Derrotada la violencia callejera, decidieron intensificar una forma de guerra más agresiva y generalizada: la guerra económica a través de una delictiva especulación que ha elevado los precios a niveles desconocidos por el pueblo venezolano: quizás la agresión más criminal que recuerde el pueblo, tanto o más que la violencia callejera.


Geopolítica y el enfoque sobre nuestros problemas económicos

La caída de los precios del petróleo y el dólartoday, que han afectado seriamente a la sociedad venezolana, son medidas de carácter geopolítico. Por supuesto, tienen un componente económico y algunos de sus propósitos son económicos. Que el 92% por ciento de las transacciones en el mercado de divisas se realice a Bs. 10/$ y luego los bienes importados se vendan al precio establecido por el dólartoday, es casi un problema judicial y policial, pues se trata de un acto ilegal cometido por empresarios al servicio de la política imperial. Que las importaciones que realiza el Estado venezolano se distribuyan desde los barcos a canales privados desde donde se organiza el “bachaqueo” corporativo, el contrabando, el acaparamiento y otros crímenes contra el pueblo venezolano, es también un hecho judicial-policial, por supuesto con graves consecuencias económicas. Obviamente, algunas de las soluciones son en el campo de la economía, pero no se debe creer, como lo plantean los neoliberales, que esto se resuelva con medidas macroeconómicas, sin atacar los problemas que las originan, probablemente vinculados a redes de corrupción que involucran a funcionarios gubernamentales y a empresarios. (En la reunión de ayer sobre economía, 23-08-17, el Coordinador de la comisión, informó que el tipo de cambio de 10Bs/$ ya no existe. Yo lo tomé de una información suministrada por Pasqualina Curcio y ratificada en un informe del BCV. Espero que esta situación se aclare. Es posible que ese tipo de cambio ya no exista, pero existió y mientras así fue la realidad que yo refiero fue cierta).

En general, la raíz de los principales problemas económicos que nos agobian tienen una raíz geopolítica, tienen que ver con la siguiente circunstancia: en el entramado geopolítico mundial, en los conflictos de EEUU como Estado con Rusia, China y otras naciones, EEUU se ha planteado recuperar a la región latinocaribeña como su patio trasero y el principal obstáculo que tiene para lograr ese fin se llama Venezuela.

Luego, la economía estadounidense vive una crisis severa y la guerra y la economía de guerra, son para la cúpula militar-financiera que gobierna a EEUU, la solución para salir de ella y tratar de destruir a los que consideran sus enemigos.

El valor geopolítico de Venezuela tiene que ver, entre otros aspectos, con sus grandes reservas de petróleo y otros bienes con inmenso valor estratégico como el oro, coltan, diamantes, agua, etc. En consecuencia, no se trata de desestimar la economía y las soluciones económicas, se trata de tomar seriamente en cuenta el proceso (no simplemente el contexto) dentro del cual los hechos económicos están ocurriendo pues ello facilita tomar distancia de las soluciones neoliberales.

El hilo conductor para buscar la solución a nuestros problemas económicos

Desde hace un siglo, el petróleo, la geopolítica y la economía del petróleo constituyen ese hilo conductor. Cuando en 1934 el dictador J. V. Gómez cancela la concesión a la Petrolia del Táchira y Vicente Lecuna, banquero, apoyado por la mencionada dictadura, le gana el debate a Alberto Adriani, economista y agricultor, sobre el tema de la sobrevaluación del dólar, que favorecía las importaciones, afectaba las exportaciones y condenaba a la agricultura y la industria y por tanto, el desarrollo de una economía no dependiente del petróleo y dominada por las transnacionales petroleras. Es decir, por el petróleo y la cultura que este va determinando. En consecuencia, la política petrolera va decidiendo el rumbo de la sociedad venezolana.

Entonces, al detenernos a pensar sobre cómo elaborar la política para salir de la crisis que vivimos hoy, tenemos necesariamente que pensar en el petróleo y la política petrolera.

En este breve artículo no voy a desarrollar los temas sobre el petróleo y la política petrolera. Sólo quiero destacar lo que se convirtió en pilar fundamental de la política petrolera y la economía venezolana: la siembra del petróleo, propuesta por Arturo Uslar Pietri, basada en la transferencia de renta petrolera a la oligarquía venezolana.

Precisamente la siembra del petróleo se desarrolló apoyada en la transferencia de renta petrolera hacia las empresas, particularmente hacia las grandes empresas. Que hoy se han convertido en empresas transnacionales. De hecho, la transferencia de renta ni siquiera se hace a empresas nacionales, sino al capital internacional.

A través de ese proceso el capital internacional se ha ido apropiando de la renta petrolera. De hecho, la siembra del petróleo se ha realizado en la banca internacional, lo que ha dado origen a las cuentas milmillonarias, que según la revista Forbes, empresarios venezolanos poseen en la banca internacional. Esta cita de un trabajo de Pasqualina Curcio nos ilustra sobre la apropiación de la renta petrolera por parte del capital privado. Veamos:

“Las empresas privadas en Venezuela, especialmente los grandes monopolios nacionales y transnacionales, incluyendo la banca, han contado con suficientes incentivos a lo largo de la historia, especialmente después de 1999. Han recibido el 61% de las divisas provenientes del ingreso petrolero a tasa preferencial, a la par que se han apropiado de más de un tercio de tales ingresos, y a pesar de los casi 700.000 millones de dólares que desde 1970 han recibido, éstas han disminuido 63% la inversión. Por si fuera poco se han beneficiado de una baja presión tributaria pagando menos del 3% del PIB en impuestos, y en el caso de las corporaciones transnacionales, ni siquiera pagan impuestos en nuestro territorio.” (Curcio, 2017).

