No sé si en todas las partes de Cuba o en el mundo se conoce y emplea esa frase del título.

Con certeza es un cubanismo, que quiere decir no vivir con triunfalismo, de la vanidad, la fanfarronería y el pueril afán de reconocimiento y gloria.


Llegaron nuestros campeones y fueron merecidamente agasajados. No he conocido que otro pueblo y Gobierno haya recibido masivamente a sus delegaciones deportivas.

Nos quieren desmoralizar, anular nuestro patriotismo, que es el amor a la Patria; y que en acontecimientos como los Juegos Olímpicos, se refuerza tal sentimiento y valor.

Quieren que nos sintamos disminuidos, acomplejados de ser cubanos, revolucionarios y socialistas. Que no nos sintamos orgullosos de nuestra comitiva deportiva, su actitud digna y sus resultados meritorios.

He leído, desde el tremendismo de un joven periodista local, que emplea 31 descalificaciones a nuestra Delegación Olímpica y al Movimiento Deportivo Cubano, hasta el ácido resentimiento traidor de una ex comentarista de la televisión nacional.

Sí, hay mérito en el lugar 38 y no vergüenza en ello. Llegamos hasta allí por nosotros mismos y con mucho esfuerzo. Nadie nos favoreció, nadie nos dio privilegios ni nos representó, compitió o defendió los colores patrios con deportistas, entrenadores o directivos mercenarios.

¿Hay demérito en el último lugar de Palestina?, Bochorno sí hay en el lugar 41 de Israel. Tres escalones por detrás de nosotros por parte de la súper potencia regional y fascista del Medio Oriente.

Es contradictorio el espíritu de los oportunistas difamadores del resultado de Cuba en «París 2024». A veces creo que es más fruto de la envidia y el cobarde resentimiento, que un noble esfuerzo de análisis objetivo o crítica constructiva.

Nos culpan de retroceso en nuestra condición de Potencia Deportiva, que ya no tenemos «esto o lo otro» de antaño, que somos un país desastroso, hambriento y en tremendo caos; pero no reconocen, que solo hace 3 años, con Covid incluida, Bloqueo genocida recrudecido y con un mundo cada vez más desigual, injusto y despiadado con países como Cuba; que aún en esas circunstancias, nos mantenemos por delante de verdaderas potencias económicas, países desarrollados y de otros, sin bloqueos ni sanciones y hasta favorecidos económica y financieramente por Estados Unidos y/o sus aliados.

Seguimos estando entre las 20 potencias deportivas del mundo por su medallero histórico y seguimos siendo la segunda del área americana, solo superada por Estados Unidos.

Si nos comparamos con cualquier país del Grupo de los 7 o de los BRICS, por solo mencionar los dos bloques económicos más poderosos de la Historia y del Mundo, en cuanto a PIB, extensiones territoriales o poblaciones, Cuba revolucionaria, patriótica y socialista, encabeza el medallero histórico.

El PIB de Estados Unidos es superior a los 25 billones (doce ceros después del 25) de dólares. Dedicaron 750 millones de dólares a sus federaciones deportivas nacionales. En «París 2024» se compitió en 32 deportes.

Quiere decir, que Estados Unidos invirtió 24 mil millones de dólares anuales, 96 mil millones en el ciclo olímpico, para asegurar la participación de sus 32 federaciones deportivas en los juegos.

¿Cuántos países podrían hacer esto?, y aún así tuvo que esperar al agónico triunfo de su equipo femenino de Baloncesto ante Francia, 67 puntos x 66, para desplazar a la 2da posición a China.

Cuba se bate en desigualdad de condiciones. Eso no se puede soslayar en ningún análisis. El deporte revolucionario es otro flanco de ataque del imperialismo yanqui para destruir la Revolución. Es de ingenuos no considerar esa variable.

El INDER (Instituto Nacional de Deporte, Educación Física y Recreación), máximo órgano del Consejo de Ministros para ejecutar y desarrollar la política deportiva del país, trazó una estrategia bien pensada, realizó un pronóstico bastante objetivo, el no cumplimiento dependió de dos factores: el terreno deportivo, que siempre dice la última palabra y la condición psicológica de los deportistas para asumir la competencia.

El país aseguró una comitiva, más que pequeña, exacta, y que debía trabajar con efectividad: al todo o a la nada. No se planificó ni se previó la sorpresa. Si se daba, bienvenida sea.

Ninguno de los pronósticos de medallas llegó a la cita con deudas de preparación, competición o entrenamiento. Asistieron a todos los torneos que aseguraron su boleto olímpico y en el caso del Judo, por ejemplo, que clasifica por puntos y lugares del ranking, se les proveyó de todo el financiamiento para que asistieran todos los integrantes de los dos equipos. Hubo quienes clasificaron y abandonaron las selecciones nacionales. Otros no clasificaron.

Cuba garantizó, por ejemplo, que los equipos colectivos, más fuertes, asistieran a la cita, incluso con jugadores asentados en otros países y estrellas en ligas foráneas, de las más fuertes del mundo, como es el caso del Voleibol masculino.

Cuba les aseguró los implementos deportivos, cada vez más caros, a todos sus deportistas, un ejemplo de ello es la canoa olímpica, cuyo precio oscila entre los tres mil y los seis mil euros o dólares, según el vendedor. (ver en este sitio: ttps://www.nauticexpo.es/fabricante-barco/canoa-1-plaza-45486.html)

Fidel decía que a la Revolución se le conoce y reconoce en el mundo por su ejemplo y su obra revolucionaria y, ¿cuáles son los resultados más notorios del Pueblo cubano que el mundo admira?: la Salud, la Educación, la Cultura artística y el Deporte, los cuales no quedan dentro del país, sino que compartimos solidariamente con humildes y hasta con los poderosos de la Tierra, como ocurrió durante la pandemia de Covid 19.

Y precisamente estos son los frentes más atacados de la Revolución, por donde se nos intenta desunir, amedrentar, desalentar, desanimar, desmoralizar y derrotar.

El pueblo cubano es agradecido y está orgulloso de su Delegación, pero somos inconformes y esa es otra cualidad que no se puede obviar.

Sabemos que entre 3 ó 4 medallas de oro más, y otras tantas de los otros colores, se nos fueron por falta de combatividad, indisciplina táctica, subestimación del contrario, pobre preparación psicológica de deportistas y casi nula capacidad de reacción y efectividad de entrenadores y sicólogos para revertir el impacto y la condición humana de freno, bloqueo y hasta inmovilismo que producen en los nervios los procesos competitivos de alto rendimiento.

Sin brillo en el ombligo, pero con orgullo patriótico y revolucionario, celebremos nuestros resultados y analicemos nuestras falencias y desafíos.

Sin triunfalismo, pero con optimismo: ¡VENCEREMOS!

Por REDH-Cuba

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