Apuntes a la luz del evento contra el Fascismo convocado por la Revolución Bolivariana, de la que el autor se considera desde hace años un soldado más. Una iniciativa que merece ser venerada y como decía Fidel Castro, es un evento que reflejó tener “sentido del momento histórico”.


Fuente: Almayadeen

Efectivamente está y se ve una difusión provocada de los movimientos y acciones de carácter fascista por todo espacio en que las necesidades del capitalismo imperialista se ven amenazadas, o en aquellos en que pretenden intervenir y desarticular la resistencia al imperio.

Hoy puedo decir que en las ponencias que vi y en lo escuchado en el evento se ha descrito bien lo que comporta el fascismo, se ha descrito muy bien la enfermedad, y sus síntomas, se han contextualizado las diferencias con los fascismos del siglo pasado, entreguerras, y las ventajas que puede aprovechar el de ahora con las nuevas tecnologías para su difusión y para la propagandización de sus mentiras. De cómo se aprovecha la crisis económica inherente al capitalismo para decirle al pueblo que ellos quieren ofrecerles un cambio, aunque no dicen cuál, porque en realidad el movimiento fascista no quiere cambiar el sistema sino exacerbarlo en sus formas. Asustar al pueblo para que su miedo al cambio real y transformador los vuelva conformistas con el status quo y si cabe rindan aún más.

Todo esto está bien, pero corremos un riesgo si nos limitamos a describir la enfermedad y sus síntomas y no vamos a buscar las causas que lo originan y el medio en que ha crecido y se alimentó. Y la culpa no la tiene el mensajero, sino los intereses y el sistema que lo alimentan.

Corremos el riesgo de blanquear el sistema un poco y volver a insistir en permanecer como los fascistas en un cambio aparente, pero en una conformidad absoluta con ello. Es como seguir fumando sin parar y de vez en cuando tomarnos algo para los bronquios, solo retrasaremos la consecuencia fatal inevitable.

Porque si pensamos que lo que debemos hacer es solo enfrentar a fuerzas antidemocráticas y neocoloniales, estamos diciendo “madrecita que me quede como estoy”.

Porque es el neoliberalismo y sus oligarquías asustadas cuando queremos cambiar las cosas las que están reaccionando con violencia, y es esa democracia burguesa que se dice amenazada la que pretende que no cambien las cosas. Es aquello que la alimenta que lo está ofreciendo como opción o como amenaza ante las dudas de los que no saben cómo confrontar esta violencia económica y miran las utopías y la posibilidad de salir de ello.

Y no debemos caer en la trampa que decía Bertrand Rusell “fascinar a los tontos y amordazar a los inteligentes”. No podemos fascinarnos con las viejas recetas reformistas, y con las nuevas de volver a donde estábamos, porque volveremos a la casilla de salida y en el camino que íbamos.

Como dice Ramón Pedregal en un artículo, están los propagadores de la confusión. Y yo digo que difunden la mentira de la oferta de falso cambio de los fascistas por un lado, y por otro, te unen en la búsqueda de inmovilizar cualquier propuesta de cambio, te unen en la retracción, te unen en la vuelta al redil.

En realidad, para mí esta corriente maravillosa de unidad contra el fascismo corre el riesgo de ir a vía muerta si sirve para que caigamos en el estereotipo de fascismo versus democracia burguesa.

En realidad, son dos caras de la misma moneda. Sus intereses y sus oligarcas son los mismos. Solo se reparten papeles. Nuestro error es en insistir en la democracia burguesa.

Enfrentamos una falsa unidad si nos unimos con el enemigo, y así será también si nos unimos a defender las democracias que interesan al imperialismo y que no se enfrentaron a él ni lo harán si las volvemos a restaurar tras un Javier Milei. Como ya vemos que ocurrió huyendo de José Antonio Kast para abrazar a Gabriel Boric o en el caso de España que con el gobierno de la presunta izquierda gobiernan contra todos los pueblos y contra los súbditos españoles también.

No debería ser el debate, caricaturizar o estereotipar el fascismo mainstream, para así definir a Trump como el malo y a Obama como el bueno, que los hechos dicen que Trump no es el bueno, pero Obama es la exacerbación del mal, el genocidio con cara de Dorian Gray.

Y dejo para otro rato eso de que la cara del fascismo más real está en el nazismo ucraniano, y en el sionismo y en el imperialismo yanqui, y ninguna de esas “amenazadas democracias” le supone un problema aplaudirlas, abrazarlas, dialogar con ese fascismo, y no hablan de destruir ese estado genocida sionista, ni el ucraniano ni el yanqui, y liberar a sus pueblos eslavos, palestinos o gringos, porque solo se trata de no afear tanto la cosa.

Se trataba solo de fascismo versus democracia burguesa y esa es la trampa. Son lo mismo.
Y no se puede ser antifascista si no eres antiimperialista.

Y por cierto contra el fascismo viva la lucha armada palestina, viva la defensa armada de los pueblos antiimperialistas, y como decían Fidel y Chávez, Putin y Xi van a liderar el mundo frente al fascismo. Solo que me temo le llamarán Democracia.

Por REDH-Cuba

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