Hace apenas unas horas disfruté de la película, Mark Feld, magistralmente interpretada por Liam Neeson, y dirigida por Peter Landesman, que relata algunos episodios de la vida del director adjunto del FBI e investigador acucioso del conocido escándalo político “Watergate”, quien luego fuera conocido como “garganta profunda”, por haber filtrado –para impedir el cierre de la encuesta- la investigación que realizaba a la prensa norteamericana.
En el film se nos presentan los esfuerzos de la Administración de Richard Nixon por ocultar lo sucedido, para ganar la relección y que finalmente –destapado el escandalo- condujo a la renuncia de aquel corrupto político.
Pero, ¿Cuáles fueron las causas del “watergate”? En julio de 1972 George McGovern candidato demócrata a la Presidencia, había estado en Cuba, conversando con Fidel sobre relaciones políticas y agresiones imperiales y algún trasnochado agente CIA informó que había “recibido” instrucciones y dinero en la Isla para apoyar su campaña electoral.
Entonces, Nixon –oportunista congénito– apeló a sus “plomeros”, un grupo de “cubanos” encabezados por Howard Hunt, Bernardo Baker, Rolando Eugenio Martínez, Virgilio González, James Mc Cord y Joaquín Sanjenis, el jefe de la operación 40, ya integrados como “investigadores” de la Casa Blanca, para penetrar en las oficinas del partido Demócrata, situada en los edificios Watergate, colocar micrófonos y obtener las pruebas de “la complicidad de Castro” en la campaña política del candidato demócrata, para desacreditarlo y ganar las elecciones de noviembre, pero, la policía metropolitana capturo al grupo in fraganti, ocupando teléfonos y datos que los vinculaban al personal de la Casa Blanca.
Ese fue el origen de “watergate” y de la investigación que narra la película, aunque ésta solo se centra en las vicisitudes del personaje del FBI y su inclaudicable posición de investigar hasta las últimas consecuencias, algo que finalmente sucederá y entonces, el fantasma del “mecanismo cubano americano de la CIA” surgirá con sus antecedentes y sucias operaciones.
“Bahía de Cochinos” fueron las palabras que se escucharon en la oficina Oval y que los equipos magnetofónicos allí situados captaron, al ser repetidas una y otra vez por un Nixon aterrado ante estos hechos. Cuáles serían las razones de aquel trauma? ¿A qué temía el Presidente cuando quiso ocultar “watergate” y ordenar al FBI exculpar a “sus cubanos”?, pues, sencillamente a que la opinión pública norteamericana conociera aquella trama terrorista de crímenes y agresiones contra Cuba que comenzara en “Bahía de Cochinos” y se prolongaría hasta nuestros días, también, a que los “cubanos” detenidos a cambio de reducciones de penas, confesaran su largo historial de crímenes, entre ellos la ejecución de Kennedy el 22 de noviembre de 1963 en Dallas, Texas
Bajo la impresión del film, desperté en la madrugada meditando sobre la historia oculta y no develada por la película, las causas reales de “watergate”, solapadas en la guerra emprendida por Estados Unidos contra Cuba desde el mismo día del triunfo de la Revolución.
La historia de aquella obsesión es añeja y probablemente comenzó durante el siglo XIX, cuando se acuñó el concepto de la “fruta madura” por los mandantes norteamericanos de la época, luego, revivida por las luchas independentistas y patrióticas de nuestro pueblo en el pasado siglo y finalmente, el triunfo de la Revolución cubana en 1959.
Desde aquel momento la obsesión se incrementó y el enfrentamiento se hizo frontal, cuyo hitos fueron: Playa Girón, la Crisis de Octubre, el propio magnicidio de John Kennedy por intentar proyectar una nueva política de paz mundial y cambiar su estrategia hacia Cuba; la persecución implacable y asesinato del comandante Ernesto Guevara por luchar en la defensa de los desposeídos en el Congo y Bolivia; el asesinato de Robert Kennedy en 1968 al pretender acceder a la presidencia y cambiar la política norteamericana hacia Latinoamérica y el Mundo. En los setenta, el triunfo de la Unidad Popular en Chile con Salvador Allende, la exitosa visita de Fidel Castro a ese país y el fracaso de los cinco complots para asesinarlo; el golpe de estado y la masacre del pueblo chileno con el dinero de la Administración Nixon; Watergate con la implicación directa del conocido entramaje del mecanismo cubano americano de la CIA y la mafia; las campañas terroristas, biológicas y de guerra sicológicas contra Cuba; la organización por la CIA de la operación Cóndor, con un equipo de asesinos y terroristas integrados por agentes de la “operación 40”; la voladura de un avión comercial cubano en pleno vuelo; mientras ellos, el Imperio hasta entonces invencible, tenía que afrontar la ayuda militar y multilateral de Cuba a la independencia de Angola; y el triunfo de la Revolución Popular Sandinista en Nicaragua.
