Este 23 de septiembre, en el Segmento de Alto Nivel de las Naciones Unidas, intervino el presidente de los Estados Unidos. Sus palabras fueron una lección sobre el retorno de la Doctrina Monroe 2.0, cuya esencia ya no es «América para los americanos», sino «El mundo para los Estados Unidos».
Lo interesante de Trump, lo he dicho otras veces, es que verbaliza lo que ha sido la práctica y el pensamiento tradicional de las élites en EEUU, pero que nunca se había expuesto de forma tan simple y descarnada por el poder político. Estamos ante una ofensiva del imperialismo, el cual niega las conquistas sociales de los últimos años, los derechos ganados, las conquistas laborales.
Un breve resumen de sus palabras da una idea de las principales directrices de acción de esta ofensiva que es, en esencia, para preservar la hegemonía norteamericana y los privilegios del capital.
En su intervención Trump arremetió contra la ONU, acusándola de no funcionar. «Lo único que he recibido de la ONU» afirmó «es una escalera mecánica rota y un teleprompter que no funciona».
Arremetió contra Rusia, contra China, contra los migrantes que podrían ser devueltos a sus países de origen o más lejos, «si entienden lo que digo».
Infló todas las cifras económicas, presentando un país que no existe para la clase trabajadora de los Estados Unidos. Anunció bajadas de precios cuando la realidad es todo lo contrario: productos básicos como la gasolina o los huevos han subido significativamente en los siete meses que lleva en el poder. Presentó las bajadas de impuestos y la flexibilización legislativa para los superricos como grandes avances para el pueblo norteamericano.
Se autocelebró por «terminar siete guerras» solo con una llamada de los Estados Unidos. Contó una narrativa torcida del conflicto con Irán, presentando su intervención en complicidad con la agresión israelí como una cruzada contra el malévolo programa nuclear de Irán, que pone en peligro a la humanidad.
Justificó la militarización de ciudades como Washington DC, que según sus palabras era «la capital del crimen en EEUU». Y ahora la gente puede ir a restaurantes y pasear por las calles. Con esto por supuesto, se abre las puertas a la militarizacion de otras ciudades empezando, seguramente, por las más díscolas. Se borran peligrosamente los límites entre lo federal, lo estadual y lo local, que es una de las bases del orden político en el país.
Señaló a Europa, como colegiales, y dijo que se reunirían para resolver varios problemas, entre ellos el de Ucrania. Afirmó que odia ver a Europa devastada por las políticas climáticas y la inmigración. Llamó a salvar su legado.
Renegó del Cambio Climático y el Calengamiento Global. Los pronósticos más catastróficos no se cumplieron y esas son sus pruebas. Declaró que el cambio climático es la mayor operación comunicacional perpetrada en los últimos años. Es una estafa para personas estúpidas, afirmó, que malgastan la riqueza de sus países.
Declaró que los defensores del Cambio Climático en Estados Unidos quieren desindustrializar el país y que maten todas las vacas. EEUU, según su presidente, tiene un aire muy limpio ahora mismo. El problema, ¡oh, sorpresa!, son países como China que contaminan el aire y océano.
Habló de las drogas y su deber de destruir el cartel ficticio en Venezuela.
Volvió a repetir la teoría de que el mundo se ha aprovechado de Estados Unidos y aseguró que Estados Unidos está volviendo al «limpio y hermoso carbón «.
Se reconcilió con Brasil en público. Resulta que le gusta el presidente de Brasil y lo invitó a tener un encuentro en el futuro cercano. Quizás tenga algo que ver con la firme respuesta de Lula ante las amenazas recientes. Aunque aprovechó para aclarar que Brasil solo lo haría bien si tiene buenas relaciones con Estados Unidos.
Celebró el cristianismo como la religión más bella, ofendiendo, de paso, a la mitad de la humanidad que practica otras creencias.
Nos dejó, además, una colección de aforismos memorables, entre los que me permito destacar los siguientes:
A) «Necesitamos fronteras fuertes y fuentes seguras y tradicionales de energía si queremos ser grandes de nuevo».
B)»La huella de carbono es una mentira hecha por personas con malas intenciones».
Y por último mi favorita, pronunciada mientras hablaba del cambio climático y que dice mucho sobre el hombre que lleva las riendas de la política en EEUU y sobre la visión que el poder tiene de sí mismo:
C) «Tengo razón sobre todo».