El Podcast “A contracorriente”, espacio audiovisual multiplataforma para apreciar la cultura desde todas sus aristas es un proyecto del Portal de la Radio Cubana.
Esta primera temporada estará a cargo Omar González Jiménez, escritor, profesor del ISRI e integrante de la REDH, y Erick Méndez, periodista y realizador en Radio Rebelde y Telesur, miembro de la Asociación Hermanos Saíz y contará con 6 capítulos.
Transcripción del primer capítulo del Podcast “A Contracorriente”, un espacio para mirar la cultura desde todas las aristas. Producción: Radio Cubana. Frecuencia: semanal (todos los viernes). Enlace principal: https://www.radiocubana.cu/podcast-a-contracorriente/
Participantes: Omar González Jiménez (OGJ), escritor, profesor del ISRI e integrante de la REDH, y Erick Méndez Díaz (EMD), periodista y realizador en Radio Rebelde y Telesur, miembro de la Asociación Hermanos Saíz.
VOZ EN OFF DE EMD: Esto no es un podcast, es una invitación a pensar en cómo somos. A Contracorriente, un espacio para mirar la cultura desde todas las aristas.
EMD: Estamos aquí, en A Contracorriente, un espacio para pensar, para hablar, para debatir en torno a la cultura. Y tengo el placer de que me acompañe el profesor Omar González. Profesor, bienvenido.
OGJ: Muchas gracias. Muchas gracias por estar aquí.
EMD: Profe, vamos a conversar –lo decía– de la cultura, pero de la cultura no entendida únicamente como el arte, como las letras, sino la cultura entendida en su concepto más amplio. Y aunque hoy no hablaremos de ¿qué es cultura?, porque a eso le dedicaremos un episodio de A Contracorriente, quisiera conversar un poco acerca de por qué dedicar estos minutos, este tiempo de la audiencia a escuchar y nosotros a hablar sobre cultura.
OGJ: Bueno, es sumamente importante el tema de la cultura. Entre otras cosas, por esas deformaciones o visiones limitadas que se tienen de la propia cultura. Hay una concepción de la cultura estrecha, que es sobre todo decimonónica y que es la que se ha impuesto en el imaginario colectivo en muchas sociedades, y en algunas sociedades en particular con un interés marcado, desde esa perspectiva, en segregar a los creadores, a los intelectuales, a los que supuestamente se ocupan de la cultura.
Ese es un pensamiento típicamente anticultural, muy extendido más allá del capitalismo, es decir, también en el socialismo, en procesos políticos más avanzados. A veces nosotros hemos tenido expresiones de pensamiento anticultural también en nuestra sociedad: los “culturosos” son así, los “culturosos” caminan así, los “culturosos” piensan así… Diríase que los “culturosos” son una especie, ¿no? Y eso porque los asocian siempre a perversiones y prejuicios que se tienen con respecto a la función de la cultura y a los intelectuales como portadores, como hacedores, como creadores de la cultura, pero también a los difusores, a los promotores, a los programadores; también al público. Hay divisiones muy cuestionadas dentro de la misma cultura.
EMD. El ballet y la pelota.
OG: El ballet y la pelota. El público del ballet es de características completamente diferentes, se supone, al de la pelota. En Cuba eso no es así, no fue así, en gran medida, desde que Alicia se encargó de llevar el ballet a las minas, de llevar el ballet las cooperativas…
EMD: De llevar el ballet al estadio de pelota.
OGJ: Efectivamente, al estadio de pelota, a todos los lugares posibles: a la Ciudad Deportiva, donde bailó varias veces. Es decir, eso no es exactamente así. Son prejuicios y desgraciadamente se hacen eco determinados sectores muy interesados, muy interesados en segregar a la cultura y en ver al intelectual con sospecha, como un peligro, entre otras cosas, porque el intelectual trabaja en el mismo escenario que los políticos; eso que llamamos las masas, el pueblo, el público.
EMD: Mmm.
OGJ: Ahí hay de todo, por supuesto; independientemente de que, tanto en uno como en otro ámbito, intelectuales y políticos, ha habido manifestaciones y expresiones repudiables.
EMD: Claro.
OGJ: Entonces, es muy importante abordar el tema de la cultura en todo momento. Porque la visión esa de que la cultura es arte y literatura, además de empobrecedora, está empobrecida, teóricamente superada.
