Muchas veces nuestros movimientos sociales y políticos hablar por el pueblo, quieren ser vanguardias del pueblo, escriben para el pueblo, mas no se comprometen con el pueblo —enfaticé, en presencia de Fidel, la noche del 10 de febrero de 2012, en La Habana, en encuentro que él, a los 85 años, sostuvo durante nueve horas con dos centenas de intelectuales cubanos y extranjeros.
Comandante —proseguí—, con profunda tristeza para los enemigos de este país y enorme alegría para nosotros, amigos de Cuba, constatamos su excelente estado de salud y su brillante lucidez. Aprecio el sistema cubano de división social del trabajo: el pueblo cuida de la producción; Raúl de la política y Fidel de la ideología, tal como usted lo ha acaba de demostrar a todos nosotros aquí.
Hay sin embargo, dos temas que aun no fueron abordados —agregué. Comienzo por aquel que mencionara brevemente Adolfo Pérez Esquivel [1], porque cuando me preguntan sobre cómo conocer bien la Revolución Cubana, respondo que para ello no basta con conocer la historia de Cuba y el marxismo, sino que es necesario conocer además la vioda y obra de José Martí. Por tanto, para entender a Fidel, como hace Katiuska Blanco [2], es necesario conocer la pedagogía de los jesuitas.
Muchos aquí, como Santiago Alba, compañero de Túnez, ya experimentaron lo que significa una prueba oral en una escuela de jesuitas. Es difícil. De esa formación proviene Fidel. Yo no soy jesuita, así que no estoy haciendo auto propaganda. Soy dominico, pero en el caso de mi amistad con Fidel, hemos logrado poner de acuerda a un dominico y un jesuita. Entre los jesuita existe por práctica el examen de conciencia, que ahora se hace en este país, aunque con otros nombres.
Hubo un tiempo —vengo a Cuba desde hace más de 30 años—, en que se hablaba de emulación; después, de alimentación; ahora de lineamientos.
Si Stalin estuviese vivo, Cuba sería tildada de reformista. Por eso muchas personas no se han dado cuenta de que aquí no se hacen cambios al estilo Lampedusa: cambiar para que todo siga igual. Aquí los cambios se hacen para acelerar la obra social de la Revolución, que es, desde mi punto de vista, una obra no solo política e ideológica, sino también una obra evangélica.
¿Qué significa el evangelismo de Jesús? Significa dar comida a quien tenga hambre, salud a quien esté enfermo, abrigo a quien esté desamparado, ocupación a quien esté desempleado.[3] Todo eso está en la letra del Evangelio. Por eso afirmo que esta es una obra evangélica.
Nosotros, muchas veces, en nuestros movimientos progresistas, no estamos haciendo lo que hace la Revolución Cubana, no estamos haciendo nuestro examen de conciencia. ¿Por qué hoy casi no existen movimientos progresistas en el mundo, a excepción de América Latina?
Ante la crisis financiera en Europa, ¿qué propuesta tenemos? Se habla de Ocupa Wall Street, que es un movimiento de indignación, pero muchos no se dan cuenta de que el término Wall Street significa literalmente La calle del muro y de que mientras ese muro no se venga abajo, nuestra indignación no terminará en nada. Será muy bueno para nosotros, pero no para el pueblo.
En este sentido, dos actitudes practicadas durante la historia de la Revolución Cubana son fundamentales: Primero, tener un proyecto y no conformarse con la indignación. Tener una propuesta con sus metas y objetivos. Y en segundo lugar, tener raíces populares, contacto con el pueblo. Gramsci dirá: el pueblo tiene las vivencias, pero muchas veces no comprende su propia situación. Nosotros los intelectuales, en cambio, comprendemos esa realidad, pero no la vivenciamos.
Se ha hablado aquí mucho sobre Internet y pienso que allí tenemos una trinchera de lucha muy importante. Tengo 29 000 seguidores en tuiter, pero confieso que me siento más feliz trabajando con 29 campesinos, 29 desempleados o 29 trabajadores.
Cuba es el único país de América Latina que tuvo una revolución exitosa. Recientemente hubo otras, como la de Nicaragua y la que está en proceso en Venezuela. Pero solo la cubana alcanzó una verdadera victoria, porque no fue una revolución como la que sucedió en Europa, un socialismo peluca, de arriba hacia abajo. Aquí no, aquí se trata del cabello, naciendo de abajo hacia arriba.
Llamo la atención sobre esto: debemos practicar la autocrítica y preguntarnos cómo está nuestra inserción social en función de la movilización política y qué proyecto de sociedad estamos elaborando junto con ese pueblo, junto a los indignados, los campesinos y los desempleados.
Seguidamente, resalté la importancia de que todos presionáramos a los gobiernos de nuestros países, para que el jefe de Estado compareciese al evento ambiental Rio+20, a celebrarse junto en aquel año, en Río de Janeiro. El evento, convocado por la ONU, había sido propuesto por el ex presidente Lula y sería organizado por la presidenta Dilma Rousseff.
Hay que convencer a nuestros gobiernos de que estuviesen presentes en Río de Janeiro. No podemos permitir que los jefes de Estado le den la espalda a la cuestión ambiental, porque no se trata de salvar el medio ambiente, se trata de salvar el ambiente todo y el G8 no tiene ningún interés en ello.
Obama pasó por la conferencia Copenhague porque recibió, equivocadamente, el Premio Nobel de la Paz –para vergüenza de Esquivel−, y tenía que pasar por Dinamarca para llegar a Oslo, hacer una escala técnica y un gesto demagogo, pues no se comprometió en absoluto con la preservación ambiental. Se ha de emprender la salvación de este planeta, que ya perdió el 30% de su capacidad de auto regeneración. O se produce una intervención humana o será el apocalipsis. El tema de la ecología es, de todos los temas políticos, el único que no hace distinción de clases.
Finalizo Comandante, agradeciendo su paciencia, su diálogo con todo este grupo y por su capacidad para escuchar. Pido a Dios que bendiga a este país y vele por la vida de Fidel y por su salud.
El diálogo con Fidel había comenzado a las 13:00 horas y terminó a las 22:00 horas, con apenas dos breves interrupciones.