Porque no es una “guerra regional” la que se desarrolla en Asia Occidental sino una “guerra de una fracción armada de un continente, EEUU,” contra el resto del mundo pretendiendo su dominación, es lo que deja a la vista del presente y del futuro una guerra no regional sino intercontinental. Rafael Grossi, el espía del imperio presentado como responsable de la Agencia Internacional de Energía Atómica, después de prestar su servicio al sionismo imperialismo, aun quiere seguir con la guerra psicológica diciendo que hay que investigar la situación de las instalaciones de investigación iraníes, y como mercenario “proxi” hace su parte de la campaña propagandística de la minoría armada del país del continente que ha fracasado en su ataque a la soberanía persa.
La pérdida de fuerza militar y moral de los agresores sionistas estadounidenses viene causada por sus contradicciones internas, diferencias que se les van abriendo y que enseñan que ni tienen arraigo en los territorios que ocupan, ni disponen del espíritu que los eleve en las situaciones difíciles, si tienen el odio antihumano que les lleva al deseo de exterminio de los pueblos árabes y persa. Empezaron por Palestina, se ve la estampa de Gaza, y han seguido por cada grano de arena que hay hasta Irán. La guerra de la minoría estadounidense multimillonaria, que coordina desde su base militar más grande en el mundo, la de Catar, que se muestra con su base “israel”, viene saliendo mal a sus intereses, y la alegría del terrorista Trump se ha congelado bajo los 11 explosiones de los proyectiles disparados sobre su alto mando, tropa y hangares, esos que hasta ayer dirigían su guerra contra Asia Occidental en su conjunto. No es guerra regional, es intercontinental.
Pero también internamente se descompone el campo imperialista sionazi: escupen contra el Consejo de Seguridad de la ONU rompiendo la Carta que la conforma, y pisotea a su propio Congreso y Senado, pues según su Constitución el gobierno que la representa, antes de entrar en guerra debe consultarlos y no lo ha hecho. Trump y su quehacer no es más que la voluntad del aparato del verdadero poder, siempre en manos del gran capital, aunque también hay que añadir que da signos de soltar alguna amarra con el ente colonial, ¿pero eso es posible? A TerrorTrump le gusta sobremanera el dinero, a los sionistas ni te cuento, y por eso TT quiere compartir mesa con el Consejo de Cooperación del Golfo, petróleo-petróleo, pero ahora el mordido colonial lo tienen sus compañeros de poder real, los de la matanza humana, en sus colmillos.
Enfrente, como respuesta del mundo que aspira a la paz y el respeto, se encuentra el Parlamento iraní, que es consultado, y siempre ha expuesto a los organismos internacionales cual es trabajo en los centros de trabajo energético, lo que muestra la mayor limpieza política, ese es su punto de vista sobre la legalidad, que cumple sistemáticamente, y, como ejemplo, de aceptación y respeto a las preocupaciones de quienes quieren una vida respetable para los pueblos. En Irán la labor con la energía atómica ha sido, y no ha dejado de ser, para uso civil y progreso social.
Las dos partes se encuentran a la vista del mundo, se sabe quienes son los agresores y quienes son las víctimas, quiénes tratan de destruir el Derecho Internacional y quién trata de que el Derecho asista a los gobiernos y pueblos dignos y soberanos. Sigue el agresor tensionando la región con vista guerrera sobre Rusia y China, legítimos, tanto nacional como internacionalmente. Tan distinto de EEUU, donde la mayoría de su población, más del 60%, declara no querer entrar en otra guerra más, y el resto se divide en porcentajes de abandonar de diferentes formas esa misma, la que ven que tienen entre manos. ¿Quién quiere la guerra?, los del negocio del matadero, esa minoría poderosa, … el sionazismo ocupando el poder estadounidense. Ya se ha advertido que parecen empezar a dudar de la continuación del equipo “netanyahu”, el grupo sionazi que los ha dejado al descubierto tal como son, léase Gaza. Empiezan a oírse voces que cuestionan, no el objetivo de “la solución final”, no el sistema, no el ideario, ni siquiera el divertimento que obtienen con matar palestinos de toda edad y condición, ni siquiera la crueldad con y sus robos de objetos personales, tan solo se cuestionan el nombre del asesino y los componentes de su equipo que los representa. Quiere decirse, en medio de su crisis, de sus pérdidas, de su desprestigio, cuando el mundo entero rechaza su agresión a Irán y su genocidio en Gaza, en medio de su crisis interna, que se agudiza y se extiende en sus estados que llaman “unidos”, quizás aflojen un tanto buscando sostener posiciones y lavarse la cara dando como solución un golpe de mando y entregar a la figura pública de sus fechorías, ¿a quién?, a sus jueces o quizás a los de la CPI. Pero antes que empezar otra vergüenza, cabe preguntarse si estarían dispuestos a poner la cabeza pública del genocidio, y las de unos cuántos más que han manifestado su odio, bajo la “Doctrina Aníbal”, a tiros entre ellos, por la que prefieren asesinar al que cae en manos del enemigo, para así evitar que dé información, tal y como hicieron el 7 de octubre de 2023 contra sus colonos uniformados y no uniformados, ante la respuesta y captura de la Resistencia Palestina por tantos crímenes.
¿En qué cambiaría la situación si el sionazismo tiene que buscar otra cara?, ¿qué significaría en Asia Occidental?, ¿cómo buscará el imperialismo su permanencia en la región?, ¿caerá el “trumpismo” y el terrorismo de Estado imperial, o se abrirá una fase de guerra que alargue su descomposición y se consuma por dentro? Eso queda en un paréntesis, mientras los “netanyahu” puede que se los fusilen.
Ramón Pedregal Casanova es autor de los libros: Gaza 51 días; Palestina. Crónicas de vida y Resistencia; Dietario de Crisis; Belver Yin en la perspectiva de género y Jesús Ferrero; y, Siete Novelas de la Memoria Histórica. Posfacios. Colaborador del canal Antiimperialistas.com, de la Red en Defensa de la Humanidad.