En este espacio he denunciado reiteradamente las acciones y planes intervencionistas de Estados Unidos contra los gobiernos revolucionarios y progresistas de nuestra América. He subrayado que esta conducta se ha tornado singularmente agresiva en el gobierno de Donald Trump, confirmado por el reciente periplo a la región de Rex Tillerson, secretario de Estado y ex CEO de Exxon.
He tratado de aportar al conocimiento sobre la criminal política de asfixia económica y cambio de régimen seguidas desde 1959 contra Cuba por todos los presidentes de Estados Unidos. Sin excluir a Obama, pues aunque flexibilizó en parte el cerco y dio el importante paso de restablecer relaciones diplomáticas, no hizo todo lo que estaba a su alcance por levantar el bloqueo. Además, recrudeció en extremo la persecución de las operaciones financieras cubanas en el mundo. Respecto de la administración Trump, he insistido en que la relación con La Habana ha experimentado un retroceso comparable a los peores tiempos. Hay un alza irracional de la hostilidad, la grosería y la injerencia gringos, recientemente reforzados por una desquiciada orden ejecutiva para crear en la isla una red paralela de Internet destinada a derrocar al sistema escogido por el pueblo cubano.
En otras ocasiones he denunciado actividades de la contrarrevolución (anti) cubana en México y he alertado cómo podrían lesionar severamente las históricas relaciones de amistad entre Cuba y este país. De nuevo me veo en el deber de advertirlo ante la desembozada actividad contra Cuba de René Francisco Bolio Halloran, procurador federal agrario en la Ciudad de México.
El caballero no se mide. Con antecedentes de militancia en la ultraderecha mexicana del sinarquismo, se ha prestado para presidir la denominada Comisión Internacional Fiscalizadora de los Crímenes de Lesa Humanidad del Castrismo (Cuba Justicia, le dicen). Aunque los nombres de sus restantes miembros han aparecido en medios de Miami y en cables de la agencia Efe, no tiene sentido mencionarlos, pues son unos perfectos desconocidos. El hecho ominoso es que un funcionario del gobierno federal de México sea el líder de este grupo, que según declaraciones a Efe de Bolio ha celebrado ya dos audiencias públicas. Una en la sede de la municipalidad de Miami y otra en un edificio del Congreso en Washigton; y proyecta celebrar dos más en lo que queda de año. La comisión, añade, se nutrirá, además, de los informes de organizaciones dentro de Cuba. Como ha sido ampliamente documentado en los cables de Wikileaks y en otras fuentes, quienes integran la contrarrevolución en Cuba, además de repudiados por el pueblo, son vulgares mercenarios que se pelean con sus homólogos de Miami los fondos que les asigna el gobierno de Estados Unidos del total y mayormente secreto presupuesto para el cambio de régimen.
El grupo encabezado por Bolio no ha simulado siquiera una investigación. Tiene prisa. Y el 12 de febrero anunciaba en Miami que tres días antes había entregado al Departamento de Estado en Washington una lista “preliminar” de 42 funcionarios cubanos supuestamente autores de crímenes de lesa humanidad. El objetivo que aducen sería risible si su intención no fuera tan injuriosa: que Washington impida la entrada y congele las cuentas bancarias en su territorio a los enlistados, encabezados por el presidente Raúl Castro. No podía faltar una visita del grupo al servil Luis Almagro, secretario general de la OEA.
Las actividades anticubanas de Bolio son de suma gravedad en lo político, legal y moral. Un funcionario del gobierno mexicano que, sin duda, en este sexenio se ha esforzado por mantener relaciones cordiales y de respeto con Cuba, no sólo encabeza esta comisión, sino que en acto incalificable, entrega la calumniosa lista al gobierno que –ese sí– no ha cesado de cometer crímenes de lesa humanidad contra el pueblo cubano. El bloqueo y las criminales agresiones de Washington a Cuba califican sobradamente como terrorismo de Estado, como lo han enfatizado eminentes juristas y, entre otros, el Tribunal Internacional Benito Juárez (www.jornada.unam.mx/2005/04/26/ index.php?section=politica&larticle =021n1po) ¿Ha actuado Bolio por su cuenta? ¿Hace sin conocimiento de sus superiores viajes al extranjero que no tienen que ver con la Procuraduría Agraria? Acaso esto ayude a explicar las acusaciones de las comunidades indígenas de la Cuenca de México contra el supuesto ataque sistemático del funcionario a sus derechos ancestrales, documentado en estas páginas por Hermann Bellinghausen.
(Tomado de La Jornada)