La cultura va mucho más allá. La cultura hay quien dice que es la vida, hay quien habla de que la cultura es todo lo que no es naturaleza, que la cultura es todo lo que ha creado el ser humano… Toda creación es cultural. La cultura es, además, la Patria, como dijera Fernando Ortiz magistralmente. La cultura, en Martí –de esto vamos a hablar en otro de los episodios–, tiene un carácter liberador, emancipador. Las visiones más perdurables y acertadas que hay, específicamente de la cultura cubana, son de este tipo.
Por lo tanto, hay que trabajar y hay que seguir profundizando en los conceptos de cultura, socializarlos, extenderlos, hacerlos comprensibles y partir de la premisa de que todos somos intelectuales, como decía Gramsci; todos podemos ser intelectuales, depende de la función que tú realices, no el trabajo que desempeñes, no, sino la función que tú realices en la sociedad. Eso te hace intelectual, un político es un intelectual, un médico es un intelectual, un historiador es un intelectual, un funcionario de determinadas manifestaciones o sectores, es un intelectual, es un creador, alguien que ejerce el criterio. Y cuántos no ejercen el criterio sin que los tomemos como referencia. No hay que pensar en términos únicamente del que escribe, pinta, dibuja, esculpe, el que interpreta o compone música…
EMD: El que hace una película.
OGJ: El que hace una película o baila en un escenario, o hace una obra de teatro, en el caso de las artes escénicas, o restaura el patrimonio. Pero no hay que pensar, en tal caso, que solo esa es la cultura. Eso es muy empobrecedor. Fidel mismo se encargó en nuestro país de ampliar ese concepto y de echar abajo una visión limitada de la cultura, cuando habló, durante la Batalla de Ideas, de la cultura general integral. Hay que ver la noción que tenía Fidel de la cultura, y lo que él dijo en no pocos eventos, discursos y reflexiones, lo que pensaba realmente de la cultura. Fidel, que era un visionario, un amante de la literatura, un amante del cine, un lector voraz de la Historia, un conversador muy grato, con muchísimas referencias culturales.
En resumen, la visión de cultura es importante, y resulta esencial que hablemos de la cultura en estos podcast y en la vida cotidiana.
EMD: Y sobre todo porque es un tema que está a debate, que está hoy en redes sociales y que muchas veces es objeto de tergiversación, de simplificación, de estar, como usted decía, lleno de prejuicios y, por supuesto, es importante también dar esa visión, digamos, ecuménica, de que la cultura es todo ese espacio, toda obra humana está plagada de cultura. Y usted decía hace un rato que, para algunos, lo que es natural no es cultura. Pero, ¿hasta qué punto lo natural también es cultura?
OGJ: La naturaleza forma parte de la cultura, no solo el paisaje, sino el ambiente. Los diferentes ecosistemas, por ejemplo, están marcados por la naturaleza. De la cultura hay que tener esa visión total, esa visión amplísima, porque está llena de referentes, porque se hace todos los días, porque cambia, porque se aprehende, porque se transforma, porque la identidad cultural misma no es estática en el caso de ningún pueblo, de ninguna comunidad, de ningún individuo. Su identidad cambia constantemente. Y en el caso que nos ocupa, cuánto no ha influido la naturaleza en nuestra identidad.
EMD: Exacto.
OGJ: ¿Dónde vivimos? Nosotros no somos iguales que los suecos ni que los alemanes. Y esto tiene que ver mucho con el entorno en que vivimos, con este calor, con todo, ¿no? Con cómo somos y por qué somos así.
EMD: Condiciona, por supuesto, condiciona el espacio, condiciona la forma de entenderse.
OGJ: La forma de vivir.
EMD: Exacto.
OGJ: El modo de vida es un componente importante de la cultura. Es parte indisoluble de la cultura. Por eso hay que defender la excepcionalidad de la cultura y de la cultura ligada a la identidad. La identidad es un componente esencial de la cultura, porque lo que va prefigurando una identidad determinada es la cultura, y viceversa.
EMD: Y sobre todo porque cuando hablamos de identidad, hablamos de cultura. Hay muchos casos en los que se quiere importar una cultura, imponer una cultura sobre otra. Vemos al ejemplo típico en el afán de imponer el estilo de vida norteamericano. O sea, muchas veces se llega a ese punto. La globalización también ha marcado ese espacio de la aldea global de la que se habla a veces, donde todo el mundo tiende a ser igual y en estos momentos es importante, más que ser igual, ser auténtico.
