Más allá del desempleo, recortes en otras áreas, como educación y transporte, también perjudican la vida de los jóvenes
Fuente: Brasil de Fato
Brasil viene enfrentando la mayor crisis económica de la historia del país. La caída del Producto Interno Bruto (PIB) por dos años consecutivos impacta la vida de la juventud en lo que se refiere al incremento del desempleo, caída en inversiones, disminución de la renta media de las familias, entre otros factores económicos.
La política económica adoptada por el gobierno golpista de Michel Temer nos está llevando a una situación cada vez peor. El gobierno considera que la crisis económica actual se debe al crecimiento exagerado del gasto público. En esta perspectiva, el remedio de recortar drásticamente los gastos primarios, es decir, todo lo que en el presupuesto del gobierno no honre las obligaciones financieras, se vuelve amargo, profundamente ineficiente y agrava la situación de los pacientes.
La actual crisis brasileña tiene que ver con la caída de ingresos. El recorte de gastos en una economía en crisis solamente provoca que los ingresos públicos disminuyan aún más. En momentos de crisis -en los que ni las familias ni las empresas pueden adquirir nuevas deudas- solamente el Estado puede crear condiciones para hacer una política contracíclica para garantizar los niveles de renta interna y así preservar empleos e inversiones.
En este escenario, los trabajadores son los más afectados. En la clase obrera -que no es homogénea- podemos afirmar seguramente que las mujeres, los afrodescendientes, los jóvenes son los más vulnerables a las crisis y a las políticas de austeridad, como los recortes al gasto público y la baja de salarios. En esa reflexión hablaremos solamente sobre la juventud.
1. Una de las principales características de las crisis es el importante aumento del desempleo. En ese contexto los jóvenes siempre son los más afectados. Actualmente la tasa de desempleo juvenil está en 28% (con datos de la Encuesta Nacional por Muestreo de Domicilios [PNAD por sus siglas en portugués] (Instituto Brasileño de Geografía y Estadística, 2017). Es decir, de cada cuatro jóvenes en el país, uno de ellos está desempleado.
2. El incremento del desempleo juvenil no se explica solamente por la contracción y cierre de puestos de trabajo. El porcentaje de jóvenes desempleados antes de la crisis era mucho menor porque gran parte de ellos no estaba buscando trabajo. Pero con la crisis, las familias que mantenían sus hijos estudiando por más tiempo ya no pueden hacerlo más -sea porque alguno de sus miembros está desempleado o porque la renta familiar ha disminuido. Así, los jóvenes empiezan a presionar la tasa de paro, lo que es muy malo para la economía nacional, pero mucho peor para la juventud que anteriormente podía solo estudiar y rendir los exámenes de ingreso para las universidades en mejores condiciones o incluso conseguir un puesto de trabajo más calificado.
3. La rotación de puestos de trabajo también es mayor entre los jóvenes. Eso quiere decir que ellos son los primeros despedidos en momentos de crisis financiera;
4. Las políticas de recortes en el gasto público, por ejemplo la Enmienda Constitucional (EC) 95 [que crea el techo del gasto público] impacta sobretodo las posibilidades futuras de la juventud, pues congela los gastos en la educación, una de las áreas que acompaña a la juventud a lo largo de su desarrollo;
5. Además, los recortes en otras políticas que tienden a intensificarse en momentos de crisis -por ejemplo la extinción del pase de transporte estudiantil gratuito para estudiantes en la ciudad de São Paulo- perjudican los estudios y el ocio juvenil, principalmente de los jóvenes que viven en las periferias de las ciudades brasileñas.
Estos son solo algunos ejemplos que ayudan a comprender que las crisis económicas y sus políticas neoliberales de solución a corto plazo, tienen impactos sociales permanentes, contribuyendo a frustrar uno de los principales sueños de la juventud, que se expresa en la perspectiva de un futuro mejor.
Si estos problemas son colectivos, las salidas también son colectivas y pasan por la organización social de los jóvenes y la defensa de otro proyecto nacional.
Juliane Furno es doctora en Desarrollo Económico en la Universidad de Campinas y militante del Levante Popular da Juventude.
Traducción: Luiza Mançano, para Brasil de Fato.