En los ochenta, la provocación de la embajada del Perú y el éxodo del Mariel; la guerra en Nicaragua; el escándalo IRAN-CONTRA que destapó el contrabando de drogas –por agentes CIA de origen cubano- aprobado por la Administración Reagan para sufragar a los antisandinistas; la derrota militar surafricana en Angola, la paz en aquel país y el desmoronamiento, a causa de ese evento, del apartheid en Sudáfrica;
Para la última década del siglo, con el derrumbamiento de la URSS, Estados Unidos apretó todas las tuercas del bloqueo, con las leyes Torricelli y Helms-Burton e hizo sobrevenir en Cuba –para poder resistir- una de sus etapas más dolorosa en esta guerra: El periodo Especial y la batalla por el niño Elián; aun así, Cuba agredida y cercada, desarrolló intensas campañas de educación y salud en solidaridad con países de América, África y otros continentes, concluyendo aquella década con el triunfo de Hugo Chávez y su revolución bolivariana en Venezuela.
El nuevo siglo, ha sido testigo de las campañas mundiales de solidaridad por la liberación en Estados Unidos de los cinco héroes cubanos; la lucha tenaz de los médicos cubanos y el personal de salud por elevar los niveles de vida de millones de seres humanos, en todos los “oscuros rincones del Mundo”, incluido la heroica batalla contra el Ebola en África. Una relativa distención con el gobierno norteamericano de Obama, que restableció las relaciones diplomáticas y reconoció que las agresiones de más de medio siglo, nada habían podido contra de Cuba y que sería suplantada por la errática presidencia de Trump, la “provocación sónica” y el retroceso total de los avances en las relaciones entre ambos países, que han desembocado en el incremento de la agresión, con campañas mediáticas que intentan afectar el turismo, principal fuente de divisas cubanas; la supresión de facto de los acuerdos migratorios, las nuevas medidas encaminadas a influir en el país por medio del internet y el incremento de sanciones financieras a las empresas que comercien con Cuba, en fin, más bloqueo.
Mientras Cuba, ha continuado con el perfeccionamiento de su Socialismo, el fortalecimiento de sus instituciones y de las relaciones con todos los países del Mundo, también en el ejercicio pleno de la solidaridad con quienes la han necesitado. Por citar solo un ejemplo, en los últimos 15 años de relaciones con Bolivia, los médicos y personal de salud cubano dio 60 millones de consulta, operaron a más de 200,000 pacientes de afecciones visuales y participaron en la alfabetización de millones de bolivianos con el modernísimo programa “yo sí puedo”. Si ello no es humanismo, lealtad, amistad, amor al prójimo, que “baje Dios y atestigüe lo contrario”.
Es realmente una política caprichosa la de Trump? Podemos esperar cambios a mediano plazo de ella? Sinceramente no lo creo. Allá en el Norte, no mandan ni los marcos rubio ni los bob menéndez, sino el poder real, entiéndase el complejo militar industrial congresional, los petroleros, el imperio financiero y… el complejo de Inteligencia y Seguridad de ese país con la Agencia Central de Inteligencia a la cabeza, que no perdonan el pecado original de los cubanos: HABER REALIZADO UNA REVOLUCION VERDADERA a sus puertas y mantenerla por más de medio siglo.
No me hago ilusiones. Por las informaciones conocidas de la prensa imperial, ya están en marcha nuevas ofensivas contra Cuba, que derrotaremos, armando a nuestro pueblo –como nos enseñó Fidel- con ideas, conceptos, nuevos proyectos socialistas y revolucionarios; haciendo más Revolución, erguidos con la fuerza que nos proporciona la dignidad y el patriotismo, con más democracia, independencia y soberanía.
Venezuela y Cuba son hoy el peligro real que el IMPERIO advierte para la estabilidad de sus intereses y ambiciones en el Continente y aunque ya no están con nosotros aquellos gigantes de la historia: Fidel Castro y Hugo Chávez, nuestros pueblos sabios y combativos, armados de sus ideas y con las banderas de lucha desplegadas, los volverán a vencer. No me cabe la menor duda.