OGJ: Esa supuesta homogeneización que ha pretendido la globalización, y que ha conseguido hasta cierto punto –aunque ahora la globalización está muy cuestionada, precisamente por las manifestaciones hegemónicas del unilateralismo, y también por el multilateralismo, que va contra la esencia misma de imponer un criterio o un pensamiento únicos, de globalizar una única manera de ver el mundo, de pretender generalizarla a esos extremos y anular las identidades y las diferencias. Sin embargo, hay que lograr que las diferencias de esta índole pervivan, pues son las que van a caracterizar y aportar esa singularidad que es determinante en el ser humano. En este punto, entran ya asuntos como los propios de la colonización cultural, de las hegemonías culturales. Gramsci habló mucho de la hegemonía, particularmente del papel de la hegemonía dentro y desde la propia cultura.
Una vez que se domina en el ámbito cultural, es mucho más fácil la dominación económica, militar y política en la práctica, en la sociedad toda. Es primordial defender la identidad, y también tener claro, como decíamos, que la identidad comporta diferencias. El hecho de tener una identidad determinada no quiere decir que se es idéntico a los demás que la comparten; es hacerte excepcional, diferente en el todo.
Es otra manera de estar equivocado, otro error: creer que porque nos reconocemos en una identidad nacional determinada, todos tenemos que pensar de la misma manera. Eso es lo que ha perseguido la globalización para lograr la dominación a escala mundial y de hecho lo ha conseguido en algunos aspectos. Tú dices Michael Jackson y en cualquier parte la gente sabe quién es Michael Jackson, porque nos lo han impuesto. Y Michael Jackson no necesariamente fue el mejor, pero fue el que impuso el mercado. Sin embargo, tú puedes mencionar otra figura excepcional –latinoamericana, cubana–, pero no es conocida. ¿Por qué? Porque no media un trabajo de promoción a escala de masas, de publicidad, un sistema de industrias culturales que pueda lograr establecer esa figura sobre bases de calidad y justicia, y con ella su manera de ver el mundo, de ser, de vivir. En cambio, nosotros sabemos vida y milagro de los actores norteamericanos, de las celebridades deportivas, de la música más comercial. Sabemos vida y milagro de ellos, dónde viven, cómo viven, sus gustos, sus costumbres, sus finanzas, sus preferencias políticas. Yo utilizo en clases muchos videos y estadísticas –infografías animadas, por ejemplo–, estadísticas que tienen que ver con estos aspectos a escala mundial y nacional. ¿Quiénes son los autores de los libros más vendidos? ¿Quiénes son los músicos más escuchados y con discos más vendidos? ¿Cuáles son las obras de artes plásticas, de arte visuales, más conocidas y más cotizadas? ¿Cuáles son las películas más vistas? Es increíble cómo todo o casi todos coinciden. Lo he hecho como ensayo, como prueba, en distintos públicos, en distintos ámbitos, en distintas universidades, ante diferentes estudiantes con distinta formación académica, con edades disímiles, y todos reaccionan homogéneamente, todos saben de quién estamos hablando, todos o casi todos los conocen. El auditorio se alegra, se escuchan exclamaciones: -Ah, mira a fulano. A Justin Bieber, por ejemplo, que ha sido muy conocido por distintas generaciones. Igual sucede con Madonna y con otros más recientes. No quiero opinar sobre sus calidades, pero sí llamar la atención acerca de las tesis que defiende cada uno, si es que las tienen, las posiciones que asumen ante la vida, qué conceptos tienen de la realidad de las cosas, qué noción del mundo. Y eso, evidentemente, es parte de las políticas hegemónicas a que me refería, de esos intentos de avasallar al otro, de no entenderlo, de no respetar al otro. Es típico, es propio de la dominación en nuestro tiempo, cuando viene imponiéndose el neofascismo en determinadas sociedades, en determinados países europeos, latinoamericanos, en Estados Unidos. Hay que estar alertas ante esa manera de ver el mundo, ante esas ideas de anular cualquier diferencia, de no escuchar al otro, de estandarizarlo todo, de satanizarlo, de colonizarlo todo.
EMD: Vamos “a contracorriente”. El nombre no está puesto al azar, es que vamos justamente buscando entendernos, buscando ver cómo miramos el mundo más allá de la mirada que quieren imponer unos y otros. Esto es solo una probada, es el primer episodio para ir calentando lo que será este podcast, que busca, justamente, entender así la cultura, siempre vista a contracorriente.
Volveremos el profesor Omar González y yo, Eric Méndez Díaz, a encontrarnos con ustedes para seguir pensando y mirando la cultura desde todas las aristas.
https://go.ivoox.com/sq/2721576
https://www.radiocubana.cu/podcast-a-contracorriente/