Día de la Cultura Cubana/ 20 de octubre

“Queremos un país libre, independiente y soberano:  fiel a nuestra historia; que garantice justicia social y justa distribución de la riqueza, con respeto a la dignidad plena del ser humano, mujer y hombre, con una sólida identidad cultural…”  Presidente   Díaz-Canel en el IX Congreso de la UNEAC, junio 30 de 2019.                                          

El  enemigo imperialista, junto a sus lacayos foráneos y a sus aún mas escasos lacayos locales, lleva a cabo lo que pudiera considerarse como un esfuerzo final y desesperado valiéndose de todos los medios, -sin descartar los mas violentos y agresivos,- por destruir a la Revolución Cubana, aplastar  a su pueblo trabajador, digno y rebelde desde hace más de siglo y medio; hacerlo retroceder  y encadenarlo definitivamente al yugo explotador del capitalismo; asfixiarlo económicamente hasta arrojarlo a una realidad insoportable de hambre, pobreza y enfermedades que lo empuje a la rendición, la humillación y la claudicación.

Tales resultados serían exhibidos ante los pueblos, los gobiernos y los países de América Latina y el Caribe como prueba irrefutable de que en nuestra región no es posible seguir el camino de la independencia y la soberanía nacional, de la justicia social, la igualdad racial, el derecho de todos por igual, la solidaridad y el internacionalismo, el honor patrio y la veneración a los héroes y mártires que ofrendaron sus preciosas vidas en defensa de esas causas sagradas.

Que José Martí y Simón  Bolívar eran,  simplemente,   dos ilusos y equivocados. Como también lo fueron Fidel Castro y Hugo Chávez o Salvador Allende y Ernesto Che Guevara.

Hacer fracasar, -acudiendo a cualquier medio,- el ejemplo de Cuba en cuanto a que es posible un desarrollo económico independiente y justo y a la vez priorizar el pago de la deuda social a los humildes, explotados y vulnerables, rechazando el modelo neoliberal, es también un propósito fundamental del bloqueo, las sanciones y la múltiple agresión contra Cuba en forma de campaña mundial y extraterritorial sin precedentes en la historia contemporánea.

En la tarea criminal por la destrucción de la Revolución Cubana y el sojuzgamiento de su pueblo, reduciéndolo a la condición colonial que aparece expuesta claramente en la Ley Helm-Burton,  juega un importante papel el diversionismo ideológico, o sea, la más amplia campaña internacional de mentiras, calumnias, confusión, desinformación y terrorismo mediático, muchas de ellas completamente ridículas o al borde de serlo. Los medios de comunicación de todo tipo, que forman parte del sistema imperialista y son sus voceros, ejecutan desde hace 65 años esa sucia misión, que hoy se apoya en las llamadas “redes sociales” y otras técnicas puestas en definitiva al servicio del capitalismo monopólico neoliberal.

Como audiencias preferidas y estudiadas por los centros de investigaciones psicológicas que presumen de conocer esas características, el enemigo imperialista ha colocado a los sectores juveniles de las sociedades a las que se desea confundir y destruir y también a los sectores de la rama considerada como intelectual. Son objeto de especial tratamiento hasta hacerlos potenciales víctimas de sus falsedades, mitos y supercherías, los artistas, escritores, poetas, pintores, escultores, artistas visuales, periodistas y comunicadores, a quienes esos centros consideran endebles ideológicamente y, por tanto, más fáciles de engañar o desorientar.

En cuanto a los jóvenes cubanos en particular, se les considera que por no haber vivido en la época prerrevolucionaria del capitalismo dependiente dentro de aquella neocolonia, pueden ser más proclives a escuchar los “cantos de sirena” y las supuestas bellezas y ventajas   de ese mundo sobre el cual no tienen referencias objetivas o recuerdos en carne propia.

Utilizar a sectores de la cultura, las ciencias, la técnica y la juventud en sentido general como puntas de lanza para romper desde esas posiciones la unidad de la nación en apoyo al proceso revolucionario de construcción socialista: de justicia social y estado de derecho: con independencia, soberanía y respeto a la dignidad plena del hombre y la mujer: con solidaridad y sin discriminación de ningún signo: ha sido siempre la fallida y perversa intención del enemigo imperialista y la contrarrevolución a su servicio y pago.

En el caso de Cuba, han fracasado bochornosamente, .y ellos lo saben.- pero necesitan seguir  manteniendo como comercio y modo de vida ese fantasma degollado y desprestigiado que les permita sobrevivir y cobrar a quienes reciben las prebendas por poner en funcionamiento esa maquinaria grotesca, rayana en la histeria.

Fuente: Portal SCJM

Por REDH-Cuba

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