidentemente no me expliqué bien, al menos, no para que se comprendiera abarcadoramente las ideas a defender.

Las disconformidades de criterios me retrotrajeron a la época en que precisamente Marx y Engels presentaban a colegas, a obreros, revolucionarios y antagonistas sus criterios sobre la concepción dialéctico-materialista de la Historia. Agradablemente eso sucede hoy entre nosotros. Seguimos debatiendo lo que los “clásicos” exponían y debatían hace casi 180 años.

Engels, dijo textualmente[1]:

“… Según la concepción materialista de la historia, el factor que en última instancia determina la historia es la producción y la reproducción de la vida real. Ni Marx ni yo hemos afirmado nunca más que esto. Si alguien lo tergiversa diciendo que el factor económico es el único determinante, convertirá aquella tesis en una frase vacua, abstracta, absurda”.

“La situación económica es la base, pero los diversos factores de la superestructura que sobre ella se levanta -las formas políticas de la lucha de clases y sus resultados, las Constituciones que, después de ganada una batalla, redacta la clase triunfante, etc., las formas jurídicas, e incluso los reflejos de todas estas luchas reales en el cerebro de los participantes, las teorías políticas, jurídicas, filosóficas, las ideas religiosas y el desarrollo ulterior de éstas hasta convertirlas en un sistema de dogmas- ejercen también su influencia sobre el curso de las luchas históricas y determinan, predominantemente en muchos casos, su forma”.

“Es un juego mutuo de acciones y reacciones entre todos estos factores, en el que, a través de toda la muchedumbre infinita de casualidades (es decir, de cosas y acaecimientos cuya trabazón interna es tan remota o tan difícil de probar, que podemos considerarla como inexistente, no hacer caso de ella), acaba siempre imponiéndose como necesidad el movimiento económico”.

“De otro modo, aplicar la teoría a una época histórica cualquiera sería más fácil que resolver una simple ecuación de primer grado”.

“Somos nosotros mismos quienes hacemos nuestra historia, pero la hacemos, en primer lugar, con arreglo a premisas y condiciones muy concretas. Entre ellas, son las económicas las que deciden en última instancia. Pero también desempeñan su papel, aunque no sea decisivo, las condiciones políticas, y hasta la tradición, que merodea como un duende en las cabezas de los hombres”.

Le debemos también al genio de Federico Engels el haber definido, en lenguaje de pueblo, pero con todo el “summum” científico, la esencia de esta Concepción filosófica, en el panegírico de despida y duelo a su amigo Carlos Marx. Y cito:

“Así como Darwin descubrió la ley del desarrollo de la naturaleza orgánica, Marx descubrió la ley del

desarrollo de la historia humana: el hecho, tan sencillo, pero oculto hasta él bajo la maleza ideológica, de que el hombre necesita, en primer lugar, comer, beber, tener un techo y vestirse antes de poder hacer política, ciencia, arte, religión, etc.; que, por tanto, la producción de los medios de vida inmediatos, materiales, y por consiguiente, la correspondiente fase económica de desarrollo de un pueblo o de una época es la base a partir de la cual se han desarrollado las instituciones políticas, las concepciones jurídicas, las ideas artísticas e incluso las ideas religiosas de los hombres y con arreglo a la cual deben, por tanto, explicarse, y no al revés, como hasta entonces se había venido haciendo”[2].

Por cierto, lo que unió a Marx y a Engels fue precisamente sus trabajos coincidentes sobre la concepción materialista de la Historia: “Federico Engels, con quien mantuve un constante intercambio escrito de ideas desde la publicación de su genial esbozo sobre la crítica de las categorías económicas (en el Deutsh-Französische Jahrbücher), había llegado, por una vía distinta (cf. Su libro La situación de la clase obrera en Inglaterra) al mismo resultado que yo, y cuando, en la primavera de 1845, se instaló asimismo en Bruselas, acordamos formular nuestra concepción como antítesis de la concepción ideológica de la filosofía alemana…”.[3]

En resumen, de esta primera parte, queda claro, desde 1845, que la Historia Humana se hizo, se hace y se hará con arreglo a todas las “instancias” sociales, creadas por el ser humano en su infinita interrelación dialéctica, social, natural y psicológica (modo en que refleja la realidad en su mente y luego lo devuelve a esa realidad en forma de pensamiento, palabras, acciones, actitudes, actuaciones).

Sobre el papel de la conciencia, como una de las instancias que decide la Historia Humana y los ejemplos del ex campo socialista y la ex URSS, de Cuba y Venezuela, lo que he querido decir es, que no debemos olvidar, que la antigua Unión Soviética, potencia económica, industrial, militar, cultural y social se desmoronó, no porque atravesara por problemas de cerco económico, cacería financiera, bloqueo comercial, desabastecimiento de su mercado interno, deterioro de sus índices de calidad en los sectores líderes de la sociedad cubana: la salud y la educación, ni por difamación sobre su colaboración médica internacional y presión a gobiernos que pretendan valerse de la misma, y persecución de cuanto barco con combustible, transacción financiera o inversor extranjero, como ocurre con Cuba.

Se destruyó garantizando, todos los alimentos de la dieta básica y complementaria a su pueblo, ejemplo, en carne de res y bovina, llegó a asegurar entre 52 y 72 kilogramos de carne per cápita anual, a una población de un poco más de 290 millones de habitantes, en 1989, cuando se quebró como modelo de un sistema económico-social más justo y humano que el capitalismo.

Incluso está el caso de la Alemania socialista, que también se derrumbó junto a su Muro, garantizándole a sus ciudadanos una vivienda hasta una tercera generación.

En cambio, nosotros, no salimos del llamado “Período Especial“ por nuestro desarrollo económico, sino por nuestra cultura política, por la educación ideológica, por los valores humanos y patrios asumidos en la defensa del proyecto de justicia social, por ser conscientes de lo que significaba perder la Patria, la Revolución y el Socialismo y regresar al capitalismo neocolonial.

Hoy estamos frente a similar disyuntiva histórica. Podemos alcanzar toda la prosperidad económica soñada y necesitada, que si se hace con las “armas melladas del capitalismo”, descuidando el factor conciencia, el trabajo político-ideológico (el que no tiene muela ni teque y se acompaña desde el ejemplo) y la ocupación del crecimiento espiritual y crítico del pueblo, entonces cambiará la “historia humana” de Cuba.

El Che y Fidel insistían en que generar riquezas sin conciencia no les interesaban, sino al revés, hay que generar riquezas con conciencia. Ese es el Socialismo que hay que construir.

La Economía Socialista Cubana, tienen que aspirar a crear las riquezas materiales y espirituales desde una conciencia popular sólida, conocedora de su historia, de los planes del enemigo, de sus fortalezas como ente productivo y transformador de la dura realidad que se vive, y no al revés, que significaría pretender desarrollar esa conciencia, que es la fuente de la resistencia y la resiliencia, a partir del “desarrollo encantador” del capitalismo opulento y salvaje.

En el caso de Venezuela, quise decir que, la batalla contra la arremetida imperial y sus lacayos, antes, durante y después de las elecciones del 28 de julio, no las ha ganado por su potencial económico, sino porque han multiplicado su capital político, ideológico y cultural-comunitario.

Porque han convertido a sus Fuerzas Armadas Nacional Bolivariana, en un escudo consciente de los valores patrios y constitucionales que tienen que defender. No arriesgarán sus vidas por petróleo o dinero de una cúpula oligárquica nacional o internacional. Desde Chávez hasta ahora, se ha preocupado el Gobierno chavista por formarlos ideológica, política y éticamente; y el modo más concreto y visible, es su unidad con el pueblo, lo que hoy se denomina “Unidad Cívico-Militar”.

Estos son breves ejemplos de cómo interpreto la concepción dialéctico-materialista de la Historia Humana, expuesta por Marx y Engels.

Seguiré abierto al intercambio de opiniones. Estas notas no agotarán la riqueza de cualquier intercambio.

Notas:

[1] Federico Engels a José Block en Königsberg. Londres, 21-(22] de septiembre de 1890. C. Marx y F. Engels OBRAS ESCOGIDAS. TOMO III. Pp.274-275. Edición: Progreso, Moscú 1980. http://bolchetvo.blogspot.com/ pdf.

[2] Ídem. P. 91.

[3] Marx. Contribución a la crítica de la economía política. Editrial Progreso. Moscú. 1989. P. 8.

Por REDH-Cuba

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