Recientemente se cumplieron 11 años de la cuarta y última visita de Fidel a Argentina, invitado a participar en la Cumbre de Presidentes del Mercosur. También la última que realizó el Comandante en Jefe al exterior.
Fuente: Cubadebate
Próximo a cumplir 80 años y enfundado en su inseparable uniforme verde olivo, llegó Fidel al aeropuerto internacional Ingeniero “Ambrosio Taravella”, de Córdoba, sobre las 20:30 del jueves 20 de julio de 2006, donde fue recibido por el entonces presidente de Argentina, Nestor Kirchner.
Sería éste el cuarto viaje de Fidel a Argentina. Había estado en Buenos Aires en 1959, invitado por el entonces presidente Arturo Frondizi, después participó en 1995 en la Cumbre Iberoamericana. En mayo del 2003 tuvo lugar su memorable asistencia a la toma de posesión de Nestor Kirchner, oportunidad en la que pronunció su recordado discurso en la escalinata de la Facultad Derecho de la Universidad de Buenos Aires (UBA), ante alrededor de 40 mil personas.
En su cuarto viaje, invitado por el anfitrión, Nestor Kirchner, hizo uso de la palabra en el cónclave de presidentes del Mercosur, celebrado en el Complejo Ferial de Córdoba (primero con Venezuela como miembro pleno del bloque). “Esta integración tiene enemigos de siglos y no son felices cuando escuchan noticias de esta reunión”, dijo Fidel al dirigirse a los presentes en el Plenario.
Según algunos testigos que estuvieron en la sala ese día, Fidel había prometido ser breve y cumplió. Solo intervino por espacio de 45 minutos. Habló de varios países que participaban en la reunión como Bolivia y Venezuela, los que “estaban desarrollando profundas transformaciones económicas y sociales en beneficio de sus pueblos”, así como del Mercosur.
Pocas horas después de culminada la Cumbre de Presidentes del Mercosur, en una gélida noche, típica de estos meses de invierno austral, los dos líderes latinoamericanos estuvieron en la Ciudad Universitaria de Córdoba, la misma que fue escenario de la Reforma Universitaria de 1918, en la llamada “Cumbre de los Pueblos”.
“Ustedes hicieron una reforma que hizo historia, que fue la más importante, estoy por decir que la única. Pero el tiempo ha pasado, y hay que reformar el sistema de estudio mundial”, dijo a los presentes el líder histórico de la Revolución cubana aquella memorable noche en la Universidad de Córdoba, acompañado de Chávez y Hebe de Bonafini, titular de Madres de Plaza de Mayo, agrupación que organizó el acto.
Alrededor de 30 mil personas escucharon a Fidel, quien durante tres horas dialogó con ellos acerca de los más variados temas, incluidos la imperiosa necesidad de la integración latinoamericana y caribeña, los programas sociales en Cuba, la educación pública y la Campaña de Alfabetización de los primeros años de la Revolución, entre otros.
También, entre risas y aplausos de los presentes, detalló su periplo para poder arribar al país. “Esta debe ser la única reunión en la que no me hicieron un plan de atentado”, comentó. “Tuve que desinformar hasta a los amigos. Creo que nadie sabía si yo venía. Ni yo mismo”, ironizó.
Chávez, por su parte, había prometido ser breve. “Se lo dije a Fidel, voy a ser solo su presentador”, dijo ante la multitud que lo ovacionó y repetía su apellido una y otra vez. No obstante, reflexionó sobre el “Cordobazo”, los retos del Mercosur y el imperialismo norteamericano. “Sólo los pueblos hacen historia”, sentenció aquella noche cordobesa.
La última parada de aquella histórica visita de julio del 2006 fue la Casa del Che en Alta Gracia. Desde bien temprano el pueblo salió a las calles de esta villa serrana de 45 mil habitantes, a 40 kilómetros de la capital cordobesa. Fidel y Chávez arribaron pasado el mediodía de una tarde no tan invernal para esa época del año. Recorrieron las salas de un museo abarrotado de personas, posaron para los fotógrafos al lado de la estatua de bronce que recuerda al Che a los 8 años sentado en uno de los muros del portal de la casa e intercambiaron anécdotas de la infancia del Guerrillero Heroico con sus entrañables amigos Calica Ferrer, Enrique Martín y Ariel Vidosa.
“Me puse tan nerviosa que me equivocaba. Es que esto fue histórico, imagínese, tener dos personas tan importantes acá”, explicó a la prensa que cubría la visita Ada Veltre, quien fungió como guía durante el recorrido.
Villa Nydia, como también se conoce la casa donde vivió el Che desde los 4 hasta los 15 años, fue construida por la Compañía de Tierras y Hoteles en 1911 para ser habitada por el personal jerárquico del ferrocarril. De estilo inglés, techos de chapas verdes y tejas ocres, similares a muchas de la cuadra, se convirtió en museo el 14 de julio del 2001. Desde entonces, no ha cesado el ir y venir de miles de turistas de todo el mundo, quienes se asoman con curiosidad a la infancia de un hombre que se ha convertido en leyenda.