Sin revisar la política petrolera fundada en la siembra del petróleo y en la transferencia de renta hacia el gran capital, es muy difícil elaborar una política económica realmente soberana. Creo que la historia demuestra que la siembra petrolera ha vulnerado seriamente la soberanía nacional.

Propongo, que en lo inmediato, se suspenda la transferencia de renta petrolera hacia el gran capital y la transferencia de renta sea sustituida por líneas de crédito, con las debidas garantías de que ese crédito será pagado y la nación no siga siendo asaltada por unos empresarios que nunca han sido capitanes de empresa. ¿Será filibusteros el nombre que les cuadre?

Propongo también que esta ANC designe una comisión que estudie la transferencia de renta petrolera y se haga seguimiento a los flujos de renta petrolera que se han transferido al capital, el uso que se le ha dado, determinar cómo masas importantes de renta han sido desviadas hacia la banca internacional y la especulación financiera, estafando a la nación venezolana.

Sólo el Presidente Chávez realizó una transferencia de renta petrolera orientada hacia el bienestar de la población y le dio un uso geopolítico, que fundó la Geopolítica de la Liberación, al dar impulso al Alba-TCP (Alianza Bolivariana de los Pueblos de Nuestra América), la Unasur, la Celac, Petrocaribe, el Asa (América del Sur África), el Aspa (América del Sur Países Árabes); la alianza con Rusia y China y en general una geopolítica para enfrentar la geopolítica para la dominación de los pueblos por parte de los grandes imperios. Estrategia que ha sido continuada por el presidente Nicolás Maduro.

También fundó una política social que logró convertir a Venezuela en el país menos desigual de la región latinocaribeña, la que definitivamente esta ANC debe darle un giro hacia la retribución solidaria y la unión de todo el pueblo, venezolano.

La naturaleza de la guerra que se libra en Venezuela

Como sabemos se libra una guerra de cuarta generación, una guerra no convencional, una guerra de baja intensidad, que se caracteriza por un uso limitado de las armas de fuego. La guerra mediática, las operaciones de guerra psicológica, el convertir al cerebro y alma humanas como un campo de batalla, el uso intenso y decisivo de la guerra económica, son sus herramientas principales.

Otra característica es la combinación de las formas de lucha, pacíficas y violentas, legales e ilegales; pero sobre todo una sibilina forma apoyada un una significativa utilización de la guerra mediática empleando los medios convencionales (radio y TV) y muy especialmente las redes digitales, que comúnmente son llamadas redes sociales, para culpar al gobierno de todas las tropelías que realizan. Esta ha sido una de sus armas más poderosas.

La convocatoria a la ANC y su exitosa realización con un protagonismo heroico del pueblo venezolano, el chavista y también el no chavista, derrotó, por ahora, una de las formas de esta guerra: la violencia callejera, claramente criminal y fascista. Esta derrota los obligó a cambiar su táctica, pero no su estrategia de guerra criminal, pues esta no es impulsada por la dirección opositora que permanece en Venezuela, sino por la dirección imperial. Derrotada la violencia callejera, decidieron intensificar una forma de guerra más agresiva y generalizada: la guerra económica a través de una delictiva especulación que ha elevado los precios a niveles desconocidos por el pueblo venezolano: quizás la agresión más criminal que recuerde el pueblo, tanto o más que la violencia callejera. Esta fue principalmente en la calle, visible, inocultable, por eso fue más fácil derrotarla.

Pero la especulación con los precios o inflación inducida, ha penetrado profundamente en los hogares venezolanos, donde derrotarla es más difícil. Es una seguidilla de puñetazos al estómago, a la conciencia y al alma que se realiza cada segundo, que ha generado hambre, desesperación y angustia en las familias y una sensación de desamparo.

La urgencia en derrotar esta variante de la guerra, la guerra económica es fundamental y no puede confundirnos. La derrota de la violencia callejera no debe crear la apariencia de ha sido conquistada la paz. Por el contrario, ahora es cuando la guerra se ha agudizado y se prepara para tomar la escena política tratando de arrinconarnos ante una problemática que ha sido difícil de derrotar, sobre todo porque ha contado con poderosos aliados internos, la quinta columna que he mencionado otras veces.

Creer que la paz se ha logrado nos desarmaría aún más. Derrotamos una de las formas de lucha de la guerra permanente que el imperio ha lanzado contra Venezuela. Ese es un gran mérito, en primer lugar, del presidente Maduro y especialmente, del pueblo que se batió heroicamente en calles, ríos, montañas, barrios, campos, urbanizaciones, contra la violencia imperial y la ganó en una epopeya que todavía no se ha terminado de contar. Capítulo que es necesario contar para lograr un cierre de esta primera victoria y poder iniciar la segunda, en la que la economía toma la forma principal de esta guerra que no por casualidad se llama guerra económica.

No haber realizado esta batalla, simultáneamente, con la batalla política que emprendimos desde el 4 de agosto, enjuiciando a la fiscal, es algo que puede ser enmendado. Sobre todo si no se afirma que la paz se ha logrado. No, derrotamos a la dirección opositora en la violencia callejera a través de un poderoso medio político: la convocatoria de la ANC por parte del presidente Maduro y su heroica ejecución el 30 de julio por parte del pueblo venezolano. Pero la guerra ha continuado con más fuerza profundizando la manera como se inició hace un buen tiempo: la guerra económica. No es un simple efecto mediático. Es el sufrimiento multiplicado de los hogares venezolanos que comenzaron a sentirse solos. Estamos a tiempo.

 

 

Por REDH-Cuba

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