En Argentina la consigna Vivas Nos Queremos, emergente del extraordinario movimiento Ni Una Menos, no ha perdido vigencia. Nos siguen matando, nos siguen violando, nos siguen persiguiendo. El Patriarcado se retuerce, ataca, denigra, margina. La legislaciòn avanzò pero no se aplica, la justicia es machista, los cambios culturales requieren movilización y políticas constantes.
Recordaba estos dìas que para el 8 de marzo de 2016 escribí una carta abierta publicada por un diario porteño, convocando a que todo el feminismo unido portara los retratos de Milagro y de Cristina. Ya 6 años y Milagro y sus compañeras siguen presas y Cristina sobrelleva con inteligencia y un gran estoicismo la màs bizarra y pertinaz persecución política a un lìder, presidenta dos veces y que goza del amor de su pueblo.
En Milagro quieren castigar el atrevimiento de un liderazgo femenino e indígena genuino y una obra impresionante, también desprestigiar y disolver la organización popular. En Cristina se quiere castigar y desacreditar la capacidad de las mujeres para gobernar, conducir, liderar. En el mismo sentido y en el mismo año un golpe blando pero cruel y misógino destituyó y vilipendió a Dilma Rousseff. Tambièn en el marzo de ese mismo año asesinaban a Berta Càceres castigando la defensa que las mujeres hacemos de los recursos naturales y nuestra lucha contra el saqueo y la depredación. Y què casualidad, también en marzo pero del 2018 con el asesinato de Marielle Franco, la lesbofobia castigaba a una lideresa que se atrevía a combatir la corrupción institucional de las fuerzas de seguridad. En estos tiempos nuestra Piedad Còrdoba ha vuelto a ser perseguida a través de la difamación y las fake news.
Cubanas, venezolanas y nicaraguenses son columna fundamental en la resistencia a las sanciones económicas y los bloqueos que azotan a sus pueblos. Sabemos que las todavìa importantes diferencias estructurales entre varones y mujeres descargan en las anchas espaldas femeninas tareas y responsabilidades inmensas para sostener los proyectos que sus pueblos han elegido e inventar soluciones para la salud y las mesas familiares.
En el nombre de todas ellas enarbolamos los rostros y los sacrificios de las valientes mujeres chilenas que abrieron un nuevo camino de transformaciones, las mujeres bolivianas de pollera, que resistieron con sus cuerpos el violento golpe en su país, las colombianas, salvadoreñas y todas las que día a dìa luchan por un mundo sin injusticias, opresión u opresión. Son los rostros de las mujeres que mueren (casi una por dìa en mi día), las golpeadas y las que son abusadas y la justicia no defiende ni redime, las piqueteras que se movilizan por infinidad de demandas, todas las que trabajamos dentro y fuera del hogar y sobrellevamos solas las tareas de cuidado.
Hemos logrado paridad en los cargos, decisión sobre nuestros cuerpos y nuestra salud reproductiva, respeto a las identidades, reconocimientos laborales y provisionales. Claro, el Patriarcado se retuerce, se venga, busca revancha, no admite abandonar la opresión y su sistema de opresión. Por otro lado, las consecuencias de la pobreza estructural de mujeres y niños en el capitalismo neo liberal y en mi país en particular, agravó durante la pandemia la mercantilización de niños y mujeres, las violaciones individuales y grupales se acrecentaron y las mujeres constituyeron el universo màs desplazado de los empleos formales y no formales.
A pesar de los avances legislativos y en políticas públicas, las calamidades mencionadas confirman la importancia de lograr la aplicaciòn de las leyes y los cambios y transformaciones culturales de fondo, que incluye el involucramiento y deconstrucciòn de los varones.
De allí que el Feminismo, acontecimiento extraordinario y revolucionario de la filosofía y el sentido de estos últimos siglos, está obligado a amplìar los cauces del debate, a descartar sectarismos, capillas, tribus, grupùsculos, vanguardias, elites. Está obligado a multiplicarse para abrazar a las mujeres todas y a aquellas de los sectores màs desprotegidos con respuestas entendibles, eficaces, respetuosas de los valores populares. El feminismo debe ser la herramienta para que se instale en el ideario de la política su ètica de la equidad y la justicia, debe instalarse como el instrumento màs poderoso para UN VERDADERO CAMBIO DE PARADIGMA DE LA HUMANIDAD.
Juliana Marino, activa militante en el Movimiento de Mujeres de Argentina, legisladora por la ciudad de Buenos Aires, diputada nacional. Ex Embajadora en Cuba, e integrante de la Red en Defensa de la Humanidad