Transcripción del capítulo 14 del Podcast A Contracorriente, un espacio para mirar la cultura desde todas las aristas. Producción: Radio Cubana. Realización: Erick Méndez Díaz. Periodista: Isabel Díaz González. Idea y Gestión Editorial: Omar González Jiménez. Frecuencia: semanal (todos los sábados). Enlace principal: https://www.radiocubana.cu/podcast-a-contracorriente/

Participantes: LLanisca Lugo González (LLLG), psicóloga social y educadora popular; Omar González Jiménez (OGJ), escritor, profesor del ISRI e integrante de la REDH; e Isabel Díaz González (IDG), periodista y conductora de programas en Radio Rebelde.

VOZ EN OFF DE EMD: Esto no es un podcast, es una invitación a pensar en cómo somos. A Contracorriente, un espacio para mirar la cultura desde todas las aristas.

IDG: Un nuevo episodio de A Contracorriente, desde el estudio de podcast de la Radio Cubana. Un placer compartir espacio nuevamente, como ha ocurrido en los episodios anteriores de esta segunda temporada, con Llanisca Lugo, psicóloga de profesión, con la cual abordamos el quehacer de los movimientos sociales o populares en América Latina, los desafíos, y también cuánto repercuten en nuestro país en el ámbito de la cultura. Un saludo para Llanisca.

LLLG: Gracias.

IDG: Bienvenida nuevamente. Y ya pueden ver también a Omar González, nuestro anfitrión. Abrió con nosotros el primer episodio de esta nueva etapa de A Contracorriente.

OGJ: Aquíestoy, Isabelita.

IDG: Mi saludo para usted, profesor. Y también un placer que nos acompañe. Ha sido un tema creo que muy hermoso, muy ilustrativo, el que hemos estado abordando durante los cuatro episodios anteriores. Este tema de los movimientos sociales o populares. Y hemos tratado de ver esta otra arista, si se quiere novedosa entre nosotros, aunque creo que también ha sido muy estudiada, pero que en Cuba impacta en todo lo que se puede hacer a favor de la articulación, ¿verdad?

OGJ: Sí, precisamente en eso estaba yo pensando y hablando antes de que empezáramos a grabar. ¿Cómo ve Llanisca, que es una conocedora de este tema, que ha dedicado a él tiempo, estudio, que además ha recorrido buena parte de América Latina y de otras regiones representando a Cuba y también formando parte de las organizaciones o las formas de organización que adoptan estos movimientos… cómo ve Llanisca, la participación, ya de maneras concreta, con modos culturales, digamos, de los movimientos populares y sociales en la lucha contra corrientes muy reaccionarias, xenófobas, fascistoides, corrientes que están primando en buena el mundo? ¿Cómo ves la participación de ustedes en eso? ¿Cómo la cultura interviene en esa participación?

LLLG: Sí, Omar. Bueno, un proyecto de izquierda, un proyecto que se oponga a los avances de la extrema derecha en la región y en el mundo hoy, que efectivamente carga con prácticas de odio, de exclusión, discriminación, de un contenido sacrificial muy fuerte, que descarta a un gran grupo de seres humanos; ese proyecto de izquierda, decía, necesita un sujeto popular articulado, con capacidad de disputar esas ideas desde prácticas concretas.

Y el movimiento popular de ese proyecto de izquierda, aun cuando el proyecto hoy tiene también heridas, también tiene crisis, también se hace preguntas sobre su horizonte…, sí hay un cuerpo social organizado en América Latina y en el Caribe, diverso, plural, que tiene capacidad, que tiene un acumulado de consenso y que tiene prácticas en sus territorios que pueden, tienen capacidad de disputar esas ideas, esas fuerzas de esa derecha y que además anuncian prácticas concretas de transformación de la realidad en el terreno de la economía, en el terreno de la ética y de los valores, en el terreno de la cultura política, porque también hay una crisis de la política, hay una crisis de representación, hay una crisis de valores en el mundo, hay una crisis civilizatoria de la que hemos venido hablando. Y estos movimientos populares tienen esta discusión que no alcanza con decir que hay una visión antisistémica, porque ciertamente es el sistema el que está hoy en jaque, pero ellos también han ido acumulando una mirada aguda sobre qué asuntos del sistema habría que transformar y qué complejidades tiene hoy esa transformación en sociedades cada vez más indiferentes, cada vez más fracturadas, con zonas de pobreza muy angustiadas por la sobrevida, con más dificultades para la movilización. Entonces hoy no hay, no hay una movilización de masas del movimiento popular en ascenso, pero sí hay procesos de reflexión, de pensamiento de este momento de incertidumbre que acumula desde la formación, desde la comunicación, desde la discusión de las ideas y desde prácticas concretas, acumula poco a poco un mundo distinto, que sí creo que se puede estar construyendo en estas prácticas de los movimientos.

OGJ: ¿Y cómo se inserta Cuba, los movimientos de Cuba, las organizaciones de Cuba, en esa dinámica, digamos, de cambio, de lucha, esperanzadora; qué aportan nuestros movimientos, nuestra sociedad en general, qué aporta a esa dinámica que no es la misma en Cuba que en Brasil, no es la misma en Cuba que en Colombia –la especificidad cubana es indiscutible–, pero qué aporta Cuba a esa dinámica de los movimientos y que aporta ésta a la imprescindible transformación participativa de la sociedad cubana.

LLLG: Habría que hablar en dos planos, yo creo. El primer plano tiene que ver con cómo, desde los inicios de la Revolución, las organizaciones sociales y de masas en Cuba crearon una perspectiva revolucionaria, anclada a los territorios y con trabajo de base que significa referentes todavía hoy, con toda la complejidad que vivimos, para los movimientos y las organizaciones de América Latina y del Caribe.

En Cuba hay, funciona, un capítulo, un capítulo cubano, hoy orientado hacia el Alba Movimiento, hacia el Alba como un referente y un horizonte de lucha, y ese capítulo articula acciones de Cuba en procesos de tejidos de escuelas de formación o de comunicación popular o de solidaridad, que son escuchados y son tenidos muy en cuenta por ese campo popular en América Latina que resiste día a día y que cree que la Revolución cubana también les pertenece, también es de ellos, y en ese sentido las organizaciones de masas cubanas han servido como un puente importantísimo, que da testimonio de las contradicciones, de los desafíos y de lo difícil que resulta realmente enfrentar el que parece ser el único modo de vivir con la osadía de crear un mundo diferente.

Este es un plano que me parece importante rescatar, y hay otro plano que sí es hoy para los cubanos y las cubanas de vital importancia, que tiene que ver con cómo ese entramado social organizado en Cuba es enriquecido y toma más vigor en una sociedad cada vez más plural, con organizaciones, colectivos y asociaciones de la sociedad civil cubana, que también toman causas de autogestión para impulsar agendas en la sociedad cubana actual, desde los temas ambientales, hasta los temas comunitarios, temas sociales, temas culturales. En Cuba existen temas vinculados a los derechos, a la orientación, a la comunidad LGTBIQ+, temas diversos que están mostrando una sociedad heterogénea y plural, que en la medida en que se organice y tenga capacidad de localizar, de colocarse y de posicionarse allí donde haya mecanismos vinculantes para lograr influir en las políticas del Estado, operará hacia una sociedad de mayor justicia, más fraterna y más democrática. Yo creo que eso es fundamental en Cuba.

Entonces, cuando nosotros hablamos de la sociedad cubana actual, no estamos hablando de una sociedad homogénea, no estamos hablando de una sociedad desmovilizada, estamos hablando de muchos, muchos espacios que hoy son pequeños y que están creándose, no siempre con la articulación que necesitamos. Entonces yo creo que un desafío importantísimo que tenemos es articular las generaciones, las prácticas políticas, las diferentes culturas políticas que conviven en el país, para ir generando esta cultura de la participación popular que todavía hoy no tiene suficientes cauces, a pesar de que la Constitución reconoce y estimula los espacios asociativos y a pesar de que hay un llamado al control popular, a la participación popular en Cuba. Entonces quiero decir esto porque sí hay en el país muchos espacios, algunos de los cuales se articulan en la Asociación Cubana de Naciones Unidas y otros están aprendiendo a juntarse con agendas que les están movilizando determinadas cosas o asuntos.

Yo creo que es un deber buscar cómo se construyen espacios y puentes para todos estos esfuerzos que están aportando al país contenidos que pueden enriquecer nuestro proyecto, maneras de hacer política que son distintas y que también pueden ser enriquecedoras, y formas que necesitan, creo, verificar cómo toda esa contribución realmente incide en las políticas del Estado. En ningún país el Estado y el Parlamento son suficientes para hacer la política, en ningún país, menos en un país que quiere que el socialismo se profundice, que necesita el pueblo organizado para esa profundización. Entonces, para Cuba esto es un desafío importantísimo.

OGJ: Ahora se da un cambio cultural muy profundo dentro de un proceso civilizatorio en curso en el mundo entero. Cuba está en esa dinámica.

LLLG: Sí, fíjate, el capitalismo lo tiene muy fácil. O sea, para el capitalismo el aparente consenso del mercado disciplina la conciencia y te mantiene feliz de consumir. Tú eres un sujeto feliz si tú consumes. Una sociedad distinta a eso tendría que poner la felicidad en la eficacia política, en la capacidad de influir realmente del sujeto.

Esa es la promesa de una sociedad distinta a la sociedad capitalista, que tú puedas realmente sentirte bien, tener bienestar, construir armonía en tu vida siendo un sujeto de la política. O sea, no fracturado, no lo social en un lugar y lo íntimo en otro lugar, dividido, fracturado. Yo creo que ahí, por ejemplo, la tensión entre la centralización y la descentralización, entre lo nacional y lo local, entre el consenso y el disenso, son tensiones que enriquecen nuestra realidad, a las que no tenemos que tener miedo, tenemos que cabalgar esas tensiones, tenemos que comprenderlas y asumirlas con tranquilidad, porque son propias de cualquier sociedad que quiera superar el orden del capitalismo, que es el orden de la aparente quietud, porque descartan, invisibilizan lo que significa pobreza, tristeza, desolación.

Nuestra sociedad inclusiva, plural y constantemente en tensión, requiere de asumir esto sin preocupaciones de más. O sea, comprendiendo las riqueza que significan para soñar un país mejor, un país de todos, donde realmente el bienestar, la alegría de los cubanos y la fuerza, la potencia del pueblo cubano, sea un ejercicio verificado en el día a día.

IDG: Y de ahí la relevancia, por supuesto, de esos temas que hemos abordado durante cinco episodios y que hoy los hemos traído a Cuba: en fin, de esos movimientos sociales, movimientos populares. Con el término de populares viéndolo como LLanisca lo ha abordado en episodios anteriores, es decir, no se trata de lo más famoso, ni de lo más escuchado, ni de lo más seguido o aclamado. Podríamos decir que esos términos también han sido términos que hemos estado fijando en nuestro espacio; los movimientos sociales y populares dentro de la cultura, en esa articulación, dentro de la batalla ideológica.

LLLG: Isabelita coloca un tema fundamental que me gustaría también comentar, que es el tema de la concepción de lo popular, que está relacionado con el pueblo. ¿Qué es el pueblo cubano hoy? ¿Cómo lo pensamos? ¿Qué conocemos del pueblo cubano hoy? ¿Cómo se actualiza esa visión de Fidel de “pueblo” que aparece en La historia me absolverá, cómo se actualiza a la luz de los desafíos de Cuba hoy? Es importante también para entender los movimientos populares que puedan ir surgiendo en el país y para buscar esa articulación que es responsabilidad de todos nosotros. Que no se construyan fracturas ni pequeñas islas. Que nadie crea que está inventando el agua tibia y que va a ser en sí mismo la solución para todos.

OGJ: Ni soslayando la realidad también.

LLLG: Exacto, colocar las contradicciones en la realidad, lo que requiere humildad y generosidad. Humildad para escucharnos y reconocernos y mucha generosidad también para poner al servicio de la obra tu experiencia, que no es la solución a los problemas del país. Ningún movimiento por sí solo, tiene la capacidad de aportar una agenda que va a resolver los problemas de todo un proyecto.

IDG: La articulación es imprescindible.

LLG: Eso que se dice “La unidad en la diversidad”, es una cosa que tenemos que discutir todo el tiempo y ponerla en práctica realmente.

IDG: No puede ser un eslogan

LLLG: No puede ser un eslogan

IDG: Y esa colectividad que tanto aporta dentro de este fenómeno o escenario que hemos tratado de poner sobre la mesa aquí en A contracorriente.

Muchísimas gracias, LLanisca. El tiempo siempre conspira contra el debate, pero creo que hemos tratado de ver cuánto aporta la cultura al desarrollo de los movimientos sociales, y viceversa, incluso en el caso particular de Cuba. Gracias al profesor Omar González.

Hasta un nuevo episodio de A Contracorriente.

Por REDH-Cuba

